Miércoles, Julio 3

De acuerdo con la cadena de noticias CNN, la Administración Biden está avanzando en levantar la prohibición de facto para el uso de contratistas militares estadounidenses en Ucrania.

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Funcionarios que conocen del tema le dijeron a CNN que una vez aprobada la norma, el Pentágono podrá proporcionar contratos a empresas estadounidenses para trabajar dentro de Ucrania por primera vez desde que Rusia invadió ese país en febrero del 2022. Los funcionarios remarcaron que el objetivo es acelerar el mantenimiento y las reparaciones de los sistemas de armas que son utilizados por el ejército ucraniano.

“No hemos tomado ninguna decisión y cualquier discusión al respecto es prematura… El presidente está absolutamente firme en que no enviará tropas estadounidenses a Ucrania”, dijo a CNN un funcionario de la administración Biden.

Los funcionarios explicaron a CNN que el material militar suministrado por Estados Unidos a Ucrania que ha sufrido daños importantes en combate, tiene que ser transportado fuera del país, a Polonia, Rumania u otros países de la OTAN, para su reparación, un proceso que lleva tiempo y que supone una desventaja ante los rusos.

Las tropas de Estados Unidos también ayudan a los ucranianos en tareas logísticas y de mantenimiento rutinarias, pero solo pueden hacerlo a distancia, a través de videochat o teléfono seguro, algo que limita el trabajo.

En los últimos meses, mientras Rusia ganaba terreno en el campo de batalla, la administración Biden empezó a considerar la posibilidad de enviar contratistas especialistas en el mantenimiento de material bélico. CNN dijo que permitir la presencia en Ucrania de estos contratistas experimentados y financiados por el Gobierno de EE.UU. significa que podrán ayudar a reparar equipos dañados y de gran valor mucho más rápidamente.

Uno de los sistemas avanzados que, según las autoridades, requerirá un mantenimiento regular es el caza F-16, que Ucrania recibirá a finales de este año.

El primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo (izq), el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky y la ministra de Defensa belga, Ludivine Dedonder, durante el acuerdo para la entrega de aviones de combate F-16. (EFE/EPA/OLIVIER HOSLET).

Entre las condiciones que deberán garantizar las empresas que ganen los contratos, Estados Unidos exigirá que desarrollen sólidos planes de mitigación de riesgos para paliar las amenazas a sus empleados, indicó un funcionario a CNN.

Los funcionarios también remarcaron que la nueva política no significará que se replique la abrumadora presencia de contratistas estadounidenses que en su momento hubo en Irak y Afganistán. En lugar de ello, es probable que haya entre unas pocas decenas y un par de cientos de contratistas trabajando en Ucrania a la vez.

Por ahora es solo para mantenimiento

Andrés Gómez de la Torre, especialista en temas de defensa, dijo a El Comercio que las empresas militares privadas, también llamadas en Estados Unidos contratistas, son una tendencia militar del siglo 21 a la que de manera peyorativa se les ha calificado de soldados de alquiler o mercenarios, en virtud de las llamadas guerras subcontratadas. “Es la expresión de la privatización de las guerras contemporáneas”.

En el caso específico de Ucrania, Gómez de la Torre indicó que el Gobierno de Estados Unidos está sopesando darle un mayor soporte logístico a la cantidad de armas que ha transferido a Ucrania. “Washington ha transferido tanques Abrams, sistemas de misiles Himars, obuses M77 de artillería, misiles antiaéreos Stinger, los Javelin, etc, y todo esto requiere de un soporte logístico. Pero cuando son transferidos a terceros países para su mantenimiento o reparación, ello implica definitivamente pérdida de tiempo”.

“No parece que se va a involucrar a tropas directas tercerizadas, con empresas como la antigua Blackwater, hoy Academi. Entonces, por el momento es distinto a lo ocurrido en Irak y Afganistán. Creo que es un primer escalón en este contexto de las llamadas miniescaladas permanentes con Occidente que se dan en esta guerra”, sostuvo Gómez de la Torre.

El especialista recordó que en este conflicto, las partes han empleado empresas militares tercerizadoras, como el caso de Rusia con el Grupo Wagner, y también a la compañía Redut, que fue formada por exagentes del servicio exterior de inteligencia, en SVR; el sector Defensa y otras unidades militares, en varios puntos geográficos de Ucrania. “Ucrania también usó el Batallón Azov, que es la expresión ucraniana de la tercerización de la seguridad”.

La polémica empresa Blackwater

Las empresas militares y de seguridad privadas adquirieron notoriedad durante las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán en la primera década de este siglo, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York y Washington.

La compañía Blackwater es una de las más emblemáticas, pues en el apogeo de la guerra de Irak desplegó en ese país a decenas de miles de contratistas privados. De acuerdo con BBC Mundo, sus tareas iban desde misiones armadas como la protección de convoyes hasta alimentar y alojar tropas en bases militares.

La cadena británica recordó que Blackwater saltó a los titulares de la prensa después de una serie de incidentes llamativos, incluida la muerte de 14 civiles iraquíes asesinados a tiros por sus contratistas en Bagdad en el 2007.

Cuatro de los acusados por este caso abrieron fuego con rifles con mira telescópica, ametralladoras y lanzagranadas en una plaza que estaba llena de gente, cuando escoltaban un convoy diplomático.

Según el libro “Soldados de Fortuna: De los condotieros a Blackwater”, de Carlos Canales y Miguel del Rey, la compañía nació a finales de los años 90 y contó desde el principio con antiguos militares como operadores. Estados Unidos empezó a colaborar con ellos con el objetivo de que llevaran a cabo las misiones en las que no podían usar a su Ejército por cuestiones de imagen.

Entre el material con el que cuentan figuran helicópteros de todo tipo (MD-430 F, Sikorsky S-92 y Bell 412), vehículos blindados militares como los RG-31, Cougar H y aviones de fabricación brasileña.

El periodista Jeremy Scahill, autor de “Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”, sostiene en su texto que también les fueron encargadas labores “en las que los soldados regulares se desgastaban, como la vigilancia de personalidades”.

Según el diario español ABC, en el 2007 Blackwater entrenaba en su base en Carolina del Norte a cerca de 40.000 personas al año y constituía “el segundo mayor contingente en el país tras el Ejército de Estados Unidos”.

Un informe de Aerospace & Defense News encontró que la industria militar y de seguridad privada global tendrá un valor de más de US$457.000 millones en el 2030, frente a los US$224.000 millones en el 2020.

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