El Perú se fue preparando y aquí debemos hacer una historia pequeña y reflexiva. Si analizamos qué herramientas utilizamos para disfrutar del mundo, una de las más importantes ha sido la agroindustria, pero jamás se hubiera podido dar si no hubiera existido un visionario como el presidente Fernando Belaunde, que siempre hablaba de teñir de verde el arenal. Belaunde hizo algo fundamental para el Perú: la ampliación de la frontera agrícola con la marginal, donde hoy se habla del milagro sanmartinense; se sustituyen los cultivos de coca por cacao y café, y toda la costa se irriga por las obras de energía gracias a nuestra base de los ríos y emplazamientos de los mismos. Con esa gran transformación, más normas que se convirtieron en política de Estado de los gobiernos, el reto que tenía el empresariado peruano era enorme. Lo que más se ha transformado en el Perú con esta apertura ha sido la agroexportación.
—¿Cómo ve nuestra posición dentro del APEC?
No hay que ser mezquinos con la historia. Quien llevó al Perú al APEC fue Alberto Fujimori, y quien ayudó fue el Gobierno Japonés por la ascendencia de Fujimori. Gracias a esa posibilidad, el Perú es parte de estas 21 economías. El 63% del PBI del mundo está en APEC y el Perú tiene con estos países 15 TLC vigentes y ya tiene más del 70% de sus exportaciones dirigidas a estos gigantes. La reacción más importante es que el comercio, entendiéndose como desarrollo y empleo, se convirtió en una política de estado en el Perú.
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—Después de los 30 años que tiene el Perú en el APEC, ¿qué es lo más importante?
Que no ha existido un solo gobierno en ese camino que haya puesto un pero. Se respetaron las normas de juego. El APEC no es una alianza comercial, es una alianza de economías de desarrollo y eso también permitió hacer los avances a través de los años.
—¿China es el mayor socio estratégico del Perú?
Es innegable que China ha tenido mucho acento y mucha atención en América Latina, no solamente en el Perú. Por política de desarrollo, EE.UU. se enfocó más en Asia y Europa y dejaron América. Con la llegada del presidente Trump al gobierno se deben abrir nuevas opciones de atraer inversión americana. Yo creo en los equilibrios y, si bien China ha hecho una inversión muy grande en el puerto de Chancay, si salen las leyes zonas francas que Eduardo Salhuana está promoviendo se atraerán otras inversiones. Si se logra la zona franca se van a generar miles de puestos de trabajo en industrias complementarias, mirando el mercado más grande del mundo que es el Asia. El Perú se puede convertir en esa cuchara que lleva el alimento a la boca de los pueblos asiáticos con la promoción de una inversión que no tendrá que dejar el 30%, porque estará libre de impuestos.
—No hay empleo si no hay inversión…
Exactamente, y hoy estamos en el mercado más grande del mundo, Dios bendijo al Perú; tiene el Asia enfrente y ya tienes un puerto que va a ser el más importante del Pacífico sur. El problema es que el caos de la política interna no deja ver la proyección de nuestro país frente al mercado internacional. El Perú tiene una gran oportunidad, pero la única manera de aprovecharla es con estabilidad económica, política y social. Lo grave es que hoy se ha perdido la confianza, la ilusión, y esto ha traído una inseguridad demasiado grande.
—¿Cómo lograr esa proyección con un gobierno que genera incertidumbre? Y encima faltan dos años…
Yo diría que falta menos.
—¿Vacarán a Dina Boluarte?
El 2025 es un año de campaña electoral y, si logramos unirnos los peruanos y buscar consensos, cuanto menos en cuatro o cinco políticas de Estado, la educación, la salud, la inversión, vamos a voltear las cosas. El Perú lo tiene todo. El peruano es emprendedor, luchador, trabajador. El peruano no es flojo. Tenemos un territorio que es una maravilla con esta cantidad de climas y puedes producir lo que te da la gana. Solo un gobierno que genere confianza lleva al Perú adelante.
—Pero Dina Boluarte está descolocada.
Ella fue perdiendo todas las oportunidades que el Perú le dio y en este momento no tiene norte claro.
—Entonces, ¿llega al 2026?
El corto plazo se va a complicar mucho para el gobierno y el mediano plazo electoral, bueno que ya es corto también, se torna también complicado porque son demasiados partidos inscritos; se habla de que vamos a llegar a 50 candidatos.
—Usted siempre habla de alianzas…
Sigo hablando de lo mismo y creo que hay gente valiosa. Acaba de surgir Javier González-Olaechea. Añaños lastimosamente se desanimó. Hay actores interesantes, pero hay que ponerse de acuerdo. Está mi sobrino Rafael Belaunde Llosa, a quien siempre le digo que él no debe de rechazar lo que lleva en la sangre, porque además me consta que su abuelo, que lo adoró, lo formó y debe estar muy triste de que se vaya por otro lado. Vislumbro cuatro o cinco personas valiosas , inclusive en ese grupo está Keiko; pero, si cada uno se va por su lado, el fraccionamiento será tan grave que ganará la adversidad.
—¿Está dispuesto a poner el hombro como candidato?
Voy a poner el hombro de todas maneras, pero quien busca el consenso no puede decir: “Detrás de mí”. No tengo ningún apetito de ser el candidato, tengo gratitud al Perú y solo busco decirle a los que no se dan da cuenta de que vamos a elegir un gobierno de transición y que tenemos la gran oportunidad de enfocar el país. El empresario del mundo está mirando al Perú, lo que quiere son reglas de juego con estabilidad.
—¿Al próximo gobierno lo considera de transición?
No por tiempo reducido, sino porque nos tiene que regresar a la equidad, al crecimiento, a la seguridad, a la confianza. ¿Por qué lo llamo transición? Porque el ganador no podrá solo, de ninguna manera. No podrá gobernar sin tener consenso en el Parlamento. Es imposible. Tenemos que ponernos de acuerdo para sacar al Perú adelante. Busquemos un consenso y después de estos cinco años al Perú no lo para nadie. No podemos seguir con este deterioro. Mira la pérdida de la confianza, de la ilusión. Los peruanos ya no quieren salir de noche porque tienen miedo. ¿Por qué tiene popularidad el presidente Bukele? Porque puso orden en su país y eso es lo que el Perú necesita.
—Acción Popular también responsable de todo el desmadre.
Los que tienen hoy predicamento en el Parlamento no representan a Acción Popular. Tengo casi 77 años y lo que me enseñó Belaunde con hechos y no palabras es a construir.
—¿Quién será la ficha de Acción Popular? ¿Usted o Alfredo Barnechea?
Hay dos que tienen intenciones. Víctor Andrés García Belaunde, a quien respeto porque es una persona auténtica, de valores democráticos y docente con su decencia, que es lo que en esta elección va a primar. Alfredo Barnechea es una persona correcta también, no se le puede sacar ninguna denuncia ni nada de corrupción.
—¿Qué hacemos con la presidenta Boluarte?
Hay que preguntarle a Dios. Si el gobierno no cuenta con el camino de los consensos mínimos para buscar la tranquilidad política, económica y social, vamos al fracaso. No hay ilusión de nada.
“La única manera de cambiar en democracia es entrando al sistema”
— ¿Hemos tocado fondo?
Estamos muy cerca del fondo. He visto una tristeza en la gente que hace mucho tiempo no veía. Temor como la época del terrorismo. Todos tienen miedo de salir.
— Y también el terror de los expresidentes. Castillo y Toledo presos, Vizcarra y Humala en camino a la prisión…
Muchísima tristeza, porque están proyectando a los jóvenes que el arte de gobernar es un tema de corrupción, de equivocaciones, de negocio.
— Usted fue vicepresidente de Toledo, que hoy está preso.
Hubo dos Toledos que yo conocí: el bueno y el equivocado. El que te dejaba trabajar, el que tuvo a Silva Ruete, a Quijandría y gente de primer nivel que vino a aportar, a desarrollar.
— ¿Y el Toledo equivocado en qué momento cruzó la línea?
Qué gente al costado puede haber tenido. Toledo era un hombre bueno, que venía de extrema pobreza. Yo conocí su casa, cómo vivía. ¿Qué pasó después? ¿Cómo el diablo se metió en esa agenda de vida? Yo vi al comienzo del gobierno un hombre auténtico, preocupado por su país.
— ¿Por qué la institución presidencial se ha degradado tanto?
La vocación de servicio y ese enamoramiento que tienes que tener con tu patria parecen ya no estar. Antes había partidos con trayectoria, tú votabas por la propuesta y no se cambiaban de un partido al otro. Hoy son partidos que se crean solo para las elecciones. No hay compromiso. La única manera de cambiar en democracia es entrando al sistema y hacer las cosas bien. Los cambios no se hacen desde afuera, ni tampoco criticando. ¿Cuando me preguntas si voy a ser candidato? Primero tengo que ser honesto, yo hubiera querido, claro que sí. Me preparé para serlo. ¿La vida me pasó factura de muchas cosas y salí muy golpeado? Claro que sí. Pero mi amor por mi país no me alejó del sistema político; porque dentro de la democracia se hacen los cambios. Ese es mi rol.