Domingo, Noviembre 24

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Ya saben que es impredecible, al mismo tiempo que conocen sobre qué asuntos le gusta presionar o lo que no le interesa. Pero el mundo ha cambiado en los últimos cuatro años. Con dos guerras activas, hay mucho en juego para la política exterior estadounidense que no puede depender solo de los gustos y disgustos de Trump, sino que deberá lidiar con una China más resuelta a asumir un liderazgo, una Rusia con deseos de negociar y una Europa más diluida en el escenario global.

En el caso de la Unión Europea, sus líderes, sobre todo los ultraconservadores que han llegado al poder, esperan con ansias reunirse con el estadounidense, mientras otros saben que no la tendrán sencilla con él de nuevo en la Casa Blanca.

“En Europa se vive un cambio pues en la mayoría de las elecciones en los últimos años se ve una tendencia hacia la extrema derecha. Y Trump tiene cercanía con algunos de esos líderes políticos, como Viktor Orban en Hungría, y les va a dar más legitimidad. Entonces, en la UE son conscientes de que tienen que estar más unidos a los ojos de Washington, que no estará tan comprometido con la OTAN, sobre todo en este contexto de la guerra en Ucrania”, opina a El Comercio el analista Jesús Ágreda Rudenko, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, en Bogotá.

“Trump no tiene problemas en abandonar a algunos de sus aliados tradicionales en Europa, que no es una preocupación de su gobierno. Trump tiene una política aislacionista que puede volverse la característica de la política exterior estadounidense”, señala Rubens Duarte, especialista en seguridad y coordinador del World Political Analysis Laboratory.

Para Román Ortiz, analista principal del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria, en España, hay condiciones estructurales de la política exterior norteamericana que son muy difíciles de cambiar. No obstante, señala que con Trump puede haber un giro importante. “Lo que vamos a ver en la Unión Europea es una posición diferenciada por países y seguramente con una posición más cercana a los líderes que tienen puntos de vista semejantes a los de Trump, como Meloni u Orbán”, señala Ortiz.

“Sus aliados políticos serían Polonia, Hungría, Italia, quizá los Países Bajos y Suecia, pero no veo a los principales países europeos siendo los mejores amigos de Estados Unidos. Es probable que haya un distanciamiento en estos cuatro años”, puntualiza Duarte.

El no tan Lejano Oriente

En el caso de Asia, sobre todo de China, ya se avizora un nuevo capítulo de la guerra comercial, pues Trump ya anticipó que impondrá aranceles del 60% a los productos chinos importados. Pero no solo eso. Ha nombrado a Marco Rubio como su futuro secretario de Estado, un halcón muy crítico de China, y a Michael Waltz como su asesor de Seguridad Nacional, quien ha sido uno de los legisladores republicanos que ha advertido con mayor vehemencia el peligro geopolítico que supone Beijing para Estados Unidos.

Pese a ello, el gobierno que preside Xi Jinping ha señalado que su país “está dispuesto a dialogar, a ampliar las áreas de cooperación y a gestionar las diferencias con Estados Unidos a fin de promover un desarrollo estable de las relaciones económicas y comerciales”. Como siempre, la línea roja es Taiwán, y los chinos han advertido a Washington que maneje el tema “con prudencia para no dañar gravemente las relaciones entre los dos países”, según palabras de Liu Pengyu, la vocera de la embajada china en EE.UU.

¿Qué le espera a los líderes del Viejo Continente y Asia en la nueva era Trump?:

Vladimir Putin

Presidente de Rusia

Una de las expectativas más importantes en la política exterior de Trump es cómo será su relación con el presidente ruso, a quien no ha dudado en prodigarle elogios (algo que también ha hecho Putin, sobre todo en el último año). Durante su primer gobierno (2016-2020), el estadounidense no consideró al ruso como “el archienemigo” de Washington y hasta tuvo con él una reunión bastante más cordial de lo esperado. Pero el tiempo ha pasado, y con una guerra de por medio, Trump ha dicho que él es la persona indicada para llegar a un acuerdo y terminar el conflicto “en 24 horas”.

“Putin ha celebrado la victoria de Trump en las elecciones, mientras que Zelensky está asustado de lo que pueda venir”, señala Duarte.

“Según lo que se conoce, Trump piensa proponerle a Putin sentarse a negociar y que acepte quedarse con el territorio ucraniano que ya tiene bajo control, pero que renuncie al resto de Ucrania, aceptando que siga existiendo como estado independiente. Si Putin no acepta, Trump le daría todo el apoyo militar necesario a Ucrania”, considera Ágreda Rudenko.

“No hay ninguna duda de que Trump quiere acabar con la guerra en Ucrania, pero también es verdad que tiene que hacerlo de una manera que no le entregue la victoria total a Rusia”, expresa Ortiz.

En estos cuatro años, Rusia ha afianzado más su relación con China (a quien le exporta el gas y petróleo que no puede vender a otros países), pero también con Irán y Corea del Norte, que le están dando armamento e incluso soldados, como en el caso de los norcoreanos en el frente de batalla. Estas conexiones han complejizado el escenario y han hecho de la guerra un verdadero tablero geopolítico global.

“Yo creo que Putin tiene la expectativa de que las negociaciones con Trump serán más sencillas porque él siente, y eso es verdad, que no forma parte del ‘establishment’ tradicional de la política exterior norteamericana, la cual siempre ha tenido como un elemento clave desde la Segunda Guerra Mundial que EE.UU. debe tener un pie decisivo en la seguridad europea. Pero el escenario es, ahora, estructuralmente más complejo”, refiere Ortiz.

Volodymyr Zelensky

Presidente de Ucrania

Después de su triunfo del 5 de noviembre, Trump conversó por teléfono con el presidente de Ucrania, en un diálogo en el que también estuvo Elon Musk, el hombre más rico del mundo y que se ha convertido en uno de los aliados más inesperados del magnate.

La relación con Zelensky irá de la mano de lo que pase con Putin. “Será una relación tensa, pero las cosas podrían cambiar de acuerde a cómo Trump interactúe con el presidente ruso y cuál sea el resultado de las negociaciones”, asegura Ágreda Rudenko. Si Putin logra un acuerdo satisfactorio para los intereses rusos, eso sería una derrota para Zelensky que, seguramente, se lo enrostrará a los líderes occidentales.

Emmanuel Macron

Presidente de Francia

Macron fue uno de los líderes europeos que mejor se llevó con Trump en su primera gestión. El liberal de derecha le brindó una recepción de lujo cuando visitó París, lo que impresionó al estadounidense. Pero ahora la vara está muy alta. Macron ha quedado debilitado ante el auge de la extrema derecha que representa Marine Le Pen, que tiene muchos puntos coincidentes con Trump, sobre todo en temas como el proteccionismo y la inmigración.

El francés sabe que la Unión Europea está en un momento crucial y ha abogado por fortalecerla y hacerla menos dependiente de Estados Unidos.

Viktor Orban

Primer ministro de Hungría

En la campaña electoral, Orban fue uno de los nombres que Trump repetía en sus discursos, poniéndolo como ejemplo de un “hombre duro” y de un ejemplo para Europa. Para la UE, Orban no es precisamente la imagen que quieren mostrar al mundo, pero saben que el primer ministro húngaro es uno de los líderes europeos más cercanos al estadounidense.

“Hungría no es un jugador clave en la economía europea, pero sí puede convertirse en un aliado político pues va a ayudar a difundir más las ideas del movimiento de derecha en Europa”, comenta Rubens Duarte. Y agrega: “Respecto a su primer mandato, Trump tiene ahora más países europeos con los que puede contar debido al auge de la extrema derecha”.

Giorgia Meloni

Primera ministra de Italia

Además de Orban, Giorgia Meloni se ha convertido en una de las caras más representativas de la nueva derecha europea y que también busca ser un nexo clave entre Trump y la Unión Europea. Y la italiana tiene un as bajo la manga: es amiga de Elon Musk, el nuevo confidente del presidente electo.

“Ella es nacionalista y puede llevarse bien con Trump. Sin embargo, Italia tampoco es un jugador clave en Europa, como sí lo es el Reino Unido, Francia o Alemania, pese a que sus liderazgos ahora están debilitados”, comenta Duarte.

Sin embargo, a diferencia de Orban, Meloni no genera tantos anticuerpos en Bruselas y ha mantenido buenas relaciones con la administración Biden, además de ser proeuropea.

Keir Starmer

Primer ministro del Reino Unido

El primer ministro británico es un laborista, es decir un político progresista que está a las antípodas de Trump. En la campaña se manifestó a favor de Kamala Harris, algo que sin duda el presidente estadounidense se lo echará en cara en algún momento. “No obstante, el Reino Unido siempre ha tenido una relación especial con Estado Unidos, así que habrá cómo ambos se manejan”, señala Ortiz.

Olaf Scholz

Canciller de Alemania

El liderazgo del socialdemócrata ha quedado debilitado en Alemania luego que se convocase a elecciones anticipadas y su gobierno quedara en minoría. Scholz nunca pudo llenar los zapatos de Angela Merkel, la canciller que se volvió la mujer más poderosa e influyente de la Unión Europea.

Pedro Sánchez

Presidente del Gobierno Español

El presidente del Gobierno Español, Pedro Sánchez, no las tendría todas consigo si quiere llegar a acuerdos con Estados Unidos. Su gobierno de izquierda sería visto con reticencia por la administración republicana, sobre todo porque Sánchez ha criticado abiertamente a Trump.

Xi Jinping

Presidente de China

Donald Trump no es un desconocido para Xi, quien conoce las fortalezas y debilidades del estadounidense. Más allá de quién sea el inquilino de la Casa Blanca, Beijing sigue apostando al largo plazo y a seguir avanzando para afianzarse como el país más relevante del planeta, aumentando sus relaciones con América Latina y África.

“En la estrategia internacional, bajo la administración Trump Estados Unidos irá abandonando el multilateralismo para apostar por las relaciones bilaterales con otros países con el objetivo de reducir la influencia china. En tanto, China seguirá apostando al multilateralismo”, señala Duarte.

La guerra comercial entrará a nueva etapa, pero sin duda Beijing ya debe tener un as bajo la manga.

Kim Jong-un

Líder de Corea del Norte

Este es otra de las relaciones con mayor expectativa, luego de los encuentros históricos que ambos tuvieron en el 2018 y 2019. Pero desde entonces, muchas cosas han pasado. Los norcoreanos han seguido amenazando con su programa nuclear y, sobre todo, han entrado en el tablero internacional al afianzar sus relaciones con Irán y Rusia, incluso llevando soldados al frente de batalla en Ucrania.

“Cuando Trump intervino la primera vez para descongelar las relaciones con Corea del Norte, había una rentabilidad política en ello, pues significaba demostrar que las cosas se podían hacer de una manera distinta. Pero ahora las cosas han cambiado, pues la capacidad desestabilizadora de Corea del Norte ha crecido”, explica Ortiz.

Para Ágreda Rudenko, China es el tercer actor entre las relaciones norcoreanas y estadounidenses. “Estados Unidos intentó mantener una relación más negociada con Corea del Norte pero no funcionó, entonces volvió a su posición de sanciones. China, por su parte, es un aliado de Pyongyang, pero también ha tratado de contenerlos todos estos años para evitar un conflicto regional”, explica. “Aunque China apoya económicamente a Corea del Norte, también ha evitado empoderar demasiado a Kim Jong-un para que el conflicto no se salga de las manos. El problema de China y EE.UU. es que ha sido Rusia el que terminó empoderando a Corea del Norte”.

Yoon Suk Yeol

Presidente de Corea del Sur

El conservador está en el cargo desde el 2022 y será uno de los nuevos presidentes que Trump deberá conocer ahora. Yoong ha decidido prepararse para una eventual cumbre de una manera particular: retomar la práctica del golf, un deporte al que Trump es muy aficionado. El surcoreano llamó por teléfono al estadounidense apenas se confirmó su triunfo electoral y hay mucha expectativa sobre cómo ambos tratarán sobre el programa nuclear de Corea del Norte.

Shigeru Ishiba

Primer ministro de Japón

El político japonés, líder del PLD, el histórico partido conservador del país, está en el cargo apenas desde octubre, así que recién está por verse cómo será su vínculo con el estadounidense. Sin embargo, ya empieza debilitado pues es la primera vez en tres décadas que el Ejecutivo japonés gobernará en minoría en el Parlamento.

Narendra Modi

Primer ministro de la India

El gobierno nacionalista de Modi podría verse favorecido por el regreso de Trump pues ambos tienen visiones compartidas. De hecho, desde el 2016 han tenido una relación cordial. No obstante, en el tema arancelario y de las exportaciones indias a Estados Unidos podría haber desacuerdos, pero no se avizoran roces.

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