Viernes, Diciembre 27

Alrededor de los inicios de la década de los 50 años, el ser humano empieza a sufrir modificaciones a nivel de la esfera mental y física, lo cual quiere decir que podemos encontrar a la misma persona, pero distinta. Esto se traduce en cambios dentro del funcionamiento normal del cuerpo humano.

Por ello, para el diagnóstico y el tratamiento preventivo del proceso de envejecimiento, debemos tener en cuenta algunas consideraciones generales sobre lo previamente mencionado.

¿Qué cambios suceden en la década de los 50 años?

En primer lugar, la función del glomérulo renal como tal cae casi un 25% a comparación de los inicios de la década de los veinte. Del mismo modo, la densidad de los huesos también cae, lo que podría llevar a lesiones de tipo óseas, así como dolor en algunas zonas, como los huesos de la cadera, por ejemplo.

A nivel físico, debido al impacto de la radiación solar, se presentan manifestaciones dermatológicas secundarias, como manchas, resequedad y epidermis quebradiza. Por otro lado, la talla puede caer algunos centímetros debido a la contracción de diversos músculos involucrados en la postura, como los trapecios a nivel cervical y todos los músculos paravertebrales a nivel lumbo sacro, por ejemplo.

Asimismo, el cartílago adelgaza debido a la pérdida de hidratación, así como cae la producción de lubricantes dentro de las articulaciones, lo cual ocasiona dolor durante el movimiento de las mismas. De la misma manera, el cabello, ya sea de hombres o mujeres, pierde su vitalidad, fuerza y color natural, el cual es reemplazado por un tono opaco y blanco.

En la visión, se puede agudizar la pérdida de la funcionalidad visual por un tema ocular. También, funciones superiores, como la memoria, pueden empezar a tener alteraciones.

En esta etapa de la vida, el metabolismo llega a enfriarse de tal manera que se reduce la velocidad con la que ocurren distintos procesos celulares en el cuerpo humano. Como consecuencia de ello, podemos tener masa grasa acumulada con más facilidad, incluso realizando una mayor cantidad de horas de actividad física a la semana.

La masa muscular también cae debido a problemas en la absorción de proteínas a nivel intestinal, así como la caída de la testosterona en la sangre. En adición a ello, la oxidación normal del cuerpo humano puede llevar a que distintos órganos se vean afectados, después de 20 años, como consecuencia secundaria de este proceso de estrés continuo. por ende, el sistema inmune, el colón, el cerebro, el hígado, la sangre y otros tejidos tienden a enfermarse con mayor facilidad.

Para finalizar, cabe mencionar que la sexualidad es un campo donde también se encuentran cambios. Conforme pasan los años, las relaciones sexuales pueden espaciarse y dejar de realizarse por la caída de los niveles hormonales, además de problemas circulatorios.

¿En qué consiste la terapia de reemplazo hormonal con testosterona (TRT)?

Es preciso señalar que los cambios previamente mencionados pueden presentarse de una manera más lenta. Es decir, si las manifestaciones articulares o dermatológicas iban a alterar nuestra calidad de vida en diez años, podríamos alargar la aparición de las mismas a 20 años o quizás más.

Para lograrlo, a pesar de ser una tarea sumamente difícil para la ciencia, existen algunas terapias manejadas de una forma adecuada y controlada, como el caso del uso de testosterona (TRT) o moléculas similares. Esta opción es de gran ayuda para mejorar la función del aparato locomotor, el cual está conformado por huesos, cartílago, músculos, cerebro y toda la orquesta sinfónica que debe trabajar armoniosamente para evitar molestias, lesiones u otros inconvenientes en los órganos y tejidos mencionados.

Cualquier persona puede realizarse una materia de análisis previa, donde será básico buscar los niveles de testosterona en la sangre y medir el antígeno prostático en hombres, así como los estrógenos y la testosterona en mujeres. Con esta información, podremos diseñar un ciclo de 6-12 semanas para poder mejorar las capacidades físicas del paciente, potenciado con una buena alimentación y actividad física.

Gracias a ello, encontraremos los resultados deseados y el paciente logrará mejorar su confianza y autoestima. Un tratamiento correctamente controlado logrará excelentes resultados sin efectos secundarios indeseables, los cuales pueden ocurrir con el uso y abuso de los mismos con fines ajenos a la preservación de la salud.

Un diagnóstico inicial certero será clave para el diseño de un tratamiento anti edad a medida. Para ello, se necesitará un estudio de la composición corporal, donde el peso, el porcentaje de grasa, las medidas antropométricas, entre otros, nos darán los primeros números para armar correctamente el plan.

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