El frío de la mañana del sábado 26 de octubre no detuvo a nueve niñas menores de 13 años que, a pesar de estar acostumbradas al calor de Tingo María, se presentaron en el Complejo Municipal Magdalena Costa Verde de Lima. Después de un largo viaje en bus de 12 horas, lograron hacer su debut en el Semillero Repsol Fútbol Femenino, llevándose una victoria de 2-0 contra Sport Neciosup. Este primer triunfo no solo simboliza éxito, sino la realización de un sueño colectivo.
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El corazón del equipo latió más fuerte que el clima aquel primer día. Jorge Huayanay Gonzáles, entrenador de AS Tingo, se sienta a conversar con El Comercio sobre lo que significa para él y sus jugadoras estar en la capital. “Para nosotras, Lima representa una oportunidad inigualable para mejorar nuestra competitividad, algo que no podemos encontrar en Tingo María”, expresó con sinceridad.
Los miembros de AS Tingo entrenan tres veces por semana en una cancha más pequeña, un desafío que hace que cada partido en Lima sea aún más valioso. “Estamos emocionados por el torneo. Es una oportunidad para que las niñas se muestren. Hay talento en todos los rincones del Perú, y gracias al apoyo de los padres, pudimos hacer este viaje. Agradecemos a El Comercio, Repsol y a Igma Sports por la realización de este torneo”, enfatizó Huayanay.
El club nació del amor por el fútbol que siente su hija Camila. “No había academias exclusivas para niñas en Tingo María, así que decidí estudiar para ser entrenador. No lo hice por un negocio, sino para potenciar el fútbol femenino”, relató. A pesar de las dificultades que enfrentaron al inicio, con derrotas en torneos de varones, la determinación del equipo solo creció. “Hemos jugado contra equipos importantes como la U y Sporting Cristal. Hemos demostrado que con esfuerzo, los sueños se pueden alcanzar”, añadió.
En Tingo María, el interés por el fútbol femenino está en aumento. Huayanay reconoce que, poco a poco, las familias han comenzado a apoyar a sus hijas en este deporte. “Al principio pensaban que el fútbol era solo para varones, pero estamos cambiando eso”, comentó, reflejando la evolución en la mentalidad de la comunidad.
La emoción de las niñas es contagiosa. Para muchas, este viaje a Lima es la primera vez que conocen el mar. “Es una experiencia increíble para ellas”, subrayó el entrenador, reconociendo el impacto que tiene esta aventura en sus vidas. “El crecimiento de academias para niñas aquí en Lima es un motivador más que puede ayudarnos a mejorar nuestro nivel”.
La logística de AS Tingo es compleja. Después de cada partido, el equipo debe regresar a Tingo María para continuar con sus estudios. “Es un sacrificio impresionante”, admitió Huayanay. “Los gastos son altos, así que viajamos los viernes, llegamos el sábado, y luego regresamos. Es un esfuerzo físico y mental muy grande”.
El objetivo de cada participante es claro: “Hemos venido a ganar y a que las chicas tengan más roce”, señaló. Aunque el equipo debutó en Lima con solo diez jugadoras, Huayanay comparte que su sub-12 cuenta con 18. “La falta de recursos limita nuestras posibilidades de traer a todas”.
Camila Huayanay, figura del AS Tingo
Camila Huayanay, con un gol en su primer partido, expresa su deseo de triunfar. “Queremos ganar el torneo. Viajar 12 horas desde Tingo María para llegar aquí es un gran esfuerzo”, comentó con la firmeza típicamente admirable en alguien de su edad. “En nuestra ciudad no hay muchos torneos formativos para mujeres, y esta es una gran oportunidad”, agregó.
Desde los ocho años, el fútbol ha sido su pasión. “Soy zurda, juego de delantera por la banda izquierda, y admiro a Lionel Messi”, compartió, iluminando su rostro mientras hablaba. Su sueño es convertirse en jugadora profesional y, algún día, estar en la selección nacional. “Este torneo es una gran oportunidad. Venimos a demostrar que tenemos lo que se necesita”, concluyó con determinación.
AS Tingo ha comenzado su camino en el Semillero Repsol Femenino con un mensaje claro: el esfuerzo, la disciplina y la pasión siempre rinden frutos. Con cada victoria, no solo están ganando partidos, sino también el respeto y la esperanza de un futuro mejor para el fútbol femenino en Perú.
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