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Hegseth, que espera ser confirmado como secretario de Defensa de Estados Unidos, es un antiguo miembro de la Guardia Nacional del Ejército (2002-2021) y expresentador de fin de semana del canal Fox News. Aunque proviene de una nueva generación de veteranos de las guerras de Irak y Afganistán y su experiencia militar es vista como algo positivo, no tiene una experiencia tradicional de gobierno y carece de experiencia militar y de seguridad nacional de alto nivel.
Desde que fue anunciado como la elección de Trump para dirigir el Pentágono, Hegseth, de 44 años, desencadenó fuertes críticas, sobre todo entre los demócratas, que hicieron eco de testimonios de personas allegadas al expresentador que pusieron en duda su carácter.
Jack Reed, quien fue colega de Hegseth enumeró información “extremadamente alarmante” sobre Pete Hegseth y su “desprecio” por las leyes de la guerra, mala gestión financiera, comentarios racistas y sexistas sobre hombres y mujeres en el ejército, abuso de alcohol, agresión sexual, acoso sexual y otras cuestiones preocupantes”, dijo la senadora demócrata Tammy Duckworth.
Entre sus declaraciones más polémicas está su oposición a la presencia de mujeres en las tropas en combate. La agencia AP recuerda que durante la audiencia del martes también salió a relucir una acusación de agresión sexual del 2017 en California, aunque finalmente no se presentó una denuncia sobre el caso.
“No soy una persona perfecta, pero la redención es real y Dios me forjó de maneras para las que sé que estoy preparado”, dijo Hegseth ante el comité.
Pese a lo encendido de la audiencia, Hegseth salió de la sesión con el apoyo intacto del Partido Republicano e incluso aprovechó la ocasión para matizar algunos de sus comentarios del pasado, como que las mujeres no deberían servir en combate, según indica el diario “The New York Times”.
“Respeto a todas las mujeres que han vestido el uniforme, tanto en el pasado como en el presente. Mis críticas recientes y pasadas, y por experiencia personal, han sido casos en los que he visto que se rebajaban los estándares”, afirmó Hegseth. La votación del pleno del Senado podría tener lugar la semana próxima.
Al evaluarlo, el presidente del Comité de Servicios Armados, el conservador Roger Wicker, afirmó que “el candidato no es convencional, como tampoco aquel promotor neoyorquino (Trump) que bajó las escaleras mecánicas en el 2015 para anunciar su candidatura a la presidencia. Eso puede ser lo que haga de él una excelente opción para mejorar este inaceptable statu quo”.
La politóloga María Puerta Riera, profesora de Gobierno Americano en el Valencia College de Orlando, considera que existen dos líneas respecto a la idoneidad de Hegseth para el cargo: una de ataque y la otra de defensa.
La línea de ataque viene de personas que han tenido vinculación con el Departamento de Defensa, bien sea porque fueron militares activos, como en el caso de algunos generales, e inclusive académicos expertos en el área y en el Departamento de Defensa. Enfatiza que incluso algunas asociaciones de veteranos han hecho público su rechazo a la nominación de Hegseth y han sido muy enfáticos en el presunto peligro que se cierne, no solamente sobre el Departamento de Defensa, sino sobre la Seguridad Nacional con este nombramiento.
Del otro lado, en la línea de defensa de su nominación están Trump y su movimiento, que buscan acabar con la burocracia en el Departamento de Defensa.
“Sin embargo, Hegseth tiene serias debilidades de carácter y eso lo hace, en teoría, no apto para desempeñar ese cargo. Hay un problema de carácter personal. Tiene un pasado muy comprometido en sus relaciones personales, adicciones, problemas financieros en el manejo de las instituciones en las que estuvo vinculado como veterano. Cualquier otro candidato con esas características no hubiese siquiera sido nominado en el pasado. Pero hay una presión muy grande de parte de Trump para que él sea el ministro de la Defensa”, apunta Puerta.
“The New York Times” señala que la última vez que un candidato a secretario de Defensa fue acosado por acusaciones de embriaguez y mujeriego fue en 1989, cuando el ex senador John Tower se postuló para el cargo durante la administración del presidente George H. W. Bush. Tower perdió su candidatura para el puesto.
Puerta añade que un punto a favor de Hegseth en la etapa de escrutinio de los nominados a ser parte del gobierno es que Hegseth se puede ver beneficiado del hecho de que hay otros candidatos que son incluso mucho más problemáticos que él.
“Cultura guerrera”
Pese a las críticas, Trump ha apoyado a Hegseth, a quien se ha referido como un “ganador”. “Será un GRAN secretario de Defensa. Tiene mi completo y total apoyo. ¡Buena suerte hoy!”, sostuvo el republicano el martes en su red social, Truth Social.
Hegseth ha afirmado que él y Trump están alineados en la meta de “devolver la cultura guerrera” al Pentágono. Al describirse ante el Senado como un “agente de cambio”, el veterano dijo que quiere reformar el Pentágono porque cree que se ha vuelto demasiado “woke”, un término usado para referirse a quienes defienden derechos de minorías frente al racismo o asuntos de género.
“Él (Trump), como yo, quiere un Pentágono centrado a fondo en la letalidad, la meritocracia, la lucha, la responsabilidad y la preparación”, afirmó.
La agencia AP recuerda que además de tomar el control de un ejército que maneja una serie de crisis en el escenario global, el jefe del Pentágono enfrenta desafíos domésticos en reclutamiento militar, retención y financiamiento continuo.
También es un asesor clave de seguridad nacional para el presidente y supervisa una organización masiva, con casi 2,1 millones de miembros del servicio, unos 780.000 civiles y un presupuesto de aproximadamente 850.000 millones de dólares.
Para Puerta, Hegseth puede hacer mucho daño en el cambio de políticas en el Pentágono y ve bastante improbable que pueda reformar el Departamento de Defensa.
“Hegseth llega con esas aspiraciones y puede hacer mucho daño porque así ellos consideren al Departamento de Defensa como un desastre desde el punto de vista burocrático, tienen que recordar que de ese departamento depende no solamente la seguridad nacional del país, sino que estamos hablando de la fuerza armada más importante del mundo. Y lo que él se proponga hacer desde el punto de vista político, ideológico, va a tener repercusiones no solamente en Estados Unidos”, apunta.
La experta considera que cambiar el Departamento de Defensa tendrá consecuencias inmediatas, no solamente a nivel interno, desde el punto de vista del clima organizacional del Departamento de Defensa, sino que también tendrá repercusiones en las propias tropas. “La manera como se ha expresado con respecto a las mujeres, a las políticas de diversidad e inclusión va a generar una ruptura a lo interno y recomponer eso no es cuestión de cambiar de gobierno”, señala.
Añade que, aunque la política exterior no la maneja el Departamento de Defensa, lo que sí queda claro es que para Trump es importante rodearse de personas leales y partidarias de sus ideas.
“Para Trump es crucial tener a alguien como Hegseth, que sea un “yes man” (sí, señor), que vaya a seguir sus órdenes sin cuestionarlo, así se trate de órdenes que vayan en contra de la Constitución. Ese es realmente el peligro que hay”, dice Puerta.