
A la pesadilla que vive la selección peruana en estas Eliminatorias 2026 le faltaba ese partido lleno de frustración que ya hemos tenido en procesos anteriores que terminaron en fracaso. El 4-0 de Chile en Santiago (1997) con agresiones de carabineros a peruanos, el 2-2 contra Ecuador en Lima (2005) con el ‘Cóndor’ Mendoza fallando debajo del arco, el 1-2 de Uruguay con codazos a la cabeza de Guerrero y Pizarro (2013) y el 4-2 ante Brasil en plena pandemia por obra y gracia de Julio Bascuñán. Éste último capítulo y el de ayer ante Venezuela en Maturín tiene la misma procedencia: dirigió un árbitro chileno.
¿Raro, no? Desde Chile, que también cree pelear por ese séptimo puesto del Repechaje al Mundial 2026, la Conmebol decidió programar al réferi Cristián Garay para un partido de dos rivales directo, Perú y Venezuela. Y acá vamos a decir lo que vimos. Un penal exagerado de Zambrano a Martínez, una amarilla apurada al ‘León’ y a Aquino que los condicionó desde el primer tiempo y, siendo justos, un gol bien anulado porque Reyna cabecea y el balón le pega en la mano antes de entrar al arco.
Sin embargo, en medio de estas decisiones que fueron claves, Garay desgastó el ánimo peruano. Si la pelota dividida era muy dividida, favorecía a Venezuela. O si Paolo caía en el área, ni se tomaba la molestia de revisar el VAR. Es imposible pasar por alto las decisiones del árbitro sureño cuando el debate desde anoche es cuánto nos perjudicó, y la pregunta que nos hacemos post duras declaraciones de Guerrero sigue flotando en el aire: ¿Somos cojudos? Desde la Videna se deben dar las primeras respuestas.
UnoxUno de un dura derrota
A este partido frente a Venezuela, tan importante con eventos tan claves había que jugarlo con otra intensidad y exigiendo resultados de inmediato. Por eso, nos alienta el desempeño de André Carrillo y nos preocupa que seleccionados como Luis Advíncula culminen su partipación sindo tan criticados.
La reinvención de André Carrillo no es novedad. Es una noticia que acompaña a la selección peruana hace más de un año. Y sus números son una prueba de que se pueda conseguir cambiar de puesto para encajar en el equipo. Del suplente que parecía ser displicente en Arabia, a la estrella que corre, marca, juega y asiste en Brasil.
Por otro lado, el nivel de Luis Advíncula no es el mismo ni en Boca ni en los partidos de la Bicolor. Aún así, tanto Fossati como Ibáñez lo han usado como lateral derecho sin opción a que Oliver Sonne tenga posibilidades de jugar.
Pedro Gallese (5). Otro penal lo puso a prueba en esta fecha FIFA y tampoco pudo salvar a su arco. La Vinotinto no lo exigió ni puso en apuros durante los 90’.
Luis Advíncula (3). Es el recuerdo del lateral que fue hace unos años. Si contra Bolivia tuvo algunos buenos pasajes, ante Venezuela fue el más discreto. Ningún pase al área de los llaneros, sin ideas por su banda.
Renzo Garcés (5). No tuvo el nivel que demuestra en el Alianza Lima copero. Nervioso al principio ante la experiencia de Rondón, pero mejor en el final final cuando Venezuela renunció a atacar.
Carlos Zambrano (4). Jugó condicionado desde el inicio por una amarilla del pésimo árbitro chileno Cristián Garay. Encima, cometió el penal contra Perú. No fue la mejor noche del ‘León’.
Marcos López (4). Volvió al titularato e hizo extrañar al buen pie de Trauco. Le cuesta cerrar su zona y en ataque sus propuestas no prosperan porque siempre se muestra apurado.
Renato Tapia (5). Lo salva que demuestra entrega en cada balón dividido, pero ayer jugaba no fue su mejor partido. Lento para buscar asociarse en el medio.
André Carrillo (6). El único que se reinventa para darle fútbol e intensidad al equipo peruano. No le alcanza porque sus ideas no encuentran eco en los demás. Sobre el final del partido, fue el mariscal que organizaba los ataques peruanos desde el mediocampo.
Pedro Aquino (4). Otro de los que decepcionó anoche. Lo pusieron al lado de Tapia y no ofreció nada distinto. Lo suyo es la marca y no la creación de fútbol.
Andy Polo (4). Su velocidad esta vez no fue productiva. Ganó la línea de fondo, pero ningún centro encontró a Paolo y Reyna en el área venezolana.
Bryan Reyna (5). Pudo ser el héroe si no le anulaban el gol que anotó con la cabeza y la mano. Jugó muy pegado a la línea y lejos del área contraria.
Paolo Guerrero (4). Explotó frente a cámaras al final del partido como muestra de su frustación en el campo. Tiene 41 años y da pelea, pero ya no le alcanza.
Suplentes
Edison Flores (5). Ingresó para jugar en el mediocampo cuando su zona de mayor influencia es el área.
Kevin Quevedo (4). Se tropezó con sus propias ideas y no llevó peligro al área rival.
Gianluca Lapadula (4). Entró como una última esperanza de buscar el empate, pero no pudo concretar ninguna ocasión de gol.