Las relaciones humanas son un pilar fundamental en la construcción de nuestra identidad y bienestar. Desde la infancia, aprendemos que la amistad es un refugio seguro, un espacio de apoyo mutuo y un vínculo que puede llegar a superar cualquier adversidad. Sin embargo, no todas las interacciones sociales nutren de la misma manera, pues en ocasiones, algunas en lugar de hacernos sentir bien con nosotros mismos, nos desgastan y nos sumergen en un ciclo de agotamiento emocional. Lamentablemente, este compañerismo y lealtad disfrazada, conocido como amistades tóxicas, no siempre son fáciles de identificar y mucho menos de confrontar; no obstante, poco a poco van minando nuestra autoestima y nuestra paz mental.
Imagina que tienes un amigo de muchos años. Al principio, la relación era emocionante y llena de intereses compartidos. Sin embargo, con el tiempo, has empezado a notar ciertas actitudes que te incomodan: este amigo suele menospreciar tus logros y te hace sentir inseguro, así como también cuando compartes tus problemas, los minimiza o cambia de tema, como si tus preocupaciones no importaran. Además, constantemente busca compararse contigo, destacando tus debilidades y haciéndote sentir que nunca eres lo suficientemente bueno. En definitiva, esta dinámica, que en un inicio parecía saludable, comienza a generar una profunda tristeza, llevándote a cuestionar tu propia valía y a dudar de ti mismo.
Según explicó el psicólogo y docente, Juan José Soza a Bienestar, una amistad tóxica es aquella en la que una o más personas experimentan un impacto negativo permanente, ya sea en el bienestar emocional, la autoestima o la salud mental. Básicamente se caracteriza por una serie de emociones y patrones de comportamientos que incluyen, un desbalance de poder, es decir, que uno de los amigos toma decisiones por el otro y críticas destructivas o comentarios negativos que socavan la autoestima. Asimismo, como refirió el doctor Alberto Alegre Bravo, coordinador académico de la carrera de psicología de Continental University of Florida, predomina la falta de respeto, ya que se suelen ignorar límites o necesidades del otro, al igual que hay una mayor tendencia a desentenderse de la responsabilidad de los propios errores, motivo por el cual, se culpa a la otra persona. Además, la manipulación emocional, con la finalidad de obtener lo que se quiere y la falta de empatía son dos actitudes claves en esta dinámica poco saludable.
¿Cuáles son las señales de alerta que indican que una amistad puede estar afectando la salud emocional?
De acuerdo al experto, si una persona experimenta varias de las siguientes señales, puede ser un indicio de que la amistad es tóxica:
- Sentimientos de ansiedad o tristeza después de interactuar con la persona.
- Críticas constantes o menosprecio.
- Falta de apoyo en momentos difíciles.
- Sentimiento de agotamiento tras pasar tiempo juntos.
- Manipulación emocional o chantaje.
- Inseguridad sobre uno mismo después de las interacciones.
“A veces las personas suelen confundir una simple falta de compatibilidad con una relación tóxica. Si bien las diferencias de personalidad pueden generar conflictos, es importante tener en cuenta que el malestar no es constante ni intencional. Mientras que, en una amistad tóxica, los comportamientos dañinos son frecuentes y tienden a repetirse, indicando una falta de respeto o empatía. Por ello, la clave está en prestar atención a cómo nos sentimos después de interactuar con la persona. Si las emociones predominantes son agotamiento, tristeza o inseguridad, es probable que la amistad esté teniendo un impacto negativo en nuestra salud emocional”, expresó Soza.
¿Por qué algunas personas continúan manteniendo amistades tóxicas a pesar del impacto negativo en su vida?
Definitivamente, hay ciertos perfiles de personalidad que son más propensos a caer en amistades tóxicas. Por ejemplo, las personas con una baja autoestima, una dependencia emocional o una necesidad constante de aprobación tienen un mayor riesgo, ya que buscan sentirse aceptadas y valoradas, incluso siendo capaces de sacrificar sus propias necesidades por mantener la relación, perpetuando así la toxicidad. De igual manera, aquellas con una alta tolerancia a la crítica o dificultad para establecer límites pueden ser más vulnerables, así como también las que han crecido en entornos familiares disfuncionales o que han experimentado relaciones abusivas en el pasado.
Asimismo, el miedo a la soledad o una percepción errónea de lealtad pueden hacer que un individuo conserve estos vínculos, al igual que pueden sentirse atrapados en la relación debido a los años compartidos o por la esperanza de que la otra persona cambie. El psicólogo destacó que, la presión social y la creencia de que “no hay muchas amistades verdaderas” también pueden contribuir a mantener la amistad.
“El tipo de apego juega un papel crucial en las amistades tóxicas, ya que las personas con un apego ansioso suelen aferrarse a relaciones dañinas por miedo a estar solas o a no ser queridas. De hecho, pueden haber internalizado la creencia de que no pueden estar bien sin esa persona, lo que perpetua el ciclo de toxicidad. Lamentablemente, algunas personas pueden verse inmersas en un espiral de abuso emocional, por lo que optan por utilizar los momentos positivos para justificar el comportamiento negativo”, sostuvo el doctor Alegre.
¿Cuál es el impacto que genera una amistad tóxica a nivel emocional y psicológico?
Según Liliana Tuñoque, psicoterapeuta de la Clínica Internacional, este tipo de amistades pueden ocasionar ansiedad, depresión, disminución de la autoestima y dificultades en la regulación emocional, así como también puede afectar la capacidad para desarrollar relaciones saludables en un futuro. Asimismo, la dinámica negativa puede causar estrés crónico, el cual repercute tanto en la salud mental, el rendimiento laboral, la calidad en las relaciones con otras personas, como también en la salud física.
“El impacto emocional de una amistad tóxica puede ser profundo, afectando la percepción que una persona tiene de sí misma y fomentando patrones de comportamiento negativos que se trasladan a otras relaciones. En definitiva, la constante exposición a críticas y desvalorización erosiona la autoestima y la confianza personal, por lo que cuando alguien recibe comentarios negativos o manipuladores de manera recurrente, comienza a cuestionar su propio valor y a dudar de sus capacidades. Además, estas amistades generan una sensación constante de incertidumbre y vigilancia, lo que lleva a un agotamiento emocional significativo. Esta dinámica puede deteriorar la capacidad de confiar en los demás y desencadenar un ciclo de autocrítica y autoexigencia que refuerza la inseguridad y dificulta el bienestar emocional”, recalcó Juan José Soza.
¿Cómo alejarse de una amistad tóxica de manera saludable?
El primer paso para alejarnos de una amistad tóxica de manera saludable es reconocer que la relación nos está afectando negativamente y tomar la decisión consciente de priorizar nuestro bienestar. Para lograrlo, es fundamental reflexionar sobre nuestras necesidades y valores personales. Como señaló el especialista de Continental University of Florida, esto implica analizar cómo nos sentimos después de cada interacción y detectar los patrones dañinos presentes en la relación. Una vez que tenemos claridad sobre el impacto que esta amistad tiene en nosotros, es posible planificar una conversación honesta o establecer límites firmes que nos permitan distanciarnos de forma gradual, enfocándonos en cuidar de nuestra salud emocional.
Por consiguiente, para realizar este proceso de manera pacífica, respetuosa y sin generar conflictos, debemos considerar las siguientes estrategias:
- Establecer límites: Definamos lo que estamos dispuestos a aceptar y comuniquemos nuestras necesidades de manera clara.
- Reducir el contacto: Disminuyamos gradualmente la frecuencia de las interacciones, sin necesidad de explicaciones detalladas.
- Ser asertivos: Si surge un conflicto, expresemos nuestros sentimientos de forma calmada y respetuosa.
- Centrarse en otras relaciones: Fortalezcamos nuestros vínculos con personas que nos apoyen y aporten positividad.
- Evitar confrontaciones: Mantengamos las interacciones breves y neutrales para no avivar tensiones.
“Es importante tener en cuenta que, no siempre es necesario comunicarlo. En algunos casos, especialmente si la persona es muy reactiva o manipuladora, puede ser más seguro simplemente distanciarse sin una conversación explícita. Sin embargo, si nos sentimos cómodos, una comunicación clara sobre cómo nos sentimos puede ayudar a cerrar la relación de manera saludable. La clave es priorizar nuestro bienestar emocional y hacer lo que nos parezca más adecuado para nuestra situación”, mencionó Alegre Bravo.
¿Cómo debe ser el manejo de las propias emociones al terminar una amistad tóxica?
Por lo general, antes este tipo de rupturas, es normal sentir culpa o miedo; sin embargo, es fundamental reafirmar las razones por las cuales hemos optado por esta decisión, de manera que nos volvemos más conscientes sobre porqué la amistad era tóxica y cómo estaba afectando a nuestro bienestar. De igual forma, es importante rodearnos de personas con la cuales podamos compartir nuestros sentimientos y puedan brindarnos su apoyo y su perspectiva.
Practicar la autocompasión es esencial, ya que nos permite reconocer que priorizar nuestra salud emociona es válido y muy necesario. Es importante que podamos visualizar los resultados positivos, es decir, que seamos capaces de imaginar cómo mejoraremos sin dicha relación en nuestra vida, estrategia que puede motivarnos a seguir adelante. Además, como aseguró el psicólogo es crucial aprender a aceptar que esta separación es parte del proceso de crecimiento personal, por lo que terminar con algunas relaciones dañinas es un paso hacia un entorno más saludable.
Por ello, para fortalecer nuestra resiliencia emocional después terminar una amistad tóxica, es importante poner en práctica lo siguiente:
- Reflexionar sobre la experiencia: Analicemos lo aprendido y cómo nos ha fortalecido.
- Buscar apoyo: Conectémonos con amigos y familiares que nos brinden positividad y apoyo emocional.
- Practicar el autocuidado: Dediquemos tiempo a actividades que nos hagan sentir bien y fomenten nuestro bienestar.
- Establecer nuevos límites: Aprendamos a identificar y mantener relaciones saludables en el futuro.
- Desarrollar habilidades de afrontamiento: Practiquemos la meditación, el ejercicio o técnicas de respiración para manejar el estrés y la ansiedad.
¿Cómo se puede identificar y cultivar amistades más sanas y significativas?
Para identificar y atraer amistades más sanas y significativas, se requiere de un enfoque consciente y práctico. En primer lugar, es importante definir nuestros valores y tener claro qué buscamos en una amistad, como el respeto, el apoyo y la confianza. En concreto, esto nos ayuda a reconocer las características que queremos en nuestras relaciones. Igualmente, participar en entornos positivos y actividades alineadas con nuestros intereses es una excelente manera de encontrar personas que compartan nuestros valores.
De acuerdo al doctor Alegre, al interactuar con otros, es fundamental observar su comportamiento y buscar señales de empatía y apoyo. Por esta razón, para construir vínculos sólidos, practiquemos la comunicación abierta, iniciando conversaciones honestas y siendo vulnerables cuando sea necesario. Además, establecer límites desde el inicio es esencial para que las nuevas amistades fomenten un ambiente saludable y respetuoso.
“Una vez que hemos establecido amistades sanas, es crucial mantenerlas. Para ello, debemos seguir cultivando la comunicación sincera y la escucha activa, asegurándonos de expresar nuestros sentimientos y prestar atención a los del otro. Fomentar el apoyo mutuo, celebrar los logros y estar presentes en momentos difíciles también contribuye a una relación sólida, al igual que es importante invertir tiempo de calidad en actividades compartidas que fortalezcan el vínculo. Cuando surjan conflictos, es vital resolverlos de manera constructiva, abordándolos con empatía y buscando soluciones en lugar de culpas”.