Martes, Julio 2

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José Naupari, que es experto electoral y ha asesorado al JNE, me dijo que “deberá haber una norma que incluya a este y a los próximos hitos del proceso electoral, que no deje lugar a dudas”. Me puso un ejemplo sobre el horario: “De acuerdo al reglamento del ROP (Registro de Organizaciones Políticas) la atención de las afiliaciones tendría que ser presencial hasta el cierre del horario normal de las oficinas y si hay atención virtual tendría que ser en el mismo horario; pero estoy de acuerdo con interpretaciones menos restrictivas que, al igual que la inscripción de candidaturas, el 12 de julio sea hasta las 11:59p.m. y si alguien empezó el registro virtual o está en la cola, que sea atendido”.

Pueden apostar a que en la última hora los personeros estarán abrumados comunicando las últimas afiliaciones conseguidas por los dirigentes. Si no logran registrarlas, esos candidatos no podrán postular en la plancha presidencial de ese partido y de ningún otro. Mueren sus expectativas por una cuestión de tiempo. Lo que les quedaría es ser parte de la cuota de invitados (la palabra oficial es ‘designados’) en la lista parlamentaria de algún partido, con el añadido de que competirán más duro por un espacio que si estuvieran afiliados (solo 20% de lista puede ser de designados, aunque si la cúpula partidaria lo decide, puede colocarlos en los primeros lugares).

Hay una pregunta crucial que sí tiene una respuesta exacta para los 19 partidos en ascuas registrales: ¿Si la inscripción definitiva del partido llega después del 12 de julio, las afiliaciones hechas antes valen para poder postular? La respuesta es sí. No se quedan colgados. El partido, para poder postular, tiene otro ‘dealine’ para su inscripción, que es abril del 2025, un año antes de las elecciones. Por lo tanto, aún queda tiempo para nuevos inscritos que se sumen a los 47 aunque, ojo, tendrían que haber empezado su trámite (al menos tener la reserva de nombre ante Indecopi) antes del 2024, cuando este congreso modificó la ley electoral para volver al engorrosísimo requisito del 3% del padrón, o sea, presentar alrededor de 1 millón de firmas y no las cerca de 26 mil fichas de afiliación que se requieren ahora.

Muchos pero parecidos

Los 47 o más podrían encontrarse con un partido inscrito sin requisito de firmas ni afiliaciones ¿Cómo así? Los movimientos regionales, que están sufriendo el dilema de mantenerse en sus trece antes de que se consume la reforma constitucional que los amenaza, han encontrado una ventana por la que podrían hacer fuerza común. Según el Art. 16 de la Ley de Partidos Políticos, los movimientos regionales “pueden conformar un partido político, siempre que se encuentren inscritos en más de la mitad de los departamentos y cumplan los demás requisitos correspondientes”. Esos requisitos, según el reglamento de esta ley, no son presentar miles de firmas, sino tener el nombre registrado en Indecopi, contar con estatuto e ideario y algunos otros. Freddy Vracko, presidente de la Asociación de Movimientos Regionales, me describió esta estrategia. Por lo pronto, él y otros dirigentes de movimientos se han afiliado al PRIN, partido inscrito desde el año pasado, con la idea de que este se integre a esa fusión de movimientos. Respecto a este plan, Naupari me dijo que tendría que concretarse antes de su posible inhabilitación para postular, pues sino podría objetarse la legalidad de su fusión.

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Otros movimientos siguen en negociaciones para integrar, al menos a sus cúpulas, a partidos nacionales. Se debaten entre ir con los viejos conocidos o con los nuevos por conocer, pues existe la idea de que los viejos podrían ser duramente castigados por el voto anti establishment. De similar parecer son varios personajes con aspiraciones presidenciales que solos o con un entorno íntimo, negocian su afiliación obligatoria. Por ejemplo, Carlos Añaños se desafilió de Avanza País, un barco con bancada y congresistas vistosos, para ingresar al desconocido Perú Moderno.

Veamos otro ejemplo de repulsa a lo viejo, pero con un arma de negociación que es el ‘grupo propio’. Yonhy Lescano, que tuvo una buena performance electoral en el 2021 poniendo 16 curules, renunció a AP sin tener, aparentemente, una alternativa segura. Es un veterano ‘insider’ que busca una marca nueva. Tiene un grupo, Verdad y Honradez, que ni siquiera figura en la lista de los partidos en proceso de inscripción. Me contó que evalúa si sigue en la brega propia o se afilia a otro. O sea, el aspirante no solo negocia su afiliación personal sino la de un grupo que puede definir las cosas y copar espacios importantes en el partido o vientre que lo ficha. Es también el caso de Lo Justo que, abrumado ante el panorama de la inscripción propia, optó por fundirse con Primero La Gente. Si estas integraciones apuradas son el preludio de futuras alianzas entre los inscritos, en buena hora; sino, la fragmentación de la primera vuelta será, otra vez, devastadora. Rescato lo que me dijo la cabeza de un partido en trance de inscripción y aspirante presidencial él mismo: que cuando el candidato viaja dentro del país –requisito indispensable que ya cumplen silenciosamente varios- y conversa con la gente se da cuenta de que no quieren lo que pasó con Castillo, que ‘quieren alguien que sepa, que se parezca a uno, pero no tanto’. He ahí un perfil para que los muchos, demasiados aventados, tengan en cuenta.

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