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Durante la conversación, Trump impulsó su propuesta de alto el fuego de 30 días, la misma que Ucrania, bajo extrema presión, ya había aceptado la semana pasada en Arabia Saudita. Pero Putin la rechazó. El Kremlin afirmó posteriormente que un acuerdo definitivo solo sería posible si se garantiza “el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de datos de inteligencia a Kiev”.
En lugar de una tregua total, Rusia pactó por primera vez un alto el fuego parcial que detendría los ataques a la infraestructura energética, solo si Ucrania hace lo mismo. Hasta el miércoles 19 no estaba claro si Kiev iba a aceptar la tregua limitada. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, afirmó a última hora del martes que estaba buscando más detalles sobre lo acordado entre Putin y Trump, pero rechazó tajantemente la demanda de Putin de detener la ayuda militar a Ucrania.
“Putin ha rechazado en la práctica la propuesta de un alto el fuego completo. Lo correcto sería que el mundo responda rechazando cualquier intento de Rusia de prolongar la guerra. Sanciones contra Rusia. Asistencia a Ucrania. Reforzar a los aliados en el mundo libre y trabajar hacia garantías de seguridad” para Ucrania, escribió en sus redes sociales.
En tanto, la Casa Blanca calificó el acuerdo de tregua parcial como el primer paso en un “movimiento hacia la paz” y anunció el inicio inmediato de conversaciones en Medio Oriente, que incluirán negociaciones técnicas de cara a la implementación de un alto el fuego marítimo en el Mar Negro, un alto el fuego total y una paz permanente.

“El acuerdo es una victoria para Putin, es un éxito para él y para Rusia”, dice a El Comercio Román Ortiz, analista español experto en seguridad internacional. Explica que hay varias razones. La primera, afirma, es que Putin ha conseguido ser reconocido como un actor de peso en esa llamada y ha logrado recuperar el estatus de superpotencia que ha estado buscando desde hace tiempo.
“La llamada ha durado dos horas y media y en ella no se ha hablado solamente de Ucrania. De alguna manera lo que ha hecho la llamada es entregarle a Putin el estatus de superpotencia que en la realidad Rusia ya no tiene. Esa es la primera ganancia”, apunta Ortiz.
De hecho, la Casa Blanca afirmó que Trump y Putin también “hablaron ampliamente sobre Oriente Medio como una región de potencial cooperación para prevenir futuros conflictos. Además, abordaron la necesidad de detener la proliferación de armas estratégicas y colaborarán con otros para garantizar su aplicación más amplia. Ambos coincidieron en que Irán nunca debería estar en condiciones de destruir a Israel”.
El gobierno estadounidense elogió también la “inmensa ventaja” de una “mejor relación bilateral” con Moscú, con potencial para “enormes acuerdos económicos”.
Un acuerdo que le sonríe a Rusia
Un punto importante sobre el acuerdo entre Trump y Putin es que no se han revelado todos los detalles, como afirmó el propio Zelensky el martes 18 por la noche. Por ejemplo, ni Washington ni Moscú informaron si se abordó una posible redistribución territorial o si se permitirá que eventualmente Kiev o los aliados europeos se sumen a la mesa de negociación.
“No conocemos las condiciones reales que ha ofrecido Estados Unidos a Rusia. El mismo presidente ucraniano desconoce los términos. Es brutal. Zelensky ha pedido públicamente que se sepa un poco más, y ha dicho que espera hablar con Trump para conocer el contenido de su conversación con Putin”, dice a este Diario el analista internacional italiano Francesco Tucci.
En cuanto al cese de bombardeos a infraestructura energética es conveniente preguntarse si realmente implica un cambio considerable en el rumbo de la guerra. Para Román Ortiz es claro que esta tregua parcial no impedirá que la guerra se siga decidiendo en el campo de batalla, y, más bien, ayuda a Rusia a aumentar su ventaja.
“Para entender por qué el cese el fuego en infraestructura energética es una ganancia para Putin hay que saber que hay una asimetría importante entre Rusia y Ucrania en ese aspecto. Para Rusia, golpear la infraestructura energética de Kiev es importante en los meses previos al invierno porque su objetivo es hacer insoportables las condiciones de vida de los ucraniano durante el invierno. Pero ahora estamos terminando el invierno y ese cese le genera alivio a Ucrania justo cuando menos lo necesita. Por otra parte, Ucrania ha tratado de golpear la logística rusa atacando refinerías para dificultar el suministro de combustible a las unidades mecanizadas rusas. Evidentemente esta tregua le ofrece a Putin la oportunidad de garantizar el suministro a las unidades militares porque se va a continuar combatiendo”, explica.

Otro tema espinoso es el de la exigencia de Moscú de que cese la ayuda extranjera a Ucrania en materia militar y de inteligencia. Luego de la llamada entre Trump y Putin, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente francés, Emmanuel Macron, garantizaron a Ucrania la continuación de la ayuda militar al país.
La gran interrogante pendiente es si la asistencia estadounidense continuará y si va a seguir al mismo ritmo durante el periodo de tregua parcial.
¿Tregua total en el corto plazo?
Aunque queda por esperar la respuesta ucraniana al acuerdo entre Trump y Putin, es claro que harán falta más negociaciones para llegar a un alto el fuego total, sobre todo si la principal exigencia de Moscú es el cese de la ayuda externa a Kiev.
“Es muy difícil lograr un acuerdo en el corto plazo. La situación es muy compleja, sobre todo porque Trump quiere pasar por encima de los países de la Unión Europea, muchos de ellos miembros relevantes de la OTAN. Entonces, va a ser difícil que en el corto plazo se pueda avanzar. Este acuerdo parcial de alto el fuego es una señal, pero habrá que ver si efectivamente será respetado o si habrán bombardeos de infraestructuras energéticas”, dice Tucci.
El experto añade que Zelensky quiere que la Unión Europea participe en la mesa de negociaciones porque sabe que en este momento Estados Unidos está negociando con Rusia para parar la guerra a cualquier costo, lo que puede perjudicar los intereses ucranianos. “Por eso, Zelensy ha dicho que Europa debería participar, porque sabe perfectamente que varios países europeos le tienen miedo a esta actitud agresiva rusa y sabe que puede recibir un respaldo político, militar y económico por parte de varios países europeos. Si la negociación va a ser sólo bilateral, entre Estados Unidos y Rusia, su posición se debilita”, apunta.
Ortiz también ve poco probable un acuerdo total en el corto plazo, sobre todo porque en este momento Putin se muestra seguro de tener una oportunidad para ganar más sobre el campo de batalla.
“Esa es una ventana de oportunidad que él va a aprovechar porque la otra pieza del rompecabezas tiene que ver con que los aliados europeos de Ucrania, particularmente Alemania, van a expandir el gasto en defensa y probablemente van a intensificar la asistencia militar a Ucrania. Pero para que eso sea realidad pasará un tiempo porque la industria de defensa europea tiene una capacidad muy limitada. Mientras no se produzca ese incremento sustancial de la asistencia europea, las restricciones que existen sobre la asistencia estadounidense ponen a Ucrania en una posición de inferioridad que Putin va a tratar de aprovechar lo más posible”, añade.