domingo, diciembre 7

El turismo en el Perú aún no ha recuperado los niveles de 2019. Machu Picchu, nuestro principal destino turístico, cumple 42 años como Patrimonio Cultural de la Humanidad y enfrenta problemas de gestión, infraestructura y seguridad que amenazan su estatus como Maravilla del Mundo.

Durante años se asumió que el santuario dinamizaría por sí solo el turismo nacional, pero sin inversión ni gestión eficiente, ese potencial se ha ido perdiendo. Corregir ello es urgente para recuperar el turismo, dinamizar la economía cusqueña y beneficiar a millones de peruanos que dependen de esta actividad.

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Machu Picchu

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Situación actual del turismo

Según la Organización Mundial del Turismo, entre enero y agosto de 2025, Perú recibió 24% menos turistas internacionales respecto de 2019, la segunda mayor caída en Latinoamérica. En cambio, Colombia, Brasil y Chile ya superaron largamente sus niveles prepandemia desde hace varios años. Pese a ello, Cusco ha mostrado avances.

Entre enero y agosto del 2025, el movimiento de pasajeros superó en 700 mil los niveles de 2019 y, a setiembre, los arribos de turistas extranjeros a hospedajes aumentaron 12,9%. Además, a octubre de 2025 la venta del Boleto Turístico para los principales atractivos de la región creció 19,6% versus similar periodo de 2019.

Sin embargo, Machu Picchu aún enfrenta desafíos: las visitas no han podido recuperar el nivel máximo de 1,6 millones alcanzado en 2019 y, según estimaciones del IPE, se encuentran 24,8% por debajo de lo esperado según la tendencia prepandemia, lo que representa una pérdida de 5,5 millones de turistas desde 2020.

Potencial perdido

Las menores visitas a Machu Picchu han impactado en el dinamismo económico del Cusco. Si las visitas hubieran alcanzado los 2,1 millones en 2025, como se proyectaba según la tendencia prepandemia, la mayor actividad turística habría sumado medio punto porcentual de crecimiento al PBI de la región. En un año en el que, según estimados del IPE, el PBI cusqueño caería alrededor de 7%, todo impulso suma.

La caída en visitas también amenaza la sostenibilidad financiera del santuario: según estimaciones del IPE, los visitantes que no llegaron desde 2020 – de los cuales el 95% fueron extranjeros – han causado una pérdida acumulada de ingresos por boletos equivalente a S/770 millones, ajustando por inflación.

Finalmente, preocupa también que el empleo no se haya recuperado en el sector: en 2024, Cusco registró 34% menos empleos turísticos respecto al 2019, lo que equivale a 33 mil trabajadores menos. Esta caída es cuatro veces mayor que en el resto de las regiones (-8%).

Pérdida de competitividad

El menor atractivo de Machu Picchu se debe, en parte, a una gestión deficiente del ingreso a la ciudadela. Desde el 2022, se reservan mil de los 3.500 boletos diarios (4.600 en temporada alta) para la venta presencial en Machu Picchu pueblo, lo que deriva en largas colas, dificulta la planificación de los viajes y genera, en la práctica, la obligación de pernoctar en el lugar.

Asimismo, la gestión física de los boletos es poco transparente: un reciente informe de Contraloría alertó sobre la custodia deficiente del efectivo.

A ello se suman los cuellos de botella en el transporte. El fin de la concesión de buses de la empresa Consettur en setiembre desató protestas y bloqueos viales que dejaron varados a cientos de turistas. Además, la creciente inseguridad en el país ocasionó que, entre enero y noviembre, EE. UU. emitiera 13 alertas de viaje por motivos de seguridad como manifestaciones, paros y estados de emergencia, lo que desincentiva la llegada de visitantes.

Mientras tanto, el aeropuerto de Chinchero, que duplicará la capacidad de tránsito de pasajeros del actual aeropuerto, acumula seis años de retraso y apenas presenta un tercio de avance.

Rutas de acción

En “Machupicchu: El camino a su sostenibilidad”, libro publicado por el IPE y el Instituto Cusqueño de Economía, se propone: (i) implementar un sistema de reservas digital y transparente, (ii) asignar entradas y horarios en coordinación con operadores de transporte, (iii) habilitar dos nuevos centros de visitantes, más accesos y rutas que amplíen el territorio de visita (iv) conectar el santuario a la red vial e integrarlo con Choquequirao y otros destinos cercanos.

Se requiere liderazgo y decisión política de las autoridades nacionales y locales, para no ceder ante intereses particulares, y ejecutar las acciones necesarias y urgentes para recuperar el atractivo de este patrimonio cultural de la humanidad.

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