Domingo, Marzo 23

Como ha dicho desde que estaba en campaña, Donald Trump está decidido a cerrar el Departamento de Educación. Sabe que no puede hacerlo definitivamente sin la aprobación del Congreso, pero eso no le ha impedido tomar medidas drásticas para desmantelar esa agencia federal. Desde que volvió al poder el 20 de enero, limitó la autoridad de ese ministerio y redujo su planilla a la mitad. El golpe más fuerte hasta ahora llegó el jueves 20, cuando el mandatario republicano firmó una orden ejecutiva para reducir al mínimo las funciones de ese departamento, con miras a su desarticulación total.

MIRA: Deportados venezolanos por EE.UU. en El Salvador: ¿Qué gana Nayib Bukele por albergarlos?

Trump apunta contra el Departamento de Educación como parte de su promesa de recortar el gobierno federal. El presidente acusa a esa agencia -como a muchas otras- de derrochar el dinero de los contribuyentes y de estar contaminado por una supuesta ideología progresista.

En la orden ejecutiva, la Casa Blanca pide a la secretaria de Educación, Linda McMahon, iniciar el proceso para desmantelar definitivamente su propio departamento y devolver la autoridad educativa a los estados. “Ojalá no estés ahí mucho tiempo. Vamos a buscar algo más para ti, Linda”, le dijo el mandatario durante la firma del documento.

“Vamos a cerrarlo, y cerrarlo lo más rápido posible”, dijo Trump. Pese a sus deseos, la agencia no puede clausurarse por completo sin la aprobación del Congreso, que creó el departamento en 1979.

La Casa Blanca ha reconocido que, al menos por ahora, el desmantelamiento no es definitivo y anunció que el departamento seguirá gestionando los préstamos estudiantiles del título I de la Ley de Educación Primaria y Secundaria, que regula los complementos para menores de familias con bajos ingresos; así como los apoyos para niños con necesidades especiales y discapacidades.

Banner Event Special

En la práctica, la orden ejecutiva desmantela casi por completo la agencia, pues seguirá operando, pero de forma muy reducida.

El papel del gobierno federal en la educación

Las medidas de Trump han aumentado el debate sobre el papel del gobierno federal en las escuelas del país y cómo este podría impactar en millones de estudiantes si se desmantela por completo el Departamento de Educación.

La Casa Blanca sostiene que cerrar esa agencia permitirá devolver competencias en enseñanza a los estados del país. Trump afirmó el jueves que Estados Unidos es el país desarrollado que “más dinero ha gastado por alumno” en las últimas décadas y que los resultados de los escolares estadounidenses en las pruebas de nivel han empeorado, especialmente en matemáticas y lectura.

Sin embargo, el diario “The New York Times” afirma que esa información es incorrecta pues durante la mayor parte del último medio siglo el rendimiento estudiantil estadounidense ha ido en constante aumento y los resultados menos alentadores de los últimos años se deben “a caídas pronunciadas recientes que se aceleraron durante la pandemia”.

En un pronunciamiento publicado en el sitio web de su departamento, McMahon defendió que la educación es fundamentalmente responsabilidad estatal. “En lugar de filtrar recursos a través de la burocracia federal, empoderaremos a los estados para que asuman el control y defiendan e implementen lo mejor para los estudiantes, las familias y los educadores en sus comunidades”, señaló.

Nevena Tarjkov, presidenta del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Jacksonville (Florida), señala que aunque algunos pueden argumentar que permitir a los estados controlar el contenido de sus sistemas educativos reflejaría mejor los valores de sus residentes, el periodo anterior a la creación del Departamento de Educación demostró las “desastrosas consecuencias” de este enfoque.

“Básicamente hablamos de la desigualdad y la discriminación generalizadas en el acceso a la educación. Los inconvenientes de cerrar el Departamento de Educación implicarían revertir los avances críticos en equidad, estándares y financiación que el departamento ha facilitado. Esto tendría consecuencias profundas y, en mi opinión, perjudiciales para Estados Unidos, que afectarían a todo, desde los derechos civiles y la libertad de expresión hasta la innovación y la competitividad global”, explica a El Comercio.

Los más afectados

El Departamento de Educación de Estados Unidos financia iniciativas que abarcan desde las escuelas primarias hasta la investigación universitaria, pasando por el apoyo a los estudiantes con discapacidades y los programas extraescolares.

Por ello, Trajkov considera que cerrar esa agencia tendría repercusiones de gran alcance en toda la estructura del país. “La educación afecta a la sociedad tanto de forma inmediata como a largo plazo, ya sea moldeando la vida cotidiana de las personas o influyendo en los futuros beneficiarios de la investigación. El efecto dominó de esta decisión se sentiría en todos los sectores y tendría profundas repercusiones”, señala.

Para los estudiantes con menos recursos, afirma la experta, el resultado probable es que se enfrentarán a mayores desventajas a la hora de competir por oportunidades como becas universitarias y puestos de trabajo.

“Dada la penalización por parte de esta administración de las políticas relacionadas con la ‘Diversidad, Equidad e Inclusión’ -al tiempo que afirma dar prioridad a las admisiones y promociones basadas en el mérito-, es difícil ver cómo estos estudiantes, especialmente los procedentes de estados con bajo rendimiento o de grupos históricamente marginados, podrán competir en igualdad de condiciones”, apunta.

La agencia AP explica que la financiación federal representa aproximadamente el 14% de los presupuestos de las escuelas públicas. En la actualidad, gran parte del trabajo de la agencia gira en torno a la gestión del dinero, centrado en préstamos estudiantiles, programas de ayuda a universidades y distritos escolares, y en la supervisión del cumplimiento de los derechos civiles.

“The New York Times” también señala que muchos de los programas que administra el Departamento de Educación proporcionan un salvavidas a las escuelas y a millones de estudiantes. “En medio de todo esto se encuentran los 50 millones de alumnos de las escuelas públicas del país, de los cuales el 15% tiene discapacidades. También observan el debate los estudiantes universitarios que reciben Becas Pell por ser considerados de bajos ingresos (casi un tercio de todos los estudiantes universitarios) y quienes reciben préstamos estudiantiles federales (alrededor del 28%”, explica.

La Organización Nacional de Padres (NPO, por sus siglas en inglés) afirmó que la orden ejecutiva de Trump es una medida “peligrosa” que constituye una “temeraria e inconstitucional toma de poder de la Administración Trump para desmantelar el Departamento de Educación de Estados Unidos, una decisión que solo puede tomar el Congreso”.

“El Departamento de Educación se creó para garantizar que todos los niños, independientemente de su origen o código postal, tengan acceso a una educación pública que les prepare para su futuro. Su eliminación haría retroceder décadas de progreso, dejando a innumerables niños rezagados en un sistema educativo que históricamente ha fallado a los más marginados”, dijo Keri Rodrigues, presidenta de la organización.

Posible batalla legal

Se espera que la orden de Trump abra una nueva batalla legal para su administración, que enfrenta demandas por sus recortes y despidos en todo el gobierno federal.

Hasta ahora, los medios estadounidenses señalan que es poco probable que el Senado cuente con el apoyo suficiente para cerrar el Departamento de Educación. De hecho, ningún presidente de la historia moderna ha intentado cerrar un departamento federal de forma unilateral.

Trajkov también ve difícil que se concrete un cierre total. Pese a que los republicanos controlan tanto la Cámara de Representantes como el Senado y se han mostrado favorables al desmantelamiento, en las últimas dos semanas, se ha visto a miembros republicanos del Congreso enfrentarse al enojo de parte de sus electores que les piden hacer frente a la influencia de Trump y Elon Musk en temas relacionados con datos sensibles y financiación.

“Si bien el cierre del Departamento de Educación puede no provocar inicialmente una fuerte resistencia en los distritos del Congreso -especialmente porque fue una promesa de campaña de Trump-, creo que una vez que las consecuencias del cierre del Departamento queden claras, muchos republicanos pueden arrepentirse de su postura y enfrentarse a una mayor reacción de sus votantes. Esto podría provocar algunas dudas a la hora de seguir adelante con el cierre, aunque en última instancia, se trata de Trump cumpliendo una promesa que hizo a sus seguidores, una promesa por la que votaron”, apunta.

Compartir
Exit mobile version