Solo un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, se mostrara optimista por las posibilidades de llegar a un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, su par ruso, Vladimir Putin, endureció su mensaje, asegurando que su país está preparado para tomar “territorios históricos rusos” por la fuerza si fracasan las negociaciones.
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“Nosotros preferiríamos hacerlo con la ayuda de la diplomacia y eliminar las causas originales del conflicto”, afirmó el mandatario ruso el miércoles 17 de diciembre. “Pero si el adversario y sus patrocinadores extranjeros se niegan a hablar de ello, Rusia logrará la liberación de sus territorios históricos por la vía militar”, agregó.
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Putin realizó estas declaraciones en un discurso a los altos cargos del Ministerio de Defensa y Ejército ruso en el que reveló que el misil hipersónico Oreshnik, con capacidades nucleares, entrará en servicio antes del fin del año, a la vez que enfatizó la necesidad de modernizar las Fuerzas Armadas rusas y mantener la paridad nuclear como medidas para “disuadir al agresor y mantener el equilibrio de poder en el mundo”.
El agresor al que hace referencia es Occidente, a quien acusó de iniciar el conflicto que llevó a la invasión de Ucrania hace ya cuatro años – una situación a la que Moscú se refiere como una “operación militar especial” – y aseguró que con estas acciones su país “ha recuperado plenamente la soberanía” que perdió tras la caída de la Unión Soviética frente a la OTAN, a la que acusó de incumplir su promesa de no expandirse al este de Europa.
“En relación con Rusia todo se decidía desde una posición de fuerza: nos daban palmaditas en la espalda, nos invitaban a diferentes eventos, pero Occidente fomentaba sus intereses en Rusia por la fuerza”, afirmó el mandatario.

Grandes diferencias
El mensaje de Putin de que planea continuar la guerra en el 2026 contrasta con las afirmaciones de Donald Trump, quien el lunes 15 de diciembre declaró estar “más cerca que nunca” de llegar a un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia tras una ronda de negociaciones en Berlín en la que participaron sus enviados Steve Witkoff y Jared Kushner – también yerno del mandatario-, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y su negociador jefe Rustem Umiérov en la que también participó el canciller alemán Friedrich Merz.
Fue durante estos dos días de reuniones en los que afinaron varios de los puntos del acuerdo de paz, incluyendo abandonar los intentos de Kiev de unirse a la OTAN y límites para su ejército a cambio de garantías de seguridad similares a las presentadas a los miembros del tratado transatlántico, incluyendo la posibilidad de enviar al país “una fuerza multinacional” europea apoyada por Estados Unidos encargada de garantizar la protección de los cielos y mares ucranianos.
Pero para el internacionalista Enrique Banús, la mirada optimista por parte del presidente Trump parece un poco apresurada, ya que Moscú ha adelantado que rechazará categóricamente cualquier solución que implique la llegada de tropas de la OTAN al suelo ucraniano y todavía quedan por solucionar grandes diferencias sobre el control del Dombás, con ninguno de los lados dispuestos a dejar atrás sus reclamos.
“Las afirmaciones de Trump no necesariamente significan que la paz esté cerca, sino que está un poquito más cerca con respecto a lo lejos que ha estado siempre”, consideró el especialista en diálogo con El Comercio. “Hay que recordar que el presidente viene de una profesión en la que el marketing es sustancial y que no se puede descartar que mañana pueda decir lo contrario”.
Por el lado de Putín, el analista descartó que sus recientes declaraciones supongan una verdadera ruptura de la vía diplomática ya que esta nunca estuvo realmente en sus planes.
“Nunca ha tenido intentos de diplomacia y sus últimas afirmaciones son más de lo mismo”, señaló Banús, quien afirmó que la única situación en la que Moscú consideraría la vía diplomática es si las condiciones están enormemente a su favor o, por otro lado, si el costo de continuar la guerra se le hace sumam alto. “Putin no va a ceder ni un milímetro a no ser que se vea ahogado económicamente.”
Guerra al bolsillo
Por ese motivo, Banús considera que para vislumbrar el futuro de la guerra en Ucrania uno debería enfocarse no solo en las negociaciones en Berlín, sino en la reunión que el Consejo Europeo tendrá el jueves 18 y viernes 19 de diciembre para decidir si los fondos rusos congelados en su jurisdicción pueden ser utilizados para seguir financiando a Ucrania, algo que el internacionalista calificó como una “arma de mucha más presión” apuntando a la verdadera debilidad de Rusia: su bolsillo.
Y es que si bien Rusia ha logrado mantener su economía desde la invasión a Ucrania gracias en parte a grandes socios como China, la India y Turquía – los principales mercados para su petróleo-, su crecimiento en el último año se ha ralentizado significamente hasta solo crecer un 0,6% en el tercer trimestre del 2025, según datos de The Moscow Times. Un crecimiento que no puede alimentar su cada vez más voraz maquinaria bélica, como se vislumbró en el informe anual del ministro de Defensa, Andréi Beloúsov, quien reveló que en el 2025 Rusia destinó el 7,3% de su PBI en defensa, un crecimiento de un punto porcentual frente a lo que se gastó en el 2024 en una economía golpeada por las sanciones económicas por parte del Occidente.

Bajo la propuesta que se maneja actualmente, la Unión Europea utilizaría los más de 210 mil millones de euros en activos congelados rusos para proporcionar a Ucrania un préstamo sin intereses de 90 mil millones de euros entre el 2026 y el 2027, equivalente a casi dos tercios de los 136 mil millones que el país requiere en ayuda militar y financiera para el 2026. Adicionalmente, el acuerdo postula que Kiev solo tendría que reembolsar el préstamo una vez que Rusia pague las reparaciones de guerra.
Sin embargo, aquella iniciativa todavía enfrenta el rechazo no solo de naciones afines a los intereses rusos como Hungría, sino también de Bélgica, donde están depositados 185 mil millones de estos activos, que teme las consecuencias financieras y legales que recaerían sobre el propio país si se utilizan estos fondos y luego se levantan las sanciones contra Moscú sin que se paguen las compensaciones de guerra, un temor que sus soluciones en el Consejo Europeo han intentado paliar presentando garantías adicionales.
La importancia de esta negociación podría cambiar el rumbo de la guerra, algo que el propio Zelensky enfatizó el miércoles. “Mañana los líderes de Europa se reúnen en Bruselas. Es una reunión muy importante. El resultado de la reunión es el resultado de Europa. Rusia debe sentir que su deseo de hacer la guerra también el año que viene no tendrá sentido porque Ucrania tendrá apoyo”, declaró. “Eso depende al cien por cien de Europa, de que Europa tome esa decisión”.
En caso de que no se llegue a un acuerdo, Banús se presentó pesimista y consideró que la situación en Ucrania podría continuar arrastrándose en el futuro cercano. “Si mañana no hay un avance considerable, la situación va a prolongarse el año próximo y más”, consideró, aunque no descartó que problemas internos y una población cansada por la guerra podrían aumentar la presión para que se encuentre un fin a la invasión.














