¿Quién no conoce la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que indica que hay que comer al menos cinco raciones diarias de fruta y verdura? Los beneficios que aportan estos alimentos (y sólo ellos porque tienen nutrientes exclusivos como la vitamina C, la fibra o los antioxidantes) también son conocidos: estimulan el sistema inmune, reducen el colesterol y la hipertensión…
Pero, además, un reciente estudio realizado por la Universidad del Este de Finlandia ha comprobado que una dieta saludable mejora el desarrollo cognitivo de los niños.
Los investigadores examinaron, durante dos años, la influencia de la dieta, la actividad física y el comportamiento sedentario en la cognición de 397 niños de educación primaria. En lo que respecta a la dieta, llegaron a la conclusión que los niños con hábitos alimentarios más saludables mostraron un mayor desarrollo cognitivo y mejores habilidades de razonamiento.
Sin embargo, a pesar de las recomendaciones de todos los organismos y expertos sobre los beneficios de una dieta saludable en general y de un consumo diario suficiente de vegetales en particular, los más pequeños no consumen toda la fruta y verdura que deberían.
Los datos lo demuestran. Según un estudio llevado a cabo por la revista Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria, sólo un 5,2% de los niños toma tres piezas o más de fruta al día y el 30,2% toma dos raciones de verduras u hortalizas. Son números que están muy por debajo de las recomendaciones señaladas
Si tu hijo forma parte de ese porcentaje que no alcanza el consumo recomendado de fruta y verdura al día, los siguientes consejos pueden ayudarte a inculcarle un correcto hábito alimentario.
Los hábitos alimentarios, así como los gustos y preferencias, se crean durante la infancia. Si logras que tu hijo asiente el hábito de comer las raciones diarias de fruta y verdura recomendadas, seguramente cuando llegue a la edad adulta lo seguirá haciendo
Pon en marcha el mecanismo para que tu hijo coma fruta y verdura
Si tú comes fruta y verdura, seguramente, él también lo hará: No hay mejor manera de educar que practicar con el ejemplo. Si te ve a ti comer fruta, así como a otros adultos de referencia, y es un hábito común en la familia, es probable que tu hijo también lo haga.
En un lugar accesible: Si las tiene a mano, mucho mejor. Coloca frutas y verduras en un lugar visible. Por ejemplo, una fuente en la mesa de cocina, es un buen lugar para incentivar su consumo.
Que sean de temporada: Porque tienen más nutrientes y poseen más olor y sabor, lo que las hacen mucho más apetecibles.
Buena presentación: Juega con formas y colores para hacerlas más atractivas. Si la cortas a dados o las pinchas en un palillo, resultan más atractivas que una pieza entera.
Nunca como premio o castigo: Si les otorgas connotaciones positivas o negativas a los alimentos, vas a interferir en el correcto aprendizaje de unos buenos hábitos alimentarios.
No le obligues: Puedes insistir de forma razonable, pero si en ese momento no quiere probarlo, es mejor que lo intentes en otra ocasión. Así no asocia la fruta y la verdura a algo negativo. Y si, además, te lo comes tú, puedes despertar su curiosidad y es probable que, en otra ocasión, lo pruebe.
Respeta sus gustos: De entre el amplio surtido que hay de frutas y verduras, que coma las que más le gustan. No le obligues a comer las que te gustan a ti.
Come en familia: Hay estudios que demuestran que los niños que comen con familiares consumen más fruta y verdura que los que comen solos.
Que él también participe: Enséñale a cortar fruta, que te acompañe a la frutería y escoja él lo que más le apetezca… Si se siente integrado y partícipe de las decisiones, estará mas dispuesto a preparar y comer los alimentos que él ha escogido
TAMBIÉN LEE: