Se trata de un puesto clave en las relaciones internacionales del país más poderoso del mundo, y es el primer hispanoamericano en ocupar el cargo de jefe de la diplomacia estadounidense. Quizá su primer reto sea la relación con el gobierno venezolano, que el 10 de enero del próximo año debería ser asumido por Edmundo González Urrutia, aunque Nicolás Maduro hará hasta lo imposible para seguir al frente del país llanero.
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El líder chavista es el actual presidente y, sin mostrar las actas de votación, el máximo organismo electoral (manejado por el oficialismo) lo proclamó vencedor en los comicios del 28 de julio. La oposición venezolana y la mayor parte de la comunidad internacional dan como ganador a González Urrutia, hoy refugiado en el extranjero y que ha dicho que regresará a Venezuela para asumir la presidencia en la mencionada fecha.
Octavio Pescador, analista internacional afincado en California, recuerda en diálogo con El Comercio que esta situación ya se vivió con Juan Guaidó a principios del 2019, cuando juró al cargo de presidente encargado de Venezuela.
“Hicieron la ceremonia simbólica, pero en términos efectivos de poder, aunque alguien tenga legitimidad y la otra persona tenga legalidad, quien tiene el control sobre las Fuerzas Armadas de un país es el que manda”, dice el profesor de la UCLA y comentarista de CNN en Español.
Frente al escenario de un nuevo gobierno de Nicolás Maduro ha surgido la idea de un golpe de Estado o de una intervención militar extranjera. Pero para Pescador, “sin intervención militar directa de Estados Unidos no va a pasar absolutamente nada, y EE.UU. no va a intervenir militarmente, no le conviene meterse en eso”. Esto respondería a que el mandatario electo, Donald Trump, ha prometido que en su nueva gestión no se empezarán más guerras.
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Norberto Barreto, doctor en Historia y profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), coincide en que Nicolás Maduro tiene reconocimiento de las Fuerzas Armadas, el control del Estado, y añade que no va a abandonar la presidencia de forma voluntaria.
“Los otros pueden reclamar, pero Venezuela tiene un presidente. Si ha sido elegido democráticamente o no, eso es otra cosa”, remarca a este Diario.
Entonces, ¿qué papel tendría Marco Rubio como secretario de Estado?
Discursos duros y más virulentos
Cuando Trump ganó las elecciones en Estados Unidos, Maduro lo felicitó y llamó a iniciar una nueva relación entre ambos países. “Este es un nuevo comienzo para que apostemos a ganar-ganar”, dijo Maduro a un canal de TV oficial.
Es en este punto donde puede intervenir Marco Rubio, y el escenario podría estar en la economía.
Uno de los caminos que seguiría la nueva gestión en Washington, que empezará el 20 de enero del 2025, es restablecer y endurecer el número de sanciones en mercados tradicionales contra Venezuela, pero también en la efectividad de estas. “Aquí lo interesante será ver cómo se manejan los mercados y las transacciones en criptomonedas, y otro tipo de instrumentos que permiten dar la vuelta a las sanciones”, explica Pescador.
Pero lo que se espera, en general, es una mayor severidad de la nueva gestión de Donald Trump.
“Creo que va a ser una relación en la que el discurso va a ser muy fuerte y las sanciones van a ser más duras, porque lo ha dicho [Marco] Rubio: que se va a imponer el orden y la paz incluso por la fuerza”, agrega, y para esto se puede incluso bloquear el acceso a ciertos tipos de recursos e infraestructura, como satélites de los que dependen muchos países.
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Barreto va más allá y señala el endurecimiento en relaciones con otros países de América Latina, como Cuba, Nicaragua e incluso México.
“Yo lo que esperaría es un endurecimiento de la política de Estados Unidos a nivel discursivo, o sea, mayor virulencia en ataques contra el gobierno cubano, pero también en acciones concretas porque Trump tiene que cumplir con esos sectores que votaron por él”, indica, en alusión a la población latinoamericana establecida en EE.UU. que espera un cambio de régimen en sus países de origen.
Además…
Rubio y los inmigrantes
Marco Rubio es de origen hispano. ¿Podrá eso beneficiar a los inmigrantes en Estados Unidos? Para Barreto, es una situación descartada. “El secretario de Estado podrá tener influencia, pero quienes deciden la política migratoria son otros, y la gente que Donald Trump ha puesto en eso es gente de línea dura anti-inmigrante”, expresa el catedrático de la PUCP, aludiendo a que esos cargos son ocupados por Tom Homan, como ‘zar de la frontera’, y Stephen Miller, como subdirector de política.
Una carrera política rápida
Marco Rubio hizo su carrera política en Florida, aunque enfocado en la crisis cubana y venezolana. Y no era para menos, sus padres emigraron de Cuba un par de años antes de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959.
El tiempo lo llevó a ocupar el cargo de senador durante tres periodos, y formó parte de la comisión de Exteriores. No fue fácil, porque en su partido pretendían limitarlo a cargos locales.
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“Su carrera ha sido rápida, se enfrentó al establishment republicano y le ganó”, dice Pescador. Además, forma parte de un movimiento anterior al de Donald Trump, llamado el ‘Tea Party’, que “es una versión más dura del conservadurismo”.
En conjunto, según el analista internacional, Rubio forma parte de un equipo que Trump está formando basado en jóvenes que “son muy duros en el discurso, no tienen limitante alguna, parten de ese discurso incisivo y desde la izquierda los verían como reaccionarios”.
En tanto, Barreto también define a Marco Rubio como ultraconservador, anticomunista y una excepción dentro del gabinete que está formando Donald Trump. Indica que se trata de uno de los más capacitados.
“Es un individuo que tiene conocimiento de la situación internacional. Lo que le falta es experiencia a nivel diplomático, pero eso lo puede adquirir en la marcha, y con él se representa el ala más dura de las comunidades hispanas en Estados Unidos, que son las más conservadoras”, indica.
Enero será clave con el cambio de mando en Estados Unidos, tanto para Venezuela como para muchos otros países más de la región, incluido el Perú.