El nuevo escudo protector que cubre el reactor siniestrado de la central nuclear de Chernobyl, diseñado para contener residuos radioactivos del desastre ocurrido en 1986, ha perdido su función esencial de contención, alertó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). ¿El motivo? La estructura resultó seriamente dañada por un ataque con dron en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania. El impacto provocó un incendio que afectó el revestimiento protector y comprometió la integridad del confinamiento.
El pasado 14 de febrero, un dron con una ojiva explosiva impactó la cubierta protectora de Chernobyl, perforando la estructura y provocando un breve incendio, en un ataque que Ucrania atribuyó a Rusia. El Kremlin negó su responsabilidad.
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Tras una inspección reciente, el OIEA informó este domingo en un comunicado que el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC) en Chernobyl “ha perdido sus funciones de seguridad primarias, incluida la capacidad de confinamiento” de material radiactivo. Confirmó que el ataque de febrero provocó un incendio y dañó el revestimiento protector a su alrededor.

Aun así, el OIEA destacó que los elementos estructurales de soporte y los sistemas de monitoreo de la cubierta no sufrieron “daños permanentes”.
Además, hasta el momento no se han detectado fugas radiactivas ni un aumento apreciable de radiación.
El OIEA pidió emprender una restauración integral lo antes posible, pues las reparaciones temporales realizadas no son suficientes para garantizar la seguridad a largo plazo.
Agregó que se han previsto reparaciones temporales adicionales con el apoyo del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD), con el objetivo de que pueda llevarse a cabo “una restauración completa una vez finalizado el conflicto” con Rusia.
También sugirió mejorar los sistemas de monitoreo, incluido el control de corrosión e humedad, para asegurar que la estructura cumpla su función protectora.
Una monumental obra de ingeniería
El Nuevo Confinamiento Seguro de Chernobyl es una colosal estructura de acero con forma de arco, considerada la más grande de su tipo en el mundo, que fue construida para encerrar el reactor 4 que explotó en 1986 y aislar sus restos radiactivos durante al menos 100 años.
Esta gran estructura se instaló en el 2016 y se inauguró en el 2019.
Con 108 metros de altura, 257 metros de ancho y 165 metros de largo, y un peso que supera las 36.000 toneladas, esta megaobra de ingeniería se alza sobre cimientos de hormigón armado y está compuesta por acero especialmente tratado contra la corrosión y la radiación.
Diseñado para resistir terremotos, tornados, temperaturas extremas y el paso del tiempo, el NSC integra sistemas de filtración de aire, monitoreo permanente de radiación y dos enormes grúas robotizadas capaces de operar de forma remota, reduciendo al mínimo la exposición humana.
Fue ensamblado a unos 300 metros del reactor y luego deslizado sobre rieles hasta su posición definitiva en el 2016, en una operación sin precedentes que fue financiada por más de 40 países y coordinada por el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, con el objetivo de convertir uno de los lugares más peligrosos del planeta en una zona controlada y contenida.
Su costo fue de aproximadamente 2.100 millones de euros.
Bajo el sarcófago protector hay aproximadamente 200 toneladas de material radiactivo.
También restos de combustible nuclear fundido, conocido como corium, escombros altamente contaminados, y el viejo sarcófago soviético, que está deteriorado.
Todo este material sigue siendo altamente peligroso y lo será durante miles de años.
El desastre de 1986
El 26 de abril de 1986, Chernobyl fue escenario del peor accidente nuclear de la historia civil. Ocurrió en el reactor 4 de la central, ubicada en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (en lo que hoy es Ucrania), durante una prueba de seguridad mal ejecutada y bajo graves fallas de diseño.
La noche del accidente, los operadores intentaban comprobar si el reactor podía seguir generando energía en caso de un corte eléctrico.
Durante el experimento se desactivaron sistemas clave de seguridad y el reactor se volvió inestable. Se produjo un aumento súbito de potencia, seguido de dos explosiones que destruyeron el edificio del reactor. El núcleo quedó expuesto al aire, liberando enormes cantidades de material radiactivo a la atmósfera durante varios días.
Unos 31 trabajadores y bomberos murieron de inmediato y en las semanas posteriores porque estuvieron expuestos a niveles extremos de radiación.
Más de 350.000 personas fueron evacuadas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
La ciudad cercana de Prípiat, de casi 50.000 habitantes, quedó completamente abandonada.
Una nube radiactiva se extendió por gran parte de Europa.
Miles de soldados, ingenieros, mineros y voluntarios participaron en la contención del desastre. A ellos se les denominó “liquidadores”.
La URSS construyó a de manera rápída un sarcófago de hormigón para cubrir el reactor dañado. Ese sarcófago fue sustituido por el Nuevo Confinamiento Seguro.
A largo plazo, el accidente nuclear de Chernobyl provocó el aumento de casos de cáncer de tiroides en zonas expuestas, especialmente en niños. Grandes extensiones de tierra quedaron inhabitables por décadas o siglos. La llamada zona de exclusión de 30 km sigue existiendo hasta hoy.
Además, el accidente aceleró cambios en la política nuclear mundial y contribuyó al desgaste final del sistema soviético, que terminó colapsando en diciembre de 1991.
No existe una cifra única y consensuada sobre cuántas personas murieron en los años posteriores al desastre. Un informe conjunto de la ONU, el OIEA y la OMS del 2005–2006 estimó que podrían producirse hasta 4.000 muertes adicionales por cáncer a largo plazo entre las poblaciones más expuestas, como liquidadores, evacuados y habitantes de zonas contaminadas.
Algunos estudios alternativos elevan la cifra a entre 16.000 y más de 90.000 muertes potenciales por cáncer en décadas posteriores en toda Europa.




