El Estudio Centenario de Nueva Inglaterra ha estado rastreando a alrededor de 2.000 personas ‘centenarias’ (con 100 años o más) desde 1995. Mediante este trabajo se buscaba determinar los factores concretos que puedan propiciar una mayor esperanza de vida, y se descubrió que no solo la genética, sino también los hábitos, son determinantes a la hora de que una persona viva 90 años o más.
Thomas Perls es doctor y profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, y también director del presente estudio. Este también diseñó una calculadora que determina la esperanza de vida de una persona, con estimaciones que se basan en su frecuencia de trabajo, en las visitas al médico o los hábitos, entre otros.
“Si llegas a los 95 años de edad, normalmente se debe a hábitos muy beneficiosos para la salud”, explica Pearls. Pero este doctor tampoco resta importancia a la capacidad determinante de la genética y, por tanto, de la “buena suerte”.
Hábitos que alargan la vida
Con la ayuda de otro estudio, que siguió de cerca los hábitos de los adeptos del grupo religioso llamado Iglesia Adventista del Séptimo Día, se descubrieron 5 hábitos que se relacionan con la longevidad. Sus feligreses viven de media entre 86 y 90 años de edad y sin importar la raza, etnia o estatus socioeconómico. En común tenían simplemente el seguimiento estricto de estos comportamientos:
1. Manejo de los niveles de estrés.
2. Buena calidad de sueño.
3. Alimentación saludable: adherirse a dietas como la mediterránea o la keto, así como evitar la ingesta elevada de carne roja.
4. Ejercicio constante: entrenamientos de fuerza dos días por semana y ejercicios aeróbicos tres días, aunque sea durante 10 minutos al día como mínimo.
5. Alejarse del tabaco.
Envejecer no implica peor salud
El doctor Perls descubrió mientras investigaba que muchas personas se mostraban recelosas de vivir una vida larga, y ese sesgo no les permite considerar adecuadamente el valor que tienen los hábitos saludables para las personas. “Hay gente que piensa que al hacerte mayor te pones más enfermo, y que por tanto no quiere llegar a esa edad. Ese razonamiento tiene muchos fallos”, comenta Perls.
“A más mayor te hagas, significa que habrás tenido una vida más saludable, añade. Además, argumentaba en el podcast de BU Today que pudo conocer a varias personas centenarias, y algunas de ellas disfrutan de vidas muy activas.
“Recuerdo a la señora Celia, que tenía 102 y nunca estaba cuando iba a visitarla a su comunidad. Pensaba que quizás estaría viendo a sus médicos o algo por el estilo, pero no, estaba por ahí en todo tipo de actuaciones tocando el piano, piezas muy completas de Chopin”, contaba Pearls a BU Today.
La genética y el sexo
A pesar de los hábitos mencionados, la genética tiene sin duda un papel preponderante a la hora de determinar la longevidad. Pero el doctor es claro, afirmando que hasta el 75% por cierto de las probabilidades de llegar a 90 años vienen de comportamientos relacionados con la salud.
Sin embargo, cabe aclarar que cuando la edad alcanzada es de una cifra tan impactante como, por ejemplo, 110, entonces los porcentajes se invierten y la genética toma la batuta. En un estudio con 200 personas que tenían 110 años de edad o más, se descubrió que cerca del 75% de su habilidad para alcanzar dicha edad provenía de una combinación de variantes genéticas inusuales.
Una vez corroborada la importancia de los genes, se debe hablar del otro factor fundamental, y es que nueve de cada diez personas centenarias son del sexo femenino. “Las mujeres ganan el maratón de longevidad con holgura. Pero no está claro por qué las mujeres tienen muchas más probabilidades de alcanzar estas edades más extremas”, confiesa el doctor.
La calculadora de Perls
La calculadora virtual que creó Perls es capaz de estimar la esperanza de vida de una persona, basándose en un cuestionario con preguntas divididas en ámbitos varios: familia, salud, hábitos…
Cuando se haya respondido a todas las preguntas, la página web pide introducir el correo electrónico para enviar el resultado (en inglés) al interesado. La notificación no incluye solamente el cálculo de edad aproximada, sino que también añade un desglose en donde se explica cómo aumentar la esperanza de vida gracias a cambios realizados en los hábitos personales.