
Desde las primeras horas de este Sábado de Gloria, la playa León Dormido, ubicada al sur de Lima, comenzó a llenarse de movimiento, a pesar del cielo nublado y el descenso de temperatura que marcan el cierre de la temporada de verano.
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Unas 110 carpas fueron instaladas por familias y grupos de amigos que, fieles a la tradición, decidieron acampar para disfrutar del feriado largo junto al mar. Aunque el clima no fue tan cálido como en Año Nuevo, los visitantes no se dejaron intimidar por el frío y se organizaron para mantener el calor con fogatas encendidas desde la madrugada.
Escenas familiares y espíritu festivo
La jornada transcurre entre desayunos improvisados, personas aún en pijamas, mascotas correteando por la orilla y jóvenes que, entre risas, escapan de las cámaras de televisión. A lo largo de la playa, se respira un ambiente pintoresco donde cada carpa guarda una historia de reencuentros, descanso y celebración.
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Un dato que no pasa desapercibido es la disminución en la cantidad de carpas respecto a años anteriores. En el 2024, durante la misma fecha, se contabilizaban entre 200 y 300 carpas. Antes de la pandemia, la playa llegaba a estar tan colmada que era difícil caminar entre una carpa y otra.
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Pese a la reducción de asistentes, quienes se animaron a acampar este año aseguran que la esencia de la tradición se mantiene intacta: una jornada al aire libre, compartida con los seres queridos y marcada por el sonido del mar, las risas y el crepitar del fuego.