Seis meses después de un necesario retiro y descanso absoluto, Chuiman está listo para una nueva etapa en su carrera. Renovado y lleno de entusiasmo, ya planea su regreso en el 2025 con un proyecto que promete ser tan desafiante como personal. En esta nueva aventura estaría acompañado por su querido amigo y cómplice creativo, el productor Efraín Aguilar, con quien ha compartido grandes éxitos a lo largo de su trayectoria.
“Dejar los escenarios fue una decisión muy difícil, pero necesaria. El trabajo ya estaba pasando factura a mi cuerpo, y no me sentía bien”, admite con franqueza. “Todo comenzó con mareos, ya fuera grabando o simplemente caminando. Fue duro. El punto crítico llegó cuando empecé a tener problemas para memorizar los textos, y en esta profesión necesitas dominar las letras, las intenciones, los movimientos y la impostación de la voz”, aclara.
Hoy, agradece haber tomado esa pausa. “Gracias a Dios ya estoy bien. El descanso fue clave, y ahora me estoy cuidando una barbaridad”, asegura con determinación.
Actor por vocación
Adolfo Chuiman nació en Breña, un distrito conocido por su pasión futbolera, lo que explica que, antes de dedicarse a la actuación, quisiera ser futbolista. Es el penúltimo de nueve hermanos y el único actor. A los 20 años, inició estudios de sociología para cumplir el deseo de su madre, pero su pasión por las artes escénicas lo llevó a ingresar al Teatro de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Inspirado por referentes como García Lorca, Pirandello y Bertolt Brecht, descubrió que su verdadera vocación estaba en los escenarios.
Durante 18 años, Adolfo entregó su vida al teatro dramático. “Hice obras como ‘Bodas de sangre’ junto a Gloria María Ureta y Elvira Travesí”, recuerda con una mezcla de nostalgia y orgullo. “Luego vino la televisión. Fueron más de 50 años, solo paré durante la pandemia”, añade.
Pausa imprescindible
El recordado protagonista de éxitos televisivos como “Taxista Ra Ra”, “1000 Oficios”, “Así es la vida” y “Al fondo hay sitio” vive actualmente alejado de los reflectores, pero no del arte. Adolfo Chuiman dedica sus días a la lectura, a entrañables conversaciones con sus amigos actores y a largas caminatas, recomendadas por su médico.
“Converso mucho, camino bastante, y también recito”, comparte con emoción antes quebrarse al declamar con su característica pasión estas líneas de Hamlet: “Dirás este pasaje en la forma que te lo he declamado yo: con lengua suelta, no con voz desentonada, como lo hacen muchos de nuestros cómicos; más valdría entonces dar mis versos al pregonero para que los dijese. Ni cierres el aire de ese modo, sé mesurado”.
Chuiman no oculta la nostalgia que siente al recordar los escenarios. “Extraño una barbaridad” confiesa el actor. Uno de los personajes que dejó una marca imborrable en su carrera es el entrañable Peter, el fiel mayordomo de “Al fondo hay sitio”, el cual no descarta volver a interpretar. “Yo encantadísimo de volver, no tengo ningún problema. Todo lo que sea trabajo, bienvenido”, advierte.
Sin embargo, se emociona ante la posibilidad de embarcarse en nuevos desafíos. Uno de ellos sería una serie llamada “El reciclador”, de la mano del productor Efraín Aguilar.
“Seremos tres protagonistas, y yo seré uno de ellos”, comenta con cautela. “Prefiero no dar más detalles porque luego lo copian. Ya tengo definido el argumento; ahora estamos trabajando en definir el elenco”.
Para que Adolfo Chuiman concrete este proyecto y regrese a la televisión, es necesario que se alineen varios factores claves. Según el actor, el proyecto aún requiere conversaciones finales con su equipo creativo y, sobre todo, encontrar un canal que respalde la propuesta con el interés y los recursos necesarios.
“Falta encontrar un buen canal que se interese, y listo. Sería mi gran retirada, como se acostumbra hacer en Estados Unidos, y como lo han hecho grandes actores, como Dustin Hoffman”, subraya.