Domingo, Octubre 6

La agencia EFE explicó que Macron, cuyo mandato termina en el 2027, recibió a Attal en el Palacio del Elíseo a media mañana, recibió su renuncia y le pidió seguir en el cargo sin fijar ningún plazo.

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En la noche del domingo, tras conocerse los resultados de las elecciones, Attal ya había adelantado que presentaría su dimisión, pero también aseguró que estaba dispuesto a seguir en funciones “tanto tiempo como el deber lo exija”.

El pasado 9 de junio, tras las elecciones para el Parlamento Europeo donde ganó la extrma derecha, Macron sorprendió al convocar a elecciones legislativas anticipadas.

En la segunda vuelta del domingo, la coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) obtuvo 180 escaños, seguida de la alianza de centroderecha de Macron con 160, y del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados, con más de 140. Ninguno logró la mayoría absoluta de 289 diputados, clave para tener a un primer ministro sin necesidad de recurrir a alianzas.

En una primera reacción a los resultados, Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa (LFI), el ala radical del NFP, exigió a Macron que nombre a un primer ministro de la alianza de izquierdas.

En esta nota, te explicamos qué es el NFP, cómo ganó, qué le espera a Macron hasta el 2027 y cuál es el futuro de Le Pen y su partido.

¿Qué es el Nuevo Frente Popular y cómo ganó?

El Nuevo Frente Popular se formó luego de que Macron convocara elecciones legislativas anticipadas. Está integrado por el Partido Socialista, Los Ecologistas, el Partido Comunista Francés, La Francia Insumisa (LFI, considerada de extrema izquierda), entre otros.

Esta alianza quedó en segundo lugar en la primera vuelta del 30 de junio, por detrás del partido de Marine Le Pen, el gran favorito para imponerse en segunda vuelta incluso con mayoría calificada.

Pero el domingo, los franceses, una vez más, mantuvieron a la extrema derecha fuera del poder. ¿Cómo lo hicieron?

El triunfo se debe en gran medida al llamado “cordón sanitario”, el principio según el cual la izquierda y los moderados macronistas se unieron para impedir que la extrema derecha llegue al poder.

Agrupados en el “frente republicano”, los partidos pactaron candidaturas unitarias y retiraron a varios representantes de centro y de izquierda a fin de unificar el voto en todas las circunscripciones de Francia donde la extrema derecha tenía posibilidades de ganar.

Al final, más de 200 candidatos de izquierda y centro se retiraron de la segunda vuelta para evitar la división del voto.

Paz Zárate, investigadora senior del think tank de relaciones internacionales AthenaLab, le dijo a El Comercio que la estrategia de voto táctico que promovieron el centro y la izquierda tuvo resultado. “Ambas facciones fueron exitosas en desnudar que a pesar de que Le Pen haya refrescado su partido con caras nuevas y mostrado flexibilidad en algunas posiciones, como la pertenencia al euro y a la Unión Europea, esos cambios no son creíbles. El cerco sanitario a la extrema derecha impidió que Le Pen obtuviese la mayoría que hubiera forzado a Macron a nombrar primer ministro a Jordan Bardella, el delfín de Le Pen”, puntualizó.

¿Qué propone el NFP?

De acuerdo con su programa de gobierno, el Nuevo Frente Popular busca derogar la controvertida reforma de las pensiones promovida por Macron que prevé retrasar la edad de jubilación hasta los 64 años. También quiere subir el salario mínimo hasta los 1.600 euros netos, propone bloquear la subida de los precios de los artículos de primera necesidad, incluidos la energía y el combustible. Además, quieren mayor inversión en energía verde.

También busca proteger la sanidad pública y avanzar en el proyecto hacia “una educación escolar totalmente gratuita”, incluido el material, transporte, actividades extraescolares y servicio de comedor.

En sus primeros 100 días de mandato, el NFP se compromete a restablecer el impuesto al patrimonio, reformar el impuesto de sucesiones e imponer “un impuesto por kilómetro a los productos importados”.

Además, Mélenchon propone que Francia abandone la Unión Europea. También es admirador de las políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela.

¿Quién será el primer ministro?

En Francia es el presidente quien nombra al primer ministro, aunque luego éste tiene que responder ante la Asamblea Nacional, que lo puede sacar del cargo con un voto de censura. Por esta razón, el premier por lo general proviene del partido que tiene mayoría absoluta en el Congreso o que sea capaz de formar alianzas para lograrlo.

Tras las elecciones del domingo, es una posibilidad que Macron escoja a un reprsentante del partido más votado. En este caso, dentro de la NFP, el partido de Mélenchon obtuvo el mayor número de escaños, le correspondería tener la primera opción. Pero los aliados de Macron se han negado en repetidas ocasiones a trabajar con La Francia Insumisa, pues aseguran que es tan extremista como el RN.

¿Qué le espera a Macron hasta el 2027?

Francia podría tener una Administración marcada por la cohabitación, que es cuando un presidente pertenece a un espectro político distinto al del Gobierno encabezado por el primer ministro.

En ese escenario político, Macron tendrá que implementar políticas que están en discrepancia con su plan de Gobierno.

Paz Zárate considera que el cerco sanitario no fue más que una señal de pragmatismo. “Parte de la izquierda es tan euroescéptica como lo es Le Pen, y es además anticapitalista. Este sector odia al ex banquero Macron intensamente, tanto por el contenido de sus reformas como por su estilo narcisista, alejado de las preocupaciones de los más desfavorecidos de la sociedad. Alcanzar acuerdos será muy difícil, y el rol de Macron será particularmente complicado, teniendo que acercarse a estos acérrimos adversarios. En ese esfuerzo, su tabla de salvación debería ser el Partido Socialista, su ex partido, del cual debería salir el nuevo primer ministro”, analiza Paz Zárate.

En este punto, cabe recordar que en tiempos recientes Francia tuvo tres cohabitaciones: entre 1986 y 1988, Jacques Chirac fue primer ministro del presidente socialista François Mitterrand.

La segunda cohabitación, también con Mitterrand como jefe de Estado, la protagonizó el neogaullista Edouard Balladur, entre 1993 y 1995.

La tercera fue bajo Chirac como presidente y el primer ministro era el socialista Lionel Jospin, de 1997 al 2002.

¿Cuál es el futuro de Marine Le Pen?

Marine Le Pen ha sido ya candidata a la Presidencia tres veces, y ya ha dicho que lo será una cuarta. Desde 2011, su liderazgo político sólo ha crecido y con un trabajo persistente hoy encabeza uno de los tercios de la política francesa. Su chance depende de cómo juegue sus cartas en los tres años que le quedan a Macron en la Presidencia. Es probable que continúe su trabajo de rebranding personal y que en vez de la líder dura que siempre ha sido la veamos mostrar suavidad y compasión. No sorprendería que haga algo parecido a lo que hace Putin -su amigo- que vende calendarios con fotos suyas en los que abraza a cachorritos mientras glorifica los paisajes de su país. La persistencia y sagacidad de Le Pen no pueden ser subestimadas”, sostiene Paz Zárate.

¿La extrema derecha llegó a su echo en Francia? “Creo que la experiencia del Brexit en Reino Unido y de Trump en Estados demuestran que no es posible decir que la extrema derecha tiene techo en ningún lugar del mundo, no sólo porque crean agrupaciones bien organizadas, sino porque son capaces de carcomer el espacio de la centroderecha tradicional. La extrema derecha es eficiente en la apropiación de símbolos nacionales y también del sentimiento de amor a la patria: se encargan de hacer creer que sólo hay una manera aceptable de amar al país, que es la de ellos”, indica Zárate.

La investigadora también refiere que la extrema derecha francesa se ha hecho eco de mensajes que tuvieron éxito en otros países, una especie de ‘Make France Great Again’. Remarca que ha tenido capacidad de conectar con sectores tanto empobrecidos como pudientes con una postura de proteccionismo neosoberanista para la cual la UE representa un obstáculo, “por lo que pretende ‘reformarla’, que en realidad es debilitarla, violar su normativa, y finalmente crear una ‘Alianza Europea de Naciones’ que la sustituya gradualmente. En este sentido, la postura contraria a la migración y la libre circulación de personas dentro de la UE (Schengen) ha rendido dividendos”.

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