Martes, Enero 14

Hay una frase que Demi Moore suele repetir en sus entrevistas: “Yo me gradué de la universidad de finge hasta que lo seas”, el famoso ‘fake it till you make it’ que celebra el actuar seguro hasta lograr las cualidades que se necesitan para ser alguien en la vida. Una de las primeras veces que tuvo que poner a prueba ese dogma, fue a los 13 años cuando husmeando entre las cosas de su madre, descubrió que su padre biológico en realidad no lo era. Cuando con ayuda de una tía logró conocer a su verdadero papá, volvió a casa decidida a actuar como si nada hubiera pasado y a fingir una fortaleza de carácter que, 50 años después, es la clave que ha permitido su gran regreso.

“Estoy muy feliz de poder ser testigo de este tercer acto en tu carrera”, le dijo Dennis Quaid a la actriz tras la primera proyección de “La sustancia” en el Festival de Cannes, donde largas ovaciones y elogiosas reseñas vaticinaban el descongelamiento de la que fue un símbolo de las películas de los 80 y, especialmente, de los 90, una década en la que Demi logró sus mayores éxitos de taquilla y en la que también arriesgó con papeles menos convencionales pero que nunca le valieron el respeto de la crítica.

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Aunque nadie le discute su carácter de ícono con momentos clave en la cultura popular tanto dentro de la pantalla como fuera de ella (desde la escena de la cerámica en “Ghost” hasta su portada desnuda y embarazada para “Vanity Fair”), ser tomada en serio le costó siempre.

“Hay una marcada división entre quienes piensan que ha alcanzado la cima de la actuación y la taquilla de Julia Roberts, y quienes piensan que más que talento, tiene suerte”, explicaba la revista “Vanity Fair” tras el éxito descomunal de “Ghost” en 1990. “Claramente, no es Geena Davis, una artista con actuaciones maravillosas. Demi tiene suerte y se casó bien: es la señora de Bruce Willis”, decía un productor top de cine de la época en la misma publicación.

Comentarios de este tipo han seguido frecuentemente a los trabajos de la actriz. Ella misma recordó uno en la reciente edición de los Globos de Oro cuando recibió el primer premio importante de su vida profesional. “Hace treinta años, un productor me dijo que yo era una actriz ‘palomera’. En aquel momento lo interpreté como que esto no era algo que tuviera derecho a ganar. Me dijeron que hacía películas taquilleras, pero que jamás serían reconocidas”, dijo en la ceremonia que, más allá de ser clave en el camino al Oscar, ha dado pie a la revisión de una filmografía que, con el paso del tiempo, ha reivindicado el trabajo de Moore.

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Una ‘brat’ encantadora

Demi Moore decidió que quería ser actriz cuando, a los 16 años, conoció en su vecindario a una chica alemana que le pedía ayuda para repasar sus libretos. La muchacha en cuestión solo era mayor por unos meses, pero su apasionamiento inspiró tremendamente a Demi, quien empezó a buscar sus propias audiciones. A su amiga alemana no le fue mal. Su nombre era Nastassja Kinski y, al poco tiempo, protagonizó la aclamada “Tess” de Roman Polanski. Para Moore el primer éxito llegó, poco después, en los años 80 con un rol en la muy popular serie “Hospital General”.

Ese papel le dio notoriedad y le permitió tener más roles en películas de corte juvenil, pero por aquella época, a pesar de que recién estaba comenzando, ya tenía fama de alcohólica y adicta, por lo que para sumarse al elenco del que se convertiría en uno de sus grandes éxitos en los ochenta: “St. Elmo’s Fire”, le exigieron pasar por rehabilitación. Demi lo hizo, pero no tardó en ganarse un apodo que la persiguió toda esa década: ser miembro de lo que la revista “New York” bautizó en 1985 como el ‘Brat Pack’, un grupo de estrellas veinteañeras que salían en todas las películas para adolescentes y que tenían fama de parar de fiesta.

Los ochenta fueron años de cambios y aprendizajes para la joven estrella. Empezó la década casándose con Freddy Moore, un músico 12 años mayor del que tomó el apellido y del que se separó 4 años después, y lo cerró cancelando su compromiso con su colega Emilio Estévez para casarse en 1987 con Bruce Willis, un actor que ya tenía popularidad y fortuna gracias a la serie “Moonlighting” y con el que construyó una de las relaciones más queridas del mundo del entretenimiento.

“No creo que ser la esposa de Bruce haya ayudado a mi carrera. No conseguí un agente ni un publicista gracias a Bruce. ¿Mi vida se volvió más mediática con él? Sí. ¿Eso le da a alguien un trabajo? No. ¿Creo que desde que estoy con Bruce he crecido como persona y eso ha hecho que mi trabajo sea mejor? Yo diría que sí, pero ¿’Ghost’ fue un éxito porque soy la esposa de Bruce Willis?”, cuestionaba Demi Moore a inicios de los noventa cuando las revistas y diarios la catalogaban como una ‘one hit wonder’, o actriz de un solo éxito. Pero los éxitos siguieron llegando. Aunque es verdad que la taquilla, nunca fue de la mano con las reseñas.

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En busca del reconocimiento

Con las más de 20 películas que ha protagonizado, Demi Moore ha recaudado hasta el día de hoy más de 1.6 mil millones de dólares en taquilla, siendo la más exitosa de ellas “Ghost”, pero incluso esta película -que hoy es imposible dejar de lado en un ránking de las mejores cintas románticas- no se libró de los puyazos.

“Las reseñas fueron desastrosas, horribles. Y yo pensaba: vaya, no puedo confiar en mí, porque yo creí que vi algo que estaba bien”, contó la actriz en una reciente visita al programa “The Graham Norton”. Y ese choque entre los papeles que aceptaba confiada en su criterio y lo que decían los críticos se convertiría en un ciclo repetitivo.

Uno de sus primeros intentos por lograr credibilidad llegó cuando fue elegida para encabezar el reparto de la adaptación de la aclamada obra teatral “A Few Good Men” de Aaron Sorkin junto con Tom Cruise y Jack Nicholson. Se trataba de un gran elenco, de un texto impecable y de un director conocido -Rob Reiner- a cargo del proyecto, pero su trabajo no recibió los mismos elogios que los de sus pares masculinos.

Sus siguientes papeles apelaron a su ‘sex appeal’ con tramas que combinaban el romance, con el thriller y el erotismo. “Una propuesta indecorosa” (1993), “Acoso sexual” (1994) y “La letra escarlata” (1995) fueron despiadadamente reseñadas, aunque el público continuaba yendo a ver las historias que tenían en la marquesina el nombre de Demi Moore. Es por eso que en 1996, Demi se convirtió en la actriz mejor pagada de Hollywood con un sueldo (inusual para la época, más para una mujer) de 12,5 millones de dólares por su trabajo en “Striptease”. Fue en ese momento que los reproches sonaron más alto y la actriz intentó responder diversificando sus roles.

Puntos de quiebre

“Con ‘Striptease’, las mujeres sintieron que las traicioné. Pero con ‘G. I. Jane’ fueron ellos los que se sintieron traicionados”, afirmó la actriz en “Vanity Fair” en un reciente análisis de sus principales películas. Y es que, para la segunda mitad de los 90, Demi apostó por algunos papeles que conectaban con un mensaje que le interesaba comunicar: lo que significaba ser mujer en ese momento en la sociedad.

En televisión interpretó a una enfermera que sufre las consecuencias de no poder realizarse un aborto legal y seguro en la primera temporada de “Si estas paredes pudieran hablar” dedicada al aborto y en “G.I. Jane” retrató a una la primera mujer en entrenar para los Navy SEALS, las fuerzas especiales de la armada de los EE.UU. con uno de los entrenamientos más extremos. En ambas producciones también participó como productora. Mientras la primera le valió una nominación al Emmy, la segunda fue motivo de escarnio desde que se lanzó el primer póster con ella con la cabeza rapada, algo que muy contadas actrices, entre ellas Sigourney Weaver en “Alien 3″, habían hecho en aquella época.

Aunque la cinta fue dirigida por Ridley Scott y tuvo en el reparto a Viggo Mortensen, Demi Moore sintió que su suerte estaba echada incluso antes de llegar a la cartelera. “La película ya estaba medio muerta meses antes de que alguien la viera. No sé todas las razones, pero tal vez fue una combinación de convertirme en la actriz mejor pagada (…) (Hubo) un impulso de los medios de comunicación para decir ‘¿bueno, realmente se lo merece?’. Y tal vez (la historia) simplemente se adelantó a su tiempo. Y en cierto modo, siento que me atacaron y me avergonzaron (…) no permitieron que (la cinta) se sostuviera por sí misma”, le dijo a “Vanity Fair” en una entrevista a fines del 2024 sobre el cierre con poco brillo de la que fue su década de oro.

El caos personal

Con la llegada del nuevo milenio ocurrieron muchas cosas en la vida de Demi Moore. Las principales de ellas en el ámbito privado. Tras el estrepitoso fracaso de “G.I. Jane”, su matrimonio con Bruce Willis empezó a vivir una crisis. ¿La razón principal? El poco tiempo que tenían ambas estrellas para su familia. Él se consagró como una estrella de acción y se replanteó si quería seguir casado, mientras Demi priorizó sus proyectos, pues por esas épocas no solo se enfocó en seguir creciendo como actriz, sino también como productora: siendo responsable por aquella época de la saga cómica del espía “Austin Powers”.

“Bruce quería una familia y un entorno estable, pero también ansiaba emoción y novedad. Básicamente, quería hacer lo que quisiera. Tenía 36 años, además de la fama y el dinero. Haz los cálculos”, contó Demi en “Inside Out”, su libro de memorias publicado en 2019.

En ese libro también es muy elocuente respecto a su tercer matrimonio: su mediática unión con Ashton Kutcher, un actor 16 años meno con el que estuvo casada desde el 2005 al 2013, una época en la que su relación tuvo más resonancia que sus películas.

La separación de los artistas fue muy comentada, pues implicó la revelación de la tóxica dinámica que habían establecido en la que él, todavía veinteañero, le imponía necesidades a las que ella accedió con tal de ser la chica que él quería, como la práctica de tríos y el consumo de alcohol.

“Accedí a hacer un trío en dos ocasiones (…) Fue un error y la excusa perfecta que él usó para mantener relaciones sexuales con otras mujeres”, contó en su libro, donde también explicó cómo su relación con Kutcher abrió las puertas a fantasma que ya había dejado atrás, como el alcoholismo y la dependencia a fármacos. “Ashton disfrutaba de una copa de buen vino tinto cuando me dijo: ‘No sé si el alcoholismo es algo real. Creo que todo es cuestión de moderación’. Yo quería ser esa chica. La chica que podía tomar una copa con la comida, o un shot de tequila en una fiesta. En mi cabeza, Ashton también quería eso. Así que traté de convertirme en eso: en una chica divertida, normal. No pensé que él era un chico de veintitantos que no tenía idea de lo que estaba hablando”, relató la actriz, quien, tras su separación del actor, comenzó a tomar Vicodin y se distanció tanto de sus hijas como de Bruce Willis, con quien había mantenido una buena amistad todos esos años.

Tiempo de sanar

Con la publicación de su libro biográfico, que fue un ‘best seller’ en 2019, Demi Moore cerró un proceso de catarsis que le permitió volver a enfocarse en su carrera. Fue así que llegó el guión de “La sustancia”, una historia que la francesa Coralie Fargeat empezó a elaborar hace 8 años, cuando su cumpleaños número 40 le generó una serie de inquietudes e inseguridades sobre la edad.

Para Demi Moore la película implicó muchos retos: el estar entre 6 y 9 horas diarias en maquillaje, el enfrentarse a escenas completamente sola (pues muchos de los grandes momentos del personaje de Elisabeth Sparkle son interactuando con la nada) y a tomas de mucha intensidad dramática, como ese icónico momento (que es parte del tráiler) en el que, tras una decisión trascendental para su desenlace, se retira el maquillaje con una brutalidad que requirió más de 15 repeticiones. “(Cuando elijo un personaje) Siempre busco cosas que me saquen de mi zona de confort. Si algo me atemoriza, siento que debo ver qué hay allí”, explicó la actriz sobre su proceso creativo durante una charla con su colega Amy Adams en el programa “Actors on Actors” de “Variety”.

Y en el caso de “La sustancia”, además del factor miedo de cuál podría ser el resultado final de un guión tan arriesgado, estaba un tema que le tocó muy de cerca: lo duros que podemos ser con nosotros mismos. Y es que si bien la crítica fue muchas veces cruel con el trabajo y aspecto de Moore, la actriz reconoce que los ataques más duros vinieron de ella misma.

“Muchos actores nos podemos identificar con el síndrome del impostor, preguntándonos si hemos hecho lo suficiente, si soy lo suficiente y si pertenezco. Y esto viene más que nada de nosotros mismos. Y ahora me siento tan afortunada de estar aquí y poder hacer esto porque quiero hacerlo y puedo hacerlo y no porque estoy obligada a hacerlo”, explicó Moore, quien ha mostrado un renacimiento en varios aspectos tras este proyecto.

Y es que, dentro de los varios fenómenos que se repiten una y otra vez en la industria del cine, hay uno que tiene un lugar especial en el corazón de los fans: los ‘comebacks’, aquellos regresos inesperados y por la puerta grande de estrellas que parecían haber perdido para siempre su fulgor. Los hemos visto en cine y en televisión. Y si al público le gustan estas segundas oportunidades, para los miembros de las academias y gremios que entregan los principales premios, es un factor de peso a considerar al votar. Tan solo en la edición 2023 de los Oscar vimos dos casos: Brendan Fraser con “La ballena” y Ke Huy Quan con “Todo en todas partes al mismo tiempo”. En algunos casos, es una forma de guiñarle un ojo a la siempre rentable nostalgia; en otros, es una forma de hacer justicia a carreras miradas con desdén en su momento. Y todo indica que este es el año de Demi Moore.

Además…

Lo nuevo de Demi Moore

Aunque “La sustancia” es el título que marcó el 2024 para Demi Moore, la actriz también tuvo otro rol importante aquel año: fue parte del elenco de la aclamada segunda temporada de “Feud”, probablemente uno de los mejores estrenos del año pasado. En “Feud: Capote Vs. The Swans”, se puso en el papel de Ann Woodward, una mujer de la alta sociedad neoyorquina a la que Truman Capote retrató como la asesina de su esposo en una crónica publicada en “Esquire” que le valió ser cancelado por las mujeres más poderosas del New York de los años sesenta. La serie está disponible en Disney Plus.

Por otro lado, en junio se estrenó en Hulu el documental “Brats”, que reunió a los artistas apodados como los ‘Brat Pack’ en los 80. Además, a finales del 2024 estrenó otra serie importante: “Landman”, cuyo episodio cierre de la primera temporada acaba de llegar a Paramount Plus con muy buenas reseñas y cifras de audiencia. Entre sus próximos proyectos tiene una cinta de ciencia ficción llamada “I Love Boosters” que contará en el reparto con Eiza González y Will Poulter.

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