Con la solicitud de inscripción de las listas ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que terminó ayer, empieza oficialmente la campaña electoral, y es importante empezar a mirar las candidaturas para el nuevo Congreso bicameral, tanto para diputados como para senadores.
Lo primero para tener en cuenta es la composición de la cédula para la elección parlamentaria. En la cámara secreta de su local de votación, usted se enfrentará a una cédula de cinco cuerpos, de los cuales tres están referidos a la elección legislativa (sin contar al Parlamento Andino): una para Senado Nacional, una para Senado Múltiple (por circunscripción electoral) y otra para diputados. Cada cuerpo tendrá sus respectivos espacios para el uso del voto preferencial.
Lo segundo es tener en cuenta la diferencia de las funciones. Cuando usted vote por los senadores, estará eligiendo a los legisladores que tendrán la última palabra en el debate de las leyes, los representantes de la cámara reflexiva y los que sobrevivirán si es que un presidente decide disolver el Parlamento. Mientras que cuando vote por diputados, estará optando por representantes similares a los congresistas que tenemos a la fecha: encargados de presentar los proyectos de ley (los senadores no pueden presentar iniciativas legislativas).
Lo tercero es quizás la tarea más difícil: buscar candidatos entre los más de 30 partidos políticos. La tarea es ardua porque tendremos más de 9.000 postulantes. Lo importante en este punto es tener en cuenta algunos aspectos claves, como revisar constantemente si los candidatos de su interés siguen en contienda. Esto responde a que la inscripción de las candidaturas pasa por una revisión, y luego es pasible de tachas y exclusiones. Si no quiere desperdiciar su voto, esta revisión resulta trascendental hasta días antes de la elección.
La revisión de las hojas de vida –en el mismo portal del JNE– también es clave. En dicho portal –basta con googlear “plataforma electoral JNE”–, podrán encontrar datos como su perfil profesional, así como su trayectoria laboral, experiencia política y sus sentencias por pensiones de alimentos. También es importante estar atentos a los espacios, como los que prepara El Comercio, donde se realizarán cruces de información con bases públicas para conocer mayores detalles de los perfiles de los candidatos. Y nunca cae mal dar una búsqueda en línea a los nombres, o incluso respaldarse en las herramientas de IA para investigar antecedentes y denuncias (basta con un buen prompt y solicitando siempre fuentes de medios periodísticos nacionales que hayan realizado trabajo de investigación).
Lo cuarto es estar pendiente de los debates, pero con ciertas consideraciones. Descarte a los candidatos –y debates– que no se centren en las labores que realizará dentro de sus funciones legislativas. Es natural que vote por alguien que piense igual que usted o que defienda las mismas cosas, pero si el candidato no tiene claras sus funciones, ya sea como diputado o senador, es un voto perdido. Por ejemplo: un candidato no puede ofrecer obras, y no puede ofrecer puestos de trabajo. Si ve a un candidato hablando o haciendo propuestas como aspirante presidencial (salvo los miembros de planchas presidenciales que también postulan al Senado o a Diputados), esa es una ‘red flag’.




