Martes, Julio 2

La improvisación y el apetito rapaz por depredar el erario nacional son los signos más representativos del gobierno de Perú Libre en sus dos lamentables facetas: la del golpista y acusado de corrupción, Pedro Castillo, y su sucesora, frívola, indolente, incompetente y también investigada, Dina Boluarte.

—Esta semana nos deja dos imágenes: la presidenta y su polera de “Los Simpson”, en escala rumbo a China, y Pedro Castillo lanzándose y prometiendo que volverá sin rubor…

Se ha perdido la majestad de la investidura presidencial. Esta es la consecuencia de una clase política descompuesta y caduca. La política tiene que ser un apostolado por el servicio público, no un refugio de mercachifles.

—¿Dina llega al 2026?

La señora Boluarte estará en el poder mientras que los congresistas vean en ella utilidad para prolongar su estadía en el Parlamento y exprimir del Estado todo beneficio, lícito o no, por el mayor tiempo posible. En el momento que eso no ocurra le propiciarán una patada y pondrán a un secuaz, digo, colega, en la presidencia. El gran perjudicado de todo este triste episodio será el Perú.

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—¿Qué haría usted si gobernara?

Tenemos que promover un ‘shock’ de inversiones. Esto pasa por generar confianza en la idea política y programática que tendrá nuestra acción de gobierno frente a la inversión privada, así como asegurar un sistema de normas e instituciones predecibles y que no se estén cambiando las reglas de juego. La composición y comportamiento del nuevo Parlamento será vital. Luego, tiene que venir el paquete de reformas para simplificar y desregular la economía, haciendo más fácil hacer empresa en el Perú y facilitando que las micro y pequeñas empresas puedan ser parte de la formalidad. El destrabe de los grandes proyectos de inversión, mineros, irrigaciones, infraestructura ferroviaria, vial, portuaria es central.

—¿Y la inseguridad? Mire lo qué pasa: 2.000 bodegas cerradas por robos en seis meses. Hoy se anuncia pedido de visa a los venezolanos que quieran ingresar.

Saber quiénes entran al Perú y que lo hagan legalmente es un asunto de seguridad nacional. La lucha contra la inseguridad la entiendo desde tres frentes. Primero, el normativo: que dote a las fuerzas del orden un marco legal que les permita restaurar el imperio de la ley y combatir el terrorismo urbano. No solo leyes y condenas más severas, sino elementos que permitan la vigilancia e interceptación, que permitan anticiparse al crimen. Después, está el uso de la tecnología en la lucha contra la inseguridad ciudadana. La utilización de un ejército de drones de vigilancia con sistemas de identificación con inteligencia artificial. Esto tiene que venir acompañado de un agresivo programa de iluminación de calles e instalación de cámaras de vigilancia. Finalmente, una mayor dotación de motos, patrulleros y más efectivos dedicados a la seguridad, actualmente solo un tercio del personal policial se dedica a la seguridad ciudadana.

—¿Por qué decidió ingresar a la política activa?

Yo vengo del mundo empresarial, pero siempre he tenido preocupación por el destino de nuestra patria. Las próximas elecciones serán de las más trascendentes de nuestra historia republicana, y salvarán o condenarán a varias generaciones. El futuro pocas veces estuvo tan comprometido como ahora. Tenemos que rescatar al Perú de una clase política infame y ejecutar un programa de crecimiento con inclusión, basado en la inversión privada, el capitalismo popular y la proliferación de la economía de mercado por todo el territorio nacional.

—Usted es fundador del partido Libertad Popular y cree en el emprendimiento personal, pero este tiene dos pilares: salud y educación. En esos sectores estamos en crisis eterna. ¿Es posible ser liberal en el Perú?

Creo firmemente que sí es posible. No solo posible, sino que es el camino hacia la prosperidad. La libertad es el camino para el desarrollo de las sociedades. Es una unidad indivisible, no hay libertad económica sin libertad política y no hay libertad política sin libertad económica, salvo –claro– en los sistemas totalitarios, fascistas y socialistas que oprimen al pueblo. Es con el ejercicio de las libertades políticas y económicas que los individuos desarrollan su potencial creativo y creador de riqueza.

—¿Por qué no se acercó a Acción Popular?

Acción Popular es el partido que fundó mi abuelo y, a pesar de mi estrecha relación con él y con Violeta Correa, su esposa, no me inscribí para que no se diga que por ser “nieto de” tenía ventaja. Después, vino el apartamiento de Acción Popular del pensamiento de Belaunde; el partido fue copado por personajes cuya ideología estaba más cerca de Velasco Alvarado. Luego, sufrió el embate de la banda mafiosa de ‘Los Niños’. Confío plenamente que sabrá reencauzarse: Víctor Andrés García Belaunde y Raúl Diez Canseco son garantía.

—El centro en el Perú no es un espacio, es un vacío. ¿Cómo piensa llenarlo?

Más que ser de centro, yo propongo ser decente. Lo que hay que plantear es un programa con decisión y sin complejos por fomentar el crecimiento económico basado en la inversión privada, generando un clima amigable y de confianza para invertir y hacer negocios en el Perú, pero con la misma decisión y convicción, asegurarse de que el Estado haga su parte, siendo parte de la solución y no del problema, asegurando la infraestructura, salud, educación y seguridad ciudadana, para que la economía popular de mercado prolifere por todo el Perú, para derrumbar las barreras que hoy excluyen a millones de peruanos de la formalidad.

—¿Es usted uno de los minicandidatos que fragmentará y debilitará el bloque de centro-derecha?

Confío en que, con el paso del tiempo y al ir tomando mayor protagonismo en la contienda electoral, el ciudadano irá evaluando y escuchando con más detenimiento nuestro planteamiento, de cambio hacia adelante, con crecimiento e inclusión. Bajo este espacio programático estamos llanos a buscar entendimientos con otras fuerzas políticas.

—¿Piensa unirse a Añaños?

Nosotros estamos abocados en viajar por el Perú y en estructurar una propuesta seria que ofrezca a los peruanos un proyecto de país en común, donde todos puedan sentir que forman parte del mismo. El tiempo de las alianzas se verá después.

—Los apristas consideran que lo peor que hizo fue unirse a Pedro Cateriano, un consumado odiador de Alan García.

Pedro Cateriano fue mi profesor en la universidad, allí lo conocí. Es una persona honesta y competente. Él fue quien me persuadió a que ingrese decididamente a la política activa y es uno de los fundadores del partido. Tenemos mucha afinidad en el plano económico. Yo no conocí a Alan García, tengo el recuerdo de su pésimo primer gobierno (rescatando Chavimochic) y de su exitoso segundo gobierno. Si queremos ser un país grande, tenemos que pensar en sumar para crecer y el Apra también tiene cosas que aportar.

—¿Cateriano sería candidato al Senado?

Si Pedro postulará al Senado, no lo sé. Dependerá de él y de las elecciones internas, pero serviría bien al Perú desde ese lugar.

—Sus críticos aseguran que su entorno es más caviar que otra cosa…

Yo no divido a los peruanos entre caviares o DBA. Lo principal es la honestidad, la vocación por servir al Perú y la identificación plena con nuestro programa económico, que se basa en la economía popular de mercado, con inversión privada y un Estado que sea el gran nivelador en el punto de partida, para que sea el emprendimiento y determinación de cada uno lo que determine el éxito de las personas.

—¿Cómo observa el factor Fujimori? Keiko en segunda vuelta en tres elecciones y ahora la presencia del padre ahonda las contradicciones.

Fujimori dejó el poder hace 24 años y su apellido aún es un factor determinante en la política. Hizo reformas que la gente valora. Sin embargo, habiéndose postulado al Senado del Japón y jurado lealtad y hasta dar su vida por el imperio del Sol Naciente, sumado a sus acusaciones fiscales, no creo que deba participar activamente en política. Caso contrario al de su hija Keiko, que tiene todo el derecho de hacerlo, al margen de cómo su participación influye en el espectro político. Dicho esto, su mejor posibilidad fue en la elección contra Pedro Castillo.

—Antauro cree estar en segunda vuelta de esta campaña anticipada. ¿Le ve posibilidades?

Antauro es una persona cuyos antecedentes más conocidos son haber sido un mal oficial del ejército, participado en una asonada violenta en contra del Perú, matando policías y, después, su formación laboral en la confección de peluches de Hello Kitty y consumidor de sustancias psicotrópicas. No creo que tenga las credenciales para ser presidente del Perú, ni siquiera candidato.

—Si llega a ser presidente del Perú, ¿cómo quiere ser recordado?

Por dejar un país con menos pobres, más seguro e inclusivo, en crecimiento, con alta movilidad social y extensión de la economía popular de mercado de iniciativa individual y sin privilegiados.

“No se deben escoger selectivamente algunos testimonios”

—¿Qué piensa de las recientes denuncias en contra la Diviac?

Creo que se debe dejar que las instancias internas y, si corresponde, que el sistema de justicia determine el caso. Se debe hacer un esfuerzo por despolitizar la justicia y desjudicializar la política.

—¿Harvey Colchado se convirtió en un policía político?

Es un cargo muy serio. Por eso dije que en eso se deberán pronunciar los organismos internos de la policía y, llegado el momento, el Poder Judicial. No podría hacer un juicio de valor de esa naturaleza. Lo que sí te puedo decir es que la Diviac se creó para perseguir delitos de alta complejidad y a eso se debería dedicar.

—¿Cómo toma las declaraciones de Jaime Villanueva sobre la fiscalía?

Los testimonios de todo aspirante a colaborador deben ser corroborados antes de que su testimonio genere consecuencias en terceros. La aceptación de los testimonios tampoco debe estar supeditada a que estos sean consistentes con la tesis fiscal, puesto que el bien que se busca es encontrar la verdad. No se deben escoger selectivamente algunos testimonios y descartar otros. Debemos esforzarnos por que prime el principio de inocencia y la igualdad ante la ley.

—¿Cree que Gorriti tuvo injerencia en casos emblemáticos?

No sé del nivel de injerencia que tuvo o no Gustavo Gorriti, pero sí le puedo decir que tengo una opinión reprobatoria de la manera como el equipo de fiscales Lava Jato manejó los casos, tanto en el fondo como en la forma. Creo que los aportes de campaña no configuran delito de lavado de activos; quizá sí sean delitos contra la fe pública, por falsa declaración en proceso administrativo. Las prisiones preventivas a Ollanta, Nadine y Keiko fueron abusivas y acertadamente revocadas. Me da la impresión de que los fiscales del grupo especial y algunos jueces se sintieron sensualizados por la atención mediática. Por eso la gestión de los operadores del sistema de justicia debe ser discreta, pero eficaz, severa, salvaguardando el honor del investigado hasta que se produzca una condena. En los resultados condenatorios también hay poco que ofrecer.

—¿Gorriti es su amigo? Lo pregunto porque Pedro Cateriano es muy amigo de Rosa María Palacios y ellos del mismo Gorriti.

No es mi amigo ni mi enemigo. No lo he tratado, aunque alguna vez he coincidido con él en una comida.

—¿Debe investigarse lo que ocurrió con Alan García? PPK está convencido de que los fiscales lo cercaron y que él mismo sufrió un indigno abuso fiscal.

Alan García fue víctima del mismo trato arbitrario y abusivo con el que se trató a Ollanta Humala, Nadine Heredia, Keiko Fujimori y PPK. No fueron las formas de tratar a un expresidente que venía colaborando con la justicia. De ahí a sostener que lo llevaron al suicidio es un trecho largo y exagerado. La política está llena de reclusiones que resultaron arbitrarias, que, si bien no se justifican, tampoco llevan al suicidio.

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