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Se trata del hermano mayor de la serie Redmi Note 14. El dispositivo se perfila como un punto de referencia en su segmento. No solo presume una buena relación entre hardware, software y precio, sino que también ofrece una experiencia equilibrada y consistente en el uso diario.
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Hereda gran parte de las características del Redmi Note 13 Pro+, un smartphone que brilló en la gama media gracias a su rendimiento. La nueva versión mantiene muchas de sus especificaciones, desde la pantalla hasta las cámaras, pasando por el sistema operativo y la velocidad de respuesta. Entonces, ¿realmente consigue destacar y volver a la cima en 2025?
A primera vista, el cambio más importante que trae es el salto de procesador, dejando atrás MediaTek para incorporar el Snapdragon 7s Gen 3 de Qualcomm. Un ajuste que le sienta bastante bien en términos de rendimiento.
Un diseño pulcro y bien construido
El Redmi Note 14 Pro+ apuesta por un diseño limpio y moderno, disponible en tres colores: Negro Medianoche, Violeta Lavanda y Azul Hielo. Nosotros probamos el modelo negro, con cuerpo de cristal y un acabado que, además de sentirse premium en la mano, evita que las huellas dactilares se marquen con facilidad.
Uno de los cambios más evidentes es la reubicación del módulo de cámaras, adoptando una disposición más alineada con los dispositivos de gama alta. Además, la inclusión de una pantalla curva no solo mejora la ergonomía, sino que también ofrece una experiencia visual más inmersiva.
El Redmi Note 14 Pro+ viene en versiones con el cuerpo trasero de cristal. El módulo fotográfico también ha evolucionado. Ahora, las cámaras están agrupadas en un rectángulo que sobresale más del cuerpo, un diseño que recuerda a los modelos prémium y que ya se ha convertido en una tendencia dentro de la gama media.

Misma pantalla, pero con mejoras sutiles
Xiaomi mantiene la apuesta por una pantalla curva, un diseño que aún predomina en la gama media, mientras que los modelos tope de gama comienzan a optar por bordes más rectos. A nivel técnico, no hay un salto radical respecto a la generación anterior, pero sí algunas mejoras que suman puntos a la experiencia de usuario.
El Redmi Note 14 Pro+ equipa un panel AMOLED de 6.67 pulgadas con resolución 1.5K (2712 x 1220 píxeles) y tasa de refresco de 120Hz, junto a una frecuencia de muestreo táctil de 480Hz. Sin embargo, su gran fortaleza es el brillo máximo de 3.000 nits, un salto importante respecto a los 1.800 nits de su predecesor. Esto se traduce en una visibilidad excepcional incluso bajo luz solar directa.
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La pantalla está protegida por Corning Gorilla Glass Victus 2, lo que garantiza una mayor resistencia frente a caídas y arañazos.
En cuanto a la reproducción de colores, el panel ofrece un buen balance, especialmente al visualizar contenido en HDR. No satura las imágenes ni exagera el brillo, algo que suele ocurrir en otros dispositivos de esta gama.

Rendimiento: salto a Qualcomm
Xiaomi ha decidido apostar esta vez por Qualcomm en lugar de MediaTek, incorporando el Snapdragon 7s Gen 3 en el Redmi Note 14 Pro+. Aunque este chipset no es una rareza en la gama media, la “s” en su nombre indica una versión mejorada del Snapdragon 7 Gen 3, con una GPU Adreno que pasa de 720 MHz a 1.050 MHz, lo que se traduce en un rendimiento gráfico más potente.
Gracias a este procesador, el teléfono ofrece mejor eficiencia energética y un rendimiento general más optimizado en comparación con su predecesor. Además, está acompañado de 8 GB a 12 GB de RAM y opciones de almacenamiento que van desde 128 GB hasta 512 GB.
¿Y qué significa esto en la práctica? Pues que el smartphone se mueve con fluidez en tareas cotidianas, como navegar por el sistema, redes sociales y aplicaciones de streaming. También responde bien al ejecutar apps más exigentes, aunque, como es lógico, no alcanza el nivel de un gama alta. En juegos pesados o tareas gráficamente intensivas, pueden notarse pequeñas caídas de frames, pero nada que afecte drásticamente la experiencia.
Un punto a favor es que, incluso bajo carga intensa, el dispositivo no se calienta demasiado, algo que no siempre se puede decir en este segmento.
En cuanto a seguridad, el lector de huellas bajo la pantalla es rápido y preciso, ofreciendo una experiencia de desbloqueo eficiente. Sin embargo, el reconocimiento facial deja que desear: en entornos con poca luz presenta dificultades y, aún con buena iluminación, el proceso puede sentirse algo lento.
HyperOS y más autonomía
El Redmi Note 14 Pro+ 5G llega con HyperOS, la nueva capa de personalización de Xiaomi, aunque basada en Android 14 en lugar de Android 15 (actualización que la mayoría de rivales ya tienen), lo más probable es que llegue en los próximos meses.
HyperOS es una interfaz cargada de opciones de personalización, con un centro de control que recuerda bastante al de iOS. Además, incorpora la mayoría de las herramientas de inteligencia artificial de Google, como Gemini y Circle to Search, junto con funciones útiles como notas, intérprete y el borrador mágico. Todo esto suma puntos en la experiencia del usuario, especialmente si tenemos en cuenta que estamos ante un dispositivo de gama media.
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El software se siente ligero y bien optimizado, sin señales de ralentización. En combinación con el procesador de Qualcomm, el sistema logra gestionar de manera eficiente tanto la pantalla como el consumo de batería.
¿El punto negativo? Viene con bastante bloatware (apps preinstaladas que probablemente nunca usarás). La buena noticia es que puedes eliminarlas fácilmente si no las necesitas.
Hablando de batería, el teléfono monta 5.110 mAh, una capacidad superior a la de muchos competidores directos. Pero lo realmente llamativo es su carga rápida de 120W, que permite recargar el equipo por completo en menos xx minutos. Una ventaja considerable para quienes buscan cargar y salir sin preocupaciones.
Cámaras: que se repita no es un problema

Uno de los factores clave al elegir un smartphone es el apartado fotográfico, y el Redmi Note 14 Pro+ mantiene la fórmula “ganadora” de su predecesor con algunas mejoras en nitidez, en parte gracias al nuevo Snapdragon 7s Gen 3. La configuración de cámaras es prácticamente la misma, con una ligera actualización en la cámara frontal.
El sistema de cámaras traseras se compone de:
- Principal de 200MP con apertura f/1.65 y estabilización óptica de imagen (OIS).
- Ultra gran angular de 8MP con apertura f/2.2.
- Macro de 2MP con apertura f/2.4.
¿Cómo rinde la cámara en el día a día? En condiciones de buena iluminación, las fotos destacan por su alto nivel de detalle y colores bien calibrados. En interiores, la calidad sigue siendo sólida, superando a varios competidores de la gama media.


Por la noche, la calidad baja, pero el control de luces artificiales es bastante bueno: evita reflejos excesivos que suelen aparecer en las cámaras de este segmento. Si bien no cuenta con un teleobjetivo, el zoom digital hace un buen trabajo al procesar las imágenes, ofreciendo un nivel de detalle decente, que mejora un poco con el Modo noche.



El modo retrato es otro punto fuerte: el sensor logra una buena separación entre el sujeto y el fondo, generando un desenfoque natural. Puede haber algunos bordes ligeramente difuminados, pero nada que arruine la toma.
El ultra gran angular cumple su función de día sin generar distorsión en los bordes, algo que suele ser un problema en este tipo de sensores. Sin embargo, es el lente menos impresionante del conjunto, con una calidad de imagen modesta y un desempeño nocturno bastante flojo, con pérdida de nitidez y ruido visible.
El sensor macro de 2MP es anecdótico: sirve para experimentar un poco con tomas de cerca, pero su calidad es limitada.

La cámara frontal de 20MP ofrece selfies decentes, con un buen control de la escena y sin sobreexposición del fondo. Sin embargo, los tonos de piel tienden a verse un poco más cálidos de lo normal. El modo retrato en la cámara selfie es menos preciso que en la trasera, pero sigue siendo funcional. En fotos nocturnas, la nitidez se reduce y el ruido aumenta, algo que incluso ocurre en gamas más altas.


El lente principal permite tomar fotos de hasta 200 MP, aunque por defecto está configurado a 12 MP. Podemos cambiar esta configuración fácilmente, pero ¿realmente hay una diferencia notable? A simple vista, no se percibe un cambio drástico en la calidad de la imagen. Sin embargo, al hacer un gran acercamiento, la foto de 200 MP revela muchos más detalles. En el ejemplo de abajo, podemos ver cómo una mancha en la pared del edificio se distingue con mayor claridad. Eso sí, las imágenes en 200 MP son considerablemente más pesadas, por lo que solo resultan útiles si necesitamos editarlas o imprimirlas en alta resolución.
En video, el Redmi Note 14 Pro+ graba en 4K a 30 fps. La calidad es buena cuando grabamos de manera estática, pero pierde estabilidad al moverse, a pesar de contar con estabilización óptica. No podemos esperar el mismo desempeño que un gama alta en este aspecto. Por su parte, la cámara frontal graba en 1080p a 60 fps, ofreciendo una calidad suficiente para videollamadas y contenido en redes sociales.
¿Vale la pena el Redmi Note 14 Pro+?
El Redmi Note 14 Pro+ 5G sigue la fórmula ganadora de su antecesor, pero con mejoras en procesador, pantalla y cámara principal. No es una revolución, pero sigue siendo una de las opciones más sólidas en la gama media.
Si ya tienes un Redmi Note 13 Pro+ o incluso el 12 Pro+, el salto no es tan grande como para justificar un cambio inmediato. En ese caso, lo mejor sería esperar una o dos generaciones más.
Ahora bien, si estás buscando un equipo con buen rendimiento, cámara competente, excelente batería y sin gastar demasiado, este modelo sigue siendo una de las mejores opciones dentro de su categoría.
La cámara principal es su mayor fortaleza, aunque sería interesante que Xiaomi renovara las cámaras secundarias en futuras versiones. Aun así, el Snapdragon 7s Gen 3 y la autonomía de la batería compensan este punto, logrando una experiencia equilibrada y bien optimizada.