
Es 13 de junio del 2022 y Andrew Redmayne se dispone a bailar. Logra su cometido: Advíncula falla y Australia clasifica al Mundial de Qatar. No supimos más de Redmayne, solo que puso fin a un oasis del fútbol peruano que incluyó también la participación en Rusia 2018. El análisis deportivo no es mi rubro, pero una cuestión es empírica: el fútbol nacional perdió competitividad. Datos contrapuestos lo avalan; Alianza Lima ostenta un tricampeonato local y el récord de 22 partidos sin victorias en la Copa Libertadores. Seguramente haya muchos asteriscos que analizar, pero ¿es nuestra liga local un producto atractivo?
El fútbol peruano debe tomar el rumbo de la transformación tecnológica si quiere desarrollar productos comercializables y competitivos.
La inteligencia artificial (IA) está redefiniendo industrias y el deporte no es una excepción. Aficionados, jugadores y entrenadores ya consumen datos en tiempo real gracias a la revolución 4.0. El Barcelona usa Oliver, una plataforma que mejora el rendimiento de sus jugadores. LDU Quito aplica soluciones de IA con OLOCIP para evaluar talento y gestionar su plantel científicamente.
Paradójicamente, Perú tiene una ventaja con el fenómeno ‘leapfrog’: gran parte del sendero digital está por explorar, con la posibilidad de replicar modelos exitosos y mejorarlos.
El concepto de vanguardia es ‘sportainment’, que combina deporte y entretenimiento con experiencias hiper personalizadas. FIFA+ y La Liga son ejemplos de cómo la tecnología fideliza a los fans y monetiza su vínculo.
El exponencial avance de la tecnología suele ridiculizar cualquier pronóstico. Tal vez el desarrollo del momento sea la IA generativa y ya hay una herramienta que se vale de esto para gestionar y monetizar los contenidos de la industria del deporte y el entretenimiento; se trata de Media Archive AI, creado por Globant y Quick Play en colaboración con Google Cloud.
Más allá de cualquier paso en falso, volvamos a aquel viejo refrán: que el árbol no tape el bosque.