Helena Huelva murió el pasado 3 de enero de 2023 tras luchar con fiereza contra un sarcoma de Ewing, un cáncer raro que afecta generalmente a jóvenes. La andaluza siempre afrontó la enfermedad con optimismo pese a que las noticias que le iban dando no eran positivas. “Mis ganas ganan”, decía ella a sus miles de seguidores en redes sociales.
La influencer se convirtió en un ejemplo de lucha y superación tras cuatro años plantando cara al sarcoma de Ewing. Incluso en sus últimos días, que coincidieron con las días de Navidad, mantuvo la sonrisa en todo momento y tuvo una actitud positiva, pese a saber que la enfermedad le estaba ganando la partida: “Quiero dejar claro que yo ya he ganado por todo el amor y las personas que tengo a mi lado. Pase lo que pase, sé que mi vida no ha sido en vano porque he luchado y he conseguido lo que quiero, visibilizar”.
La actitud con la que se afrontan las enfermedades, como demostró Huelva, es fundamental porque puede influir enormemente en el resultado de la evolución de la enfermedad. Es normal sentirse sobrepasado cuando los médicos comunican una noticia así. Empiezan las preguntas, los momentos de debilidad y la esperanza de que todo salga bien comienzan a desvanecerse, porque uno siempre se pone en la peor situación.
Los beneficios de mantener una actitud positiva
Ante esta situación en la que el mundo parece que se viene abajo, es recomendable gestionar los pensamientos y emociones para afrontarla con positividad y no atascarse en el ¿por qué yo? Este cambio de chip, aunque no es fácil conseguirlo, tener muchos beneficios:
- Mejora de la recuperación: los sentimientos y pensamientos positivos repercuten favorablemente en la curación al reducir el dolor, acelerar la recuperación y disminuir el riesgo de complicaciones.
- Menos riesgo de depresión, estrés o ansiedad: en el momento en el que se comunica una enfermedad grave, se empiezan a tener emociones negativas. Tener una actitud positiva reducirá el riesgo de tener problemas de salud mental asociados, que sin duda empeorarán el diagnóstico.
- Sensación de control: muchas personas enfermas no pueden evitar que la enfermedad controle sus vidas. En cambio, conservar una mentalidad optimista puede ayudar a una persona a mantener una sensación de control sobre su vida, lo que tendrá una repercusión directa en la recuperación y la calidad de vida.
- Motivación para seguir el tratamiento: adoptar una mentalidad favorable puede aumentar la voluntad de seguir los consejos médicos, respetar los planes de tratamiento y realizar cambios en el estilo de vida que favorezcan la recuperación.
- Tener ganas de vivir: es fundamental tener un propósito de vida, incluso ante una enfermedad grave. Alguien que no tiene esperanza, no lucha, y si no lucha es más probable que pierda contra la enfermedad. Además, tener ganas de seguir luchando ayudará que los enfermos puedan tener una vida plena.
- Impacto positivo en los demás: el primer afectado por la enfermedad es el enfermo. No cabe duda. Pero sus familiares y amigos también sufren. En este sentido, que el enfermo sea optimista hará que los demás también lo sean. Esto es fundamental para que la recuperación sea mejor.
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