La semana pasada, Trump ordenó el “bloqueo total y completo” a los buques petroleros sancionados que lleguen o salgan de Venezuela, una medida que los analistas consideran vaga porque también puede afectar a cualquier barco con crudo venezolano, salvo los que trabajan para Chevron.
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MIRA: Estados Unidos incauta el Centuries y persigue al Bella 1: cómo Trump endurece el bloqueo petrolero contra Venezuela
Desde la vigencia de la orden, dos petroleros han sido interceptados e incautados por Estados Unidos cerca de Venezuela: el Skipper y el Centuries. Mientras que un tercero, el Bella 1, estaba siendo perseguido el domingo para ser incautado.

Estados Unidos movilizó al Caribe a partir de agosto una gigantesca flota militar para operaciones contra el narcotráfico, algo que hoy en la práctica es una misión que persigue la salida del poder de Maduro.
Trump ha dicho varias veces que Maduro tiene los días contados y que no descarta una guerra con Venezuela.
Sin embargo, a pesar de la presión, Venezuela está dejando salir tanqueros con crudo de Chevron.
El domingo, la vicepresidenta del país y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, anunció en su canal de Telegram el zarpe del buque Canopus Voyager “con petróleo venezolano rumbo a los Estados Unidos”, en “estricto apego a las normas y en cumplimento de los compromisos asumidos” por la industria petrolera de su país.
El buque mencionado opera para Chevron, compañía estadounidense que a pesar de las sanciones opera en Venezuela asociada con la estatal PDVSA. ¿Por qué?
Desde noviembre del 2022, durante el gobierno del demócrata Joe Biden, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro autorizó a Chevron a mantener y reactivar operaciones limitadas en Venezuela, pese a que PDVSA y el Estado venezolano seguían plenamente sancionados.
A finales de enero de este año, Trump anunció que revocará la licencia que “el corrupto Joe Biden concedió a Nicolás Maduro” para que Chevron opere en Venezuela.
Sin embargo, el pasado mes de julio Trump anutorizó a Chevron continuar con sus operaciones en el país sudamericano, aunque de una manera más limitada.
De todas maneras, este cambio de opinión fue interpretado como una victoria para el gobierno de Maduro y para Chevron.
Las nuevas reglas para Chevron
Las nuevas restricciones específicas impuestas a Chevron por Trump están diseñadas para impedir que el gobierno de Maduro reciba ingresos directos de los barriles de crudo que negocia la compañía estadounidense.
La Casa Blanca y el Departamento del Estado explicaron que la licencia se ajusta a objetivos de política exterior: presionar al régimen de Maduro, favorecer a la oposición que EE.UU. reconoce, y evitar que recursos petroleros beneficien directamente al gobierno venezolano.
No ha habido una sola declaración clara y detallada de Trump sobre la razón estratégica de permitir que Chevron siga operando en Venezuela.
¿A dónde va el petróleo de Chevron? Venezuela produce casi un millón de barriles de petróleo por día, de los cuales unos 200.000 pertenecen a Chevron.
El crudo que Chevron produce —en asociación con PDVSA— se exporta casi exclusivamente a Estados Unidos.
Va principalmente a refinerías del Golfo de México, diseñadas para procesar crudos pesados como el venezolano.
El petróleo no se vende en el mercado abierto, se usa para pagar deudas históricas que PDVSA mantiene con Chevron.
¿Por qué Chevron tiene licencia en Venezuela?
Para el experto Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Instituto Baker de la Universidad de Rice, no existe una contradicción entre la dura ofensiva de Estados Unidos contra el mercado negro del petróleo venezolano y la decisión de mantener vigente la licencia que permite a Chevron operar en el país, pese a las sanciones. Según explica a El Comercio, la clave está en el diseño de la nueva autorización otorgada por Washington, muy distinta a la que estuvo vigente durante la administración de Joe Biden.
Monaldi señala que, si bien a Estados Unidos le resulta atractivo que el crudo pesado venezolano alimente las refinerías de la costa del Golfo de Texas —especializadas en ese tipo de petróleo—, el factor determinante es que la licencia actual, elaborada por el equipo del secretario de Estado Marco Rubio, no genera ingresos directos para el gobierno de Nicolás Maduro.
A diferencia del esquema anterior, en el que Chevron transfería la mitad de los ingresos de las exportaciones a las empresas mixtas y estas pagaban impuestos y regalías al Estado venezolano, la licencia vigente establece un mecanismo distinto: el 50% del petróleo que corresponde a Chevron se exporta a Estados Unidos, mientras que el otro 50% se entrega a PDVSA. Para monetizar esa parte, la estatal venezolana debe colocar el crudo en China o en el mercado negro, hoy fuertemente presionado por Washington.
“En la práctica, la licencia actual no beneficia al Gobierno Venezolano si no puede exportar ese petróleo a China”, explica Monaldi. Por ello, sostiene que Estados Unidos no gana nada cancelando la licencia de Chevron en este momento, ya que el verdadero punto de presión está en bloquear las vías ilegales de exportación.
El experto reconoce que el único beneficio que recibe hoy el régimen chavista de Chevron es indirecto y limitado: inversiones operativas, pago de salarios y mantenimiento de campos petroleros. Un alivio que está lejos de traducirse en ingresos fiscales significativos.
Monaldi advierte, además, que aunque Maduro podría optar por frenar los embarques de Chevron como gesto de confrontación, hasta ahora ha sido cauteloso para no escalar el conflicto con Estados Unidos. A ello se suma un factor técnico clave: si PDVSA impide las exportaciones, se vería obligada a cerrar pozos, una decisión costosa y difícil de revertir en el corto plazo.
“Cerrar producción en Venezuela no es como abrir y cerrar una llave. Reabrir pozos toma tiempo y dinero”, subraya. En ese escenario, permitir que los cargamentos de Chevron salgan del país para pagar deudas pendientes aparece como el mal menor para el régimen.
Más allá de las sanciones, Monaldi destaca que Chevron sigue siendo un actor central en la economía venezolana. Es el mayor inversionista extranjero del país, produce alrededor del 25% del petróleo nacional y ha explicado más del 80% del incremento de la producción registrado en 2023 y 2024, gracias a sus inversiones en empresas mixtas. Sin Chevron, concluye, el sector petrolero venezolano estaría hoy en una situación aún más crítica.




