Por segunda vez consecutiva, Rosalía anuncia una gira mundial sin incluir al Perú. La cantante catalana confirmó el LUX Tour 2026, una gira de casi seis meses que recorrerá 17 países durante el 2026. El tour —que inicia el 16 de marzo en Lyon— propone un viaje inmersivo guiado por la narrativa espiritual, la experimentación sonora y las trece lenguas que componen la obra.
El tour nace como la extensión escénica del álbum LUX, pensado para presentarse en arenas de gran capacidad y con infraestructura técnica especializada. Se trata de recintos cerrados que, en promedio, albergan 18.000 espectadores, y que priorizan control acústico, iluminación avanzada y un nivel de detalle que no puede replicarse en locales más pequeños.
El itinerario —con 42 conciertos confirmados— contempla paradas estratégicas en mercados clave como Francia, Suiza, Italia, Países Bajoles, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Las ciudades españolas de Madrid y Barcelona serán puntos clave del tour, mientras en Sudamérica Buenos Aires y Santiago son las únicas dos ciudades con dos fechas.
El entusiasmo global por la gira contrastó con la reacción peruana que quedó fuera del mapa. “Por lo general las negociaciones con estos artistas suele demorar un año entre lo que va viendo su propia producción hasta lo que finalmente se diga tras las negociaciones. No es un proceso simple, ni una decisión que venga de la noche a la mañana, pero la respuesta sí puede ser tajante”, menciona Coqui Fernández, productor de Move Concerts, en conversación con El Comercio.

Un show a medida
El LUX Tour está diseñado específicamente para arenas de alta capacidad, con acústica controlada e infraestructura preparada para espectáculos de alto tonelaje. El objetivo es asegurar una experiencia uniforme y precisa, independientemente de la ciudad. Estos recintos tecnológicos —no estadios ni coliseos multipropósito— son la base de la gira, y es hacia ese estándar que apunta la producción.
“Uno de los motivos determinantes para que Rosalía no venga es exactamente la falta de arenas”, señala Coqui Fernández. “Aquí se piensa en quitar la comida de los conciertos y no en espectáculos de gran calidad, y hacia ese lado es que apunta Rosalía”, agrega el productor.
Actualmente, ninguna ciudad del Perú cuenta con una arena en el sentido moderno del término. Incluso las alternativas más mencionadas no cumplen con los requisitos mínimos. El Coliseo Eduardo Dibós, por ejemplo, tiene una capacidad aproximada de 4.600 personas: apenas una cuarta parte de lo que demanda un show de esta gira. El Centro de Convenciones María Angola puede recibir entre 2.200 personas sentadas y hasta 11.000 paradas, pero carece de las condiciones acústicas, de altura, aforo y soporte técnico necesarias para un montaje de esta escala.

Las alternativas tampoco resultan viables. El recientemente inaugurado Arena Monumental se asemeja más a una explanada, mientras que espacios como Arena 1 no cuentan con las condiciones inmersivas que exige la propuesta de Rosalía. Y para los más imaginativos, lugares como el Coliseo Amauta —con capacidad para 20 mil personas— tampoco serían una opción: no dispone de una bóveda capaz de sostener los diversos materiales que requiere la producción.
“Una vez tuvimos un inconveniente con un artista cuyo concierto se retrasó dos horas porque su producción detectó un problema en los mecanismos que lo elevarían; tuvieron que apuntalar algo para continuar el show”, recuerda Fernández. “Si quisiéramos llevar el concierto de Rosalía a otros espacios de menor capacidad que una arena tendríamos que hacer por lo menos cuatro fechas; y si piensan en el Gran Teatro Nacional, el problema se agudiza aún más, con unas veinte fechas. No es viable”, explica, subrayando además la imposibilidad de ajustar la agenda de Rosalía para multiplicar funciones solo para compensar la falta de infraestructura.

Los shows que perdimos
Rosalía no es la primera ni será la última artista que exige este tipo de recintos. “Artistas como Eric Clapton o Rod Stewart son algunos artistas de arenas que no vinieron más veces por la falta de las mismas. Son espectáculos planeados para un gran despliegue artístico; les dan un espacio donde ellos puedan ejecutar un gran número”, explica Fernández sobre la ausencia de arenas en el Perú.
Para que un venue pueda llamarse arena, debe cumplir condiciones estrictas: capacidad media de 12.000 a 20.000 personas, diseño acústico especializado, graderías envolventes, techos altos capaces de soportar estructuras pesadas, accesos amplios, logística adaptable y servicios integrados. Es una maquinaria urbana que permite espectáculos completos sin comprometer la experiencia, y que por esa razón resulta atractiva para artistas como Rosalía, cuya propuesta depende de la precisión técnica y la escala monumental.

Pero el impacto va mucho más allá de la música. “Una arena genera más impuestos, más trabajo y, sobre todo, más alegría para la gente. Así como nos abre a los productores un nuevo mercado, y la posibilidad de traer artistas que nunca antes estuvieron por aquí”, enfatiza Fernández.
A pesar de no contar actualmente con estos espacios, existen proyectos en marcha. Uno de ellos es el Lima Music Arena, de la productora Live Nation —misma que estuvo en conversaciones para traer a Rosalía a Lima—, que estaría ubicado junto al centro comercial Jockey Plaza y tendría una capacidad aproximada de 18.500 personas, con proyección de apertura en 2028. Además, en el Parque de las Leyendas avanza la propuesta del Arena Lima, un recinto insonorizado con capacidad para 20.000 espectadores. “Hay que mirar para adelante: otras giras, nuevos artistas o futuras oportunidades con Rosalía”, concluye Fernández.













