
En una situación incierta, por ahora, está también Tulsi Gabbard, elegida para ponerse al frente de los servicios de inteligencia. A ella, una exdemócrata de 43 años, se le achaca haberse reunido con el exdictador Bashar al Asad hace unos años y repetir los argumentos de Rusia para justificar la guerra en Ucrania. Muchos también se indignan porque esta antigua teniente coronel no ha deslindado con claridad sobre la conducta de Edward Snowden, exempleado que hizo filtraciones perjudiciales para la inteligencia del país. En los interrogatorios no respondió directamente si lo consideraba un traidor.