Miércoles, Julio 3

Para que el teatro funcione necesita actores y público. Pero eso es lo visible. Detrás siempre está el autor, el que puso sobre el papel los diálogos, monólogos e indicaciones para que los intérpretes cuenten la historia. Este proceso previo, que se hace sin el público presente, ahora sale a la luz en Lima por medio de “Sería una pena que se marchitaran las plantas”, escrita por el croata Ivor Martinic y dirigida por Jennifer Aguirre Woytkowski. Aquí los actores Lita Baluarte y Alfonso Dibos interpretan a una pareja que de un momento a otro se separa.

Los personajes se llaman igual que los actores, esto como forma de vincular a los que están sobre las tablas con la historia. De hecho, la obra existe para conectar a todos los involucrados, incluso al espectador. Al acabar el ensayo donde estuvo El Comercio, la conversación giró en torno a las vivencias personales y cómo se vinculan con la puesta en escena. Paralelamente a la trama, la obra tiene a un actor más, que da vida al autor, quien está fuera del escenario y lee partes del libreto. Y en ese proceso interactúa con sus creaciones. Es un poco como abrir el ensayo al público en general, muy aparte de que el libreto exige que todos los actores revelen aspectos de su vida personal, que cuenten cómo viven y aman.

Podría también decirse que cada función es una obra totalmente distinta, porque el papel del narrador es interpretado por un actor diferente dependiendo del día. Inaugura la temporada Grapa Paola (jueves 4 y domingo 7), seguida por Sandra Bernasconi (5), Alexa Centurión (6), Emanuel Soriano (8), Magali Bolívar (11), Aldo Miyashiro (12), Milena Alva (13), Andrea Brissolese (14), Jely Reátegui (15), Denise Arregui (22), Alejandra Guerra (18), Gabriel González (19); Alberto Isola cierra el último fin de semana (sábado 20 y domingo 21).

El tema más tocado en el cine, en la pintura, en el teatro, es el amor”, dice la directora, quien no ha podido evitar vincularse con el texto en un nivel personal desde que lo leyó en 2020, con miras a adaptarlo. Alfonso Dibos se enteró y le propuso trabajar la puesta en escena, con Baluarte en el otro papel. “Creo que la obra elige a su elenco y a las personas que tienen que contar la historia. Entonces creo que Alfonso y Lita son maravillosos para esto, y el vínculo que ellos tienen, que viene de antes, también ha funcionado muy bien”, sostiene.

Ellos, pues, se identificaron con la propuesta de la obra, que es descubrir qué pasa con las relaciones después de que se acaba el amor. “Me pareció que entre lo doloroso que es una ruptura, y que todos nos podemos identificar con esto, esta obra tenía un mensaje más grande”, cuenta la directora. Dibos, en un momento del ensayo, lloró. Un llanto que podría interpretarse como espontáneo; una de sus colegas se le acercó incluso para saber si estaba bien.

Pero, finalmente ¿Qué es el amor? Los recuerdos, tal vez. “Creo que lo importante es que más allá de que ellos se están separando, también están reviviendo el momento en el que se enamoran, en el que se conocen y están despidiéndose. Y se despiden también con mucho amor, honrando el vínculo que tuvieron y recordando que existió”, reflexionó Aguirre.

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