Viernes, Septiembre 27

En el 2019 el Perú recibió cerca de 4,4 millones de turistas. A más de cuatro años de la pandemia, y a cerca de dos años de las eliminaciones y restricciones que los Estados impusieron unilateralmente al tránsito aéreo, seguimos sin poder recuperarnos. Este año se tiene la expectativa de cerrar en alrededor del 75% del número de turistas previo a la pandemia, en parte por la inestabilidad política que derivó en las protestas a comienzos del 2023 que afectaron negativamente la imagen del país. Lamentablemente, el Perú sigue siendo de los pocos países que aún no ha podido recuperar el flujo de turistas prepandémico.

Para revertir ello, el desarrollo del potencial turístico del país debe girar en torno a tres pilares: la liberalización del sector aerocomercial otorgando mayores libertades de tráfico aéreo y simplificando procesos para todo aquel que desea dar un servicio.

El desarrollo de la infraestructura aeroportuaria regional donde el Estado debería facilitar el desarrollo de dichas infraestructuras, catalogadas como proyectos de inversión pública, y así beneficiarse de la dinámica que podría impartir el sector privado en los aeropuertos ya concesionados; y la promoción e integración de nuestros principales destinos turísticos.

Respecto del último pilar, la escasa conectividad interregional es una limitante que no permite ofrecer una oferta de mayor valor agregado que incorpore otros destinos y no dependa de, sino que se complemente e integre con nuestro principal destino turístico que es el Cusco.

Imaginemos poder vender “El Circuito del Sur”, un paquete turístico integrando vía aérea Lima – Cusco – Pisco – Arequipa – Lima. Este es un ejemplo de las infinitas oportunidades que podemos crear para posicionar a nuestro país de forma competitiva.

La descentralización y conectividad de las rutas aéreas domésticas es fundamental.

Un instrumento de política pública que permitiría atacar dicho problema es la creación de un fondo de desarrollo de rutas cuyo objetivo sea la conectividad regional. Ello permitirá promocionar paquetes turísticos integrando varias regiones vía aérea.

Considerando la escasa oferta actual de aviones y el alto costo de oportunidad que conlleva servir otra ruta, el fondo debe brindarle a cualquier aerolínea un ingreso mínimo garantizado que le permita asumir dicho riesgo en función de las rutas elegidas no servidas actualmente por aerolínea alguna -con lo cual se respeta el rol subsidiario del Estado- y se otorgan incentivos solo por un período específico, de acuerdo con los estudios de factibilidad desarrollados por la autoridad estatal competente.

Siguiendo el principio de causalidad, que establece que quien haya causado activamente un daño, debe asumir la responsabilidad por él, los fondos para esta política deben provenir del actual impuesto recaudado por el Estado para la promoción y desarrollo turístico nacional, el cual es aplicado a todo aquel que ingresa al país. ¡A fomentar todos juntos el turismo y a posicionar al Perú en el lugar que se merece estar!

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