Miércoles, Octubre 23

MIRA: Ecuador: más de 2.500 detenidos en 11 días de “conflicto armado interno” contra mafias

Según el gobierno ecuatoriano, unos 38 países -incluido el Perú – le ofrecieron apoyo en su lucha contra el crimen organizado. En dicha lista destacaba claramente la oferta de Washington. “Con mucho gusto aceptaría la cooperación de Estados Unidos. Necesitamos equipamiento, necesitamos armas y necesitamos inteligencia”, había adelantado el presidente Noboa el pasado miércoles 17 de enero.

Hasta entonces, sin embargo, se desconocía la fecha y delegación que enviaría Washington a Quito. Fue recién el domingo que la embajada de Estados Unidos en Ecuador confirmó que estaría conformada por el asesor presidencial especial para América, Christopher Dodd; la comandante del Comando Sur, Laura Richardson; y el subsecretario adjunto de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley, Christopher Landberg.

“Estados Unidos aumentará el intercambio de inteligencia y la cooperación para combatir la actividad cibernética maliciosa. También brindaremos asistencia a las fuerzas del orden ecuatorianas en investigaciones criminales”, aseguró hace unos días una fuente del Departamento de Estado al medio Voz de América (VOA).

Las similitudes en cuanto al desafío que tienen en frente y el apoyo prometido hace inevitable que este caso sea comparado con el famoso Plan Colombia, un acuerdo bilateral firmado en 1999 por los entonces presidentes Andrés Pastrana y Bill Clinton. La cooperación colombo-estadounidense estuvo enfocada, principalmente, en combatir a los poderosos cárteles del narcotráfico y, posteriormente, evolucionó a uno en el que también se buscaría firmar la paz entre el gobierno colombiano y las FARC.

Se estima que cada año Estados Unidos destina unos US$450 millones a Colombia para la lucha contra el narcotráfico. Esto incluye la provisión de armamento, entrenamiento y recursos de Inteligencia militar.

Los resultados, sin embargo, han sido poco alentadores hasta la fecha. “Cuando inició el Plan Colombia, en el país existían alrededor de 170 mil hectáreas de cultivos de coca y en el último informe del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas (Simci) vemos que Colombia tiene más de 220 mil hectáreas de hoja de coca. Así que hay más coca hoy que cuando comenzó el plan”, comenta a El Comercio el investigador colombiano y periodista especializado en conflictos armados, Néstor Rosanía.

– LA FÓRMULA MÁGICA –

Para Rosanía, todo el apoyo internacional que pueda recibir Ecuador será extremadamente valioso en su lucha contra el crimen organizado; sin embargo, es cauto al advertir que esto no debería ser interpretado por Quito como una fórmula que garantice el éxito.

“Ahora Ecuador pedirá ayuda a EE.UU. y diferentes países, juntos crearán una serie de estrategias, pero no creo que esa sea la fórmula para salir del fenómeno del narcotráfico. El narcotráfico es un fenómeno mucho más complejo, que no depende de un cabecilla ni de un grupo. En su momento se decía que cuando muera Pablo Escobar se acababa el narcotráfico, pero luego vino un fenómeno paramilitar y después llegaron las disidencias”, explica.

“Ecuador es un paciente al que le acaban de decir que tiene cáncer, está buscando desesperadamente el medicamento que lo cure. Pero a su lado, Colombia lo viene sufriendo desde hace 50 años y aún no encuentra la cura”, añade Rosanía.

El experto destaca, por encima de todo, que Ecuador deberá aprovechar las lecciones aprendidas por los otros países y un cada vez menos común consenso que existe en la región. “Ecuador tiene a su favor un momento político en el que toda la región, desde la derecha de Milei hasta la izquierda de Petro, ha salido a apoyarlo. Y eso evidentemente sucede porque el fenómeno del crimen trasnacional ya afecta a toda la región. En Colombia, por ejemplo, tuvimos cuerpos descuartizados en las calles de Bogotá debido al Tren de Aragua. Eso genera que la ciudadanía tenga un consenso sobre combatir al crimen organizado. En segundo lugar, Ecuador tendrá las lecciones aprendidas por Colombia y México sobre cómo proyectar a su policía, su Inteligencia y fuerzas militares. Eso les ahorrará un camino muy largo. ¿Pero que todo ese apoyo le permita a Ecuador superar el problema? No. O no lo sabemos, no existe una receta mágica”, asegura.

En Ecuador, la declaratoria de guerra al crimen lanzada por Noboa el 9 de enero fue ampliamente apoyada por la población. Con el paso de los días, sin embargo, surgieron dudas sobre cómo se financiará esta guerra. Noboa pretende incrementar el IVA del 12% al 15%, una medida que no ha calado bien en la población pero que aún no termina de convertirse en un problema. La percepción sobre el eventual apoyo estadounidense aún no ha sido medido entre los ciudadanos, pero Rosanía adelanta que esta suele estar marcada fuertemente por la postura política de quien es consultado.

“No hay una opinión unánime. Desde la derecha se ha visto siempre que Colombia es el aliado irrestricto de EE.UU., que es el país bisagra de la región. Nuestras fuerzas dependen mucho del armamento, entrenamiento y capacitación estadounidense. El militar colombiano quiere parecerse al estadounidense, las escuelas de formación son una copia de las norteamericanas. La derecha ve eso con buenos ojos pero guarda silencio sobre los resultados. Desde el centro y la izquierda sí se han cuestionado los resultados, como la profundización de las guerras. La mayor crítica entre ellos es que Estados Unidos nos da plata para la guerra pero no para construir un Estado. Algo que se investiga mucho, también, es quiénes ganan los contratos con los norteamericanos, el tema de la corrupción es muy alto ahí”, señala.

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