sábado, diciembre 13

LEE MÁS: “Sus expectativas eran muy altas”: los detalles de una negociación fallida y cómo fueron las últimas horas de Fossati con el buzo de la ‘U’

La crema busca que en sus oficinas, donde hace semanas se celebraron los objetivos del tricampeonato, vuelva la paz que perdieron por la resolución del contrato con Jorge Fossati. Si alguien pensó que la ‘U’ marcha de cero en la designación del nuevo entrenador, nada más alejado de la realidad. Al contemplar la posibilidad de que el uruguayo no siga, la jefatura que lidera Álvaro Barco ya manejaba un Plan B y un Plan C. Desde ayer, esos planes se activaron y hoy siguen su curso.

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El ‘Tri’ dejó no solo trofeos, sino una huella de exigencia histórica. Y esa exigencia hoy pide un técnico que no solo sostenga un proyecto ganador, sino que lo profundice con mirada fresca, valentía táctica y una sensibilidad poco habitual para los grandes clubes. ¿Qué busca la ‘U’? Un entrenador joven, cercano a los 50 años, con raíces metodológicas claras en la cantera y con la flexibilidad táctica que exige una Copa Libertadores cada vez más competitiva.

Javier Rabanal salió campeón con Independiente del Valle en el 2025. (Foto: AFP)

Entre los nombres que suenan con más fuerza en la directiva crema, uno se destaca con luz propia: el del español Javier Rabanal, reciente campeón de la Serie A ecuatoriana con Independiente del Valle, club con una filosofía de fútbol ofensivo, posesión y desarrollo de talentos jóvenes que ha convertido en referencia regional. Rabanal, nacido San Cristóbal de La Laguna (Canarias), ha venido construyendo su carrera sin estridencias, paso a paso, desde las divisiones menores en Europa hasta armar la plantilla de un club que impone respeto en Ecuador y despierta admiración en todo el continente. Con IDV consiguió 29 victorias, 17 empates y 9 derrotas entre torneos locales y Copa Libertadores.

“El público aquí aprieta ( Estadio Monumental). Es de los campos, de todos los que he visitado, que más aprieta. Para el futbolista es difícil escapar de esa presión”, dijo Rabanal luego del 1-1 que consiguió con Independiente del Valle en mayo pasado por la fase de grupos de la Conmebol Libertadores 2025.

Desde Ecuador, la prensa adelantó que Rabanal habría negociado su salida de IDV (con pago incluído) y que su destino estaría en la ‘U’. La historia del español, y la de su propuesta es en sí misma, un perfil ideal para Universitario. Tras una larga trayectoria que incluye experiencias en métodos de formación en Europa y roles clave como asistente técnico (fue el segundo de Ruud van Nistelrooy en el PSV Eindhoven), Rabanal llegó a Independiente Juniors (filial de IDV) y luego fue promovido al primer equipo, donde encontró un reto mayúsculo: restaurar un ADN futbolístico propio, equilibrar la juventud con la eficacia y competir en Copa Libertadores desde posiciones que exigían mucho más que resultados efímeros.

Su logro más reciente —conquistar la liga ecuatoriana en su primera temporada— no debe leerse como simple mérito estadístico, sino como síntoma de una mentalidad táctica y de gestión de plantel que combina dos ingredientes que Universitario considera esenciales: firmeza estructural y apuesta por la cantera. “Se nos complicó al final, llegamos justos, pero contentos de ser campeones”, dijo Rabanal tras consagrarse campeón, con la humildad de quien sabe que un título es apenas un eslabón en una historia más larga.

Esa filosofía —de construir desde adentro, de devolver identidad al equipo, de equilibrar juventud y experiencia— resuena con fuerza en los planteamientos del club crema. Universitario necesita un timón que entienda que el 3-5-2, sistema con el que se consiguieron los tres títulos nacionales, no es un dogma, sino una plataforma: sólida, asociativa y flexible en su lectura de espacios. Pero también sabe que en la Copa Libertadores, donde el rival suele replantear el desafío con esquemas inesperados, esa base debe ser complementada con variantes tácticas capaces de responder en 4-2-3-1 o 4-3-3 sin desnaturalizar la identidad del equipo.

Ahí es donde Rabanal también propone algo más que posesión y presión: propone un juego que no se amilana ante la dificultad, una lectura combinada de transiciones rápidas y gestión de espacios que no renuncia a la agresividad posicional. En Ecuador, sus equipos jugaron con esa ambición, cuidando el balón y el ritmo, ajustándose según el rival, sin perder la ambición original de tomar la iniciativa.

El profe Bustos y los otros candidatos

Además de Rabanal, otros nombres surgen como opciones posibles, cada uno con su propia narrativa y desafío. Fabián Bustos, por ejemplo, no es un extraño en Ate: ganador del campeonato con Universitario en 2024, conoce el club, la cultura y parte de la plantilla. Su candidatura apela a la continuidad y la familiaridad. Luego está Gustavo Álvarez, un técnico con recorrido en el fútbol sudamericano que ha sabido moldear equipos competitivos incluso con presupuestos moderados. Y, claro, Ricardo Gareca, cuya sola mención convoca historia y respeto, un entrenador probado en torneos grandes y capaz de manejar grupos con presión de resultados y expectativas continentales.

En ese abanico de candidatos, Fabián Bustos aparece como la carta más reconocible, casi como una silueta que nunca terminó de irse del todo de Ate. Su nombre trae un peso emocional que pocos técnicos logran sostener: fue el entrenador que condujo a Universitario al título del 2024, un certamen en el que la ‘U’ recuperó intensidad, agresividad y un fervor competitivo que empujó al equipo a dominar tramos decisivos del torneo. Ese recuerdo reciente, sumado a su vínculo con varios jugadores del núcleo tricampeón, hace que su candidatura no sea solo lógica, sino también estratégica para un club que valora tanto la memoria como la proyección.

Además, el hecho de conocer el día a día del Monumental es una ventaja que la directiva no pasa por alto. Bustos sabe cómo se entrena en ese clima de exigencia, cómo se gestiona al plantel cuando la presión es implacable y cómo se convive con una hinchada que no negocia la entrega. Su perfil pragmático —capaz de adaptar esquemas sin perder agresividad— encaja en la necesidad de tener un equipo competitivo tanto en Liga 1 como en la Copa Libertadores, donde se requieren técnicos que entiendan el pulso sudamericano.

A ello se suma un detalle que lo impulsa silenciosamente: en conversaciones internas, algunos directivos destacan su inclinación por promover juveniles cuando el contexto se lo permite, una característica que Universitario considera esencial para sostener su modelo deportivo 2026-2030. Si bien no tiene la etiqueta de “técnico formador” al estilo europeo, Bustos ha demostrado ser receptivo al talento joven, integrarlo gradualmente y potenciarlo en entornos de alta presión. Por todo esto, su candidatura no es solo un recuerdo victorioso: es una opción real, situada en un punto intermedio entre continuidad, conocimiento del club y capacidad inmediata para competir.

La decisión final

La directiva crema, con Franco Velazco y Álvaro Barco a la cabeza, consciente de que lo que viene no será una extensión automática del pasado, quiere tiempo, coherencia y visión a largo plazo, por eso la propuesta de contrato planteada no sería por una sola temporada, sino por varios años mínimo: un gesto de confianza en un proyecto que mira más allá del campeonato siguiente. Universitario no busca solo resultados inmediatos, sino un sello, una forma de entender el juego y una apuesta por la renovación continua del plantel.

La apuesta por Rabanal, en ese sentido, es tanto estratégica como simbólica: un director técnico menor de 50 años, formado en metodologías europeas, con experiencia de construcción de equipos y con un reciente título que habla de su capacidad para integrar cantera y resultados. Su perfil encaja con lo que Universitario quiere: alguien que no llegue a administrar un legado, sino a expandirlo, reescribirlo y solidificarlo.

En los próximos días, cuando se desarrolle la agenda de contrataciones y se anuncien los primeros refuerzos, el nombre de Javier Rabanal seguirá resonando entre conversaciones de directorio, en pasillos, en tertulias y en la expectativa silenciosa de una hinchada que ya sabe que cualquier decisión, por histórica que sea, debe tomarse con consciencia. Porque Universitario no solo quiere ganar: quiere hacerlo con estilo, con identidad y con la mirada puesta en el futuro. Para eso, esta novela, llamada Proyecto 2026, aún está por escribirse. Y el próximo protagonista puede ser un español que vino a Sudamérica sin estridencias, pero con la paciencia de quien sabe que en el fútbol, como en la vida, se trata de construir, paso a paso, un camino que valga la pena recorrer.

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