Miércoles, Enero 15

En una Argentina con más de la mitad de su población por debajo de la línea de la pobreza, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) reanudó la producción de la ‘Supersopa’, un alimento de bajo costo y rico en nutrientes que había creado durante la última gran crisis económica del país en 2002.

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La ‘Supersopa’ es producida por alumnos de la UNQ en una planta de la universidad, está diseñada para complementar dietas restrictivas y aportar nutrientes esenciales y se entrega en latas de unos cuatro litros.

“En un comedor, donde las personas comen una vez al día, un alimento que aporte verduras, hortalizas y carnes marca una diferencia frente a un plato de fideos”, explica a EFE Anahí Cuellas, magíster en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, docente y directora de la planta.

“Esto evita que la brecha entre quienes podemos comer carne y quienes no se agrande aún más. Los niños que no pueden ingerir proteínas tienen un mal desarrollo cognitivo y problemas de aprendizaje”, añade.

La ‘Supersopa’ fue originalmente creada por la universidad en 2002 como respuesta a la grave crisis económica y social que atravesó el país, que llegó a tener un 57,5 % de pobres, según datos oficiales de aquel entonces.

Desde ese momento se han producido unas 250.000 latas, que se estima contienen unos 10 millones de raciones de alimento nutritivo.

“La universidad toma la responsabilidad de crear un programa a partir de la planta elaboradora de alimentos sociales, donde se fabrica un sustento nutricionalmente equilibrado de bajo costo, que están destinados a los más vulnerables”, comenta Cuellas, mientras a metros suyo un equipo de más de una decena de estudiantes envasa sin parar litros y litros de sopa en latas que luego serán distribuidas a comedores populares en distintos puntos del país.

Pobreza y estado ausente

Lejos aún de la gravedad de la crisis de comienzo de siglo, según los últimos datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), Argentina cerró el primer semestre de 2024 con un 52,9 % de pobreza, mientras que la indigencia trepó al 18,1 %.

En paralelo, Javier Milei emprendió desde su llegada a la Presidencia a fines de 2023 una reducción sin precedentes del Estado y una ofensiva contra las organizaciones sociales y los comedores populares, que el Gobierno considera son un foco de corrupción.

Ante esta situación, la UNQ puso su planta, reservada para prácticas estudiantiles dos veces al año, a producir unas 300 latas a la semana.

El proceso de producción comienza con la selección de vegetales semicocidos, que luego son sometidos a un tratamiento térmico que elimina la necesidad de conservantes y permite almacenar las latas sin refrigeración.

Cada lata de ‘Supersopa’ cuesta 40.000 pesos (unos 40 dólares), contiene unas 50 raciones de un alimento sin aditivos y sometido a estrictos controles microbiológicos.

Individuos, empresas, fundaciones y hasta instituciones estatales pueden comprar el producto o acceder a él a través de programas auspiciados por distintos donantes, que facilitan los costos de producción y su posterior distribución a comedores.

“Desde lo simbólico, producir latas de sopa en una universidad pública y que lleguen a los comedores visibiliza el compromiso de nuestras universidades con el territorio”, considera Cuellas, en un contexto en el que el Gobierno de Milei también ha puesto el foco en las universidades públicas, que dicen estar siendo ahogadas por falta de presupuesto.

El equipo de Cuellas está compuesto por un grupo de estudiantes de distintas carreras relacionadas con los alimentos, a los que busca también capacitar a nivel profesional y personal: “Es llevar a la práctica el aprendizaje y añadir contenido social, elaborando un alimento para un chico o chica que se acuesta a diario sin comer”.

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