Lunes, Enero 6

Desconexión con la realidad, ausencia de liderazgo y falta de reflejos políticos. Todo eso ha mostrado esta semana el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana. El barco de la institución que encabeza zozobra en medio de las tormentosas aguas del escándalo por la presunta red de prostitución en el Parlamento. Sin embargo, el capitán de la nave decidió dejarla a la deriva e irse de paseo a China.

Este viernes, el representante de APP viajó al país asiático, indiferente a las voces de sus colegas que alistan una moción de censura en su contra y exigen la salida del oficial mayor. Antes de abandonar el Perú, anunció (como si fuera un magnánimo acto de desprendimiento) que “acortará su agenda” y retornará al país en el “más breve plazo”, pero sin precisar la fecha. Considerando que de Lima a Beijing son más de 24 horas con escalas (más otras tantas de retorno) no sabemos qué tanto podrá “acortar” su periplo asiático. Antes que improvisados recortes de última hora, lo más práctico hubiera sido cancelar el viaje.

Un día antes, Salhuana dirigió una conferencia de prensa en la que se esperaba que anunciara medidas concretas para corregir el caos en las contrataciones parlamentarias. En vez de ello, solo anunció algunas medidas cosméticas, como la reestructuración de áreas administrativas.

Al mismo tiempo que el presidente del Congreso hablaba, ocurría una escena digna del guion de un ‘thriller’ político. A solo unos metros, un grupo de policías y representantes de la fiscalía realizaban una diligencia en la sede legislativa como parte de las investigaciones por la presunta red de prostitución.

Una joven extrabajadora del Parlamento fue salvajemente asesinada a balazos, un ex alto funcionario de la institución (vinculado a la bancada de Salhuana) es investigado por presunto delito de explotación sexual y el Congreso enfrenta uno de los peores escándalos de su historia reciente. Nada de eso parece importarle a su presidente. Con su viaje a China ha demostrado que la frivolidad y la inacción no son monopolio de un solo poder del Estado.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

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