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En Fuerza Popular hay un ‘anti coctel’ simbólico y caleta. Muchos ni saben por qué la Autoridad Nacional de Control del Ministerio Público lo ha sancionado, así que se los consigno: se le suspende 6 meses por investigar al abogado Arsenio Oré por obstrucción a la justicia. Pérez debía saber, por principio procesal, que no podía perseguir a Oré, sino otro fiscal. El TC lo dijo en una sentencia y eso gatilló el castigo disciplinario.
“Delia Espinoza está inmersa en un conflicto de cuidado con Boluarte y la mayoría congresal. Para ella, Pérez era un lastre en esa guerra”
Pérez está más molesto con su jefa Delia Espinoza que con Fernández Jerí, de quien solo esperaba sanciones. Es la fiscal de la nación quien le ha bajado el dedo; por eso -repito- esta semana acabó una era o, al menos, un ciclo.
Desde que allanó el local de Fuerza Popular en el 2017 -¡cuando FP había clavado una denuncia constitucional al FN Pablo Sánchez¡- José Domingo fue una piedra en el zapato de todos los fiscales de la nación.
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Sánchez no soportaba que enervara la bronca del MP con los fujimoristas, pero decidió tolerarlo. Pedro Chávarry se equivocó creyendo que podía manejarlo y cavó su tumba cuando lo apartó. Tuvo que reponerlo. Zoraida Ávalos hizo igual que Sánchez y Patricia Benavides, ella sí, conspiró para sacarlo. Pero Benavides cayó estrepitosamente antes que todos sus enemigos.
La ojeriza de doña Delia no es elucubración mía. Es una cuestión de supervivencia. Tomó el cargo en plena polarización absoluta del Ministerio Público con Dina y el Ejecutivo y lo último que quería era que la perciban cerca de Pérez y de su jefe Rafael Vela; pues encarnaban la severidad -y los excesos- con los que el Equipo Lava Jato persiguió a políticos de la coalición que hoy manda. Su foto con ellos en una presentación del equipo Lava Jato fue una metida de pata que delató cuando se sentó a su lado con sus lentes de chancona y se paró a los pocos minutos.
Ya había ordenado que ningún fiscal diera declaraciones sin su permiso; medida probablemente diseñada pensando en Pérez, Vela y Marita Barreto, otra fiscal polarizadora. El FN interino, Juan Carlos Villena, ya había abierto investigaciones contra ambos, sin mucha carne, tras las historias que contó Jaime Villanueva. Pateó para Delia el estatus laboral y disciplinario del par.
Doña Delia retiró a Vela de la coordinación de las fiscalías de lavado de activos, pero lo mantuvo en Lava Jato, en parte, para que responda a la retaliación de los acusados. A Pérez se lo dejó a Fernández Jerí. Esto tampoco es elucubración mía, lo ha explicado el propio José Domingo en RPP en el primer día de su suspensión.
Pérez contó que el fiscal Marcial Páucar, asesor de Espinoza, habría obstruido la investigación de un audio en el que supuestamente Fernández Jerí y Christian Salas (abogado de Fuerza Popular) planean cómo cortar su cabeza. La hipótesis del suspendido es que la FN y Páucar cuidaban que nada arruinase la ruta de la ANC hacia su suspensión.
Cambio de elenco
No ha terminado la polarización, pues; sino un ciclo de ella. Las fuerzas llamadas ‘caviares’ por los partidos de derecha, están muy difusas y desalentadas como para defender a Pérez. Además, muchos jueces y expertos han cuestionado su premisa penal de considerar delito de lavado de activos a la recepción de aportes de campaña de Odebrecht; y han criticado excesos en detenciones preliminares, prisiones preventivas y criminalización de testigos.
Ahora la polarización tiene otra agenda y otro elenco en el que sobra José Domingo. El nuevo rostro que encarna el afán justiciero progresista es Harvey Colchado que enfrentó por igual a Castillo y a Boluarte.
Por supuesto, a Pérez le queda pelear su sanción en el fuero judicial. Por esa vía, Vela logró ser repuesto a los 3 meses, tras una suspensión de 8 meses que le puso la ANC a fines del 2023. Esa vez, Fernández Jerí esgrimió una razón endeble (la queja de una jueza que fue criticada por Vela) y tuvo una aliada incendiada, la FN Benavides. Esta vez, el jefe de la ANC coincide con Doña Delia, que a veces da palos de ciega, pero no tiene anticuchos y está inmersa en un conflicto de cuidado con Boluarte y la mayoría congresal. Para ella, Pérez era un lastre en esa guerra.
José Domingo siempre ha dicho que no le interesa la política ni está sesgado por ella. Ahora tendrá que considerarla en serio, pues ya ha recibido una sanción del ente disciplinario, pero viene la venganza de los acusados.