Y puede que tenga razón. Estos partidos permiten saber si, por ejemplo, los resúmenes del Gil Vicente de Portugal o del Malmo de Suecia son editados por hackers tendenciosos o si en serio muestran los progresos de Jesús Castillo y Sergio Peña, nuestros repatriados futbolistas. Si el tránsito de Piero Quispe del Monumental a México nos devuelve un ofensivo más hecho, más influyente frente al arco, o arrastra aún la costumbre de correr con la pelota como si jugara solo. Si la vigencia de Paolo Guerrero estará condicionada por sus goles -anoche marcó el 4-1, de penal, tras cinco años de espera-, su liderazgo o desde el banco podría ser un buen suplente.
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Perú goleó 4-1 a República Dominicana con justicia, sí, pero también por obligación. De no haber conseguido dos resultados así esta semana, un ejército de haters estaría preparando la artillería. Serían tres meses de ansiedad hasta la Copa. Sería más crisis, como si no supiéramos que hay crisis. Todavía no hay sistema, todavía no hay once titulares, pero habrá paz. Prefiero estas noticias sobre cualquier otra. El espectáculo es ganar.
-El partido-
No fue un buen primer tiempo. Los dos goles antes del descanso podrían servir para la estadística -es un calco de lo que pasó en Matute- y a partir de ella, decir que Perú aplastó a Dominicana y le sobraron 45 minutos. La realidad fue otra, y se prueba en la repetición vista esta madrugada: Perú fue un equipo desconectado casi media hora, se chocó con una pared dominicana que lo ver frágil desde el físico y el juego -rebotaba Bryan Reyna, esquivaba Edison Flores, apenas merodeaba Piero Quispe- y encima, el técnico de la visita puso a su mejor hombre -Junior Firpo- a tapar al capitán Luis Advíncula, el hombre al que horas antes había definido en DT como un lateral “que te mata”.
Hasta que a Quispe se le ocurrió zigzaguear hacia adelante, produjo una falta cerca al área y luego, Sergio Peña puso el primero de tiro libre. Su celebración sin sonrisa tiene que ver con la coautoría del portero Noam Baumann. Es un remate de esos que Peña, 36 partidos con selección, 4 goles, tira con efecto y le salen bellos así tenga los ojos cerrados, pero la idea es que el arquero se los ataje. Ahí fue el 1-0. Eran 18 minutos y Perú no necesitaba más.
Tras los amistosos ante Nicaragua y República Dominicana, en el debut de Jorge Fossati al mando de la selección peruana, ahora toca pensar en lo que es la Liga 1, que de inmediato se reanuda este jueves.
Para volver a ver a la Bicolor hay que esperar hasta junio. Previo a la Copa América hay una doble fecha FIFA en la que Perú tendrá oportunidad de jugar dos amistosos antes de enfrentarse a Chile, Canadá y Argentina por el torneo continental.
Luego de la Copa América, toca esperar a setiembre para lo que será la reanudación de las Eliminatorias, con Ecuador y Colombia como rivales.
Cuando se jugaban los descuentos y la tribuna occidente miraba si Sonne calentaba o no, Jesús Castillo, el volante del Gil Vicente esperó con mucha atención un córner que nació entre norte y oriente y le pegó un balonazo al arco de Noam Baumann con tanta elegancia como esperanza. Lloyd permitió que primer gol con selección, el cuarto de su carrera en cuatro años como profesional. Sirva este dato para resumir la pobreza de nuestro rival.
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El 3-0, una pelota que recupera Quispe, que espera sin entrar en off side y que define tras gambetita, casi sin resistencia, ratifica todo lo anterior.
El 3-1 es un golazo, pero también la frialdad de un arquero, Gallese, que casi no tuvo trabajo. Lo sorprendió.
El 4-1 es un hito. Con 40 años y tres meses, Paolo Guerrero marcó su gol número 40 con la selección peruana. Esperó casi cinco años para anotar, tras haberlo hecho por última vez en la Copa América 2019.
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¿Qué es lo mejor de estos dos triunfos en Matute y el Monumental? La única ley indiscutible entre los hinchas: acostumbrarnos de nuevo a ganar. Es tan obligatorio para Fossati como su 3-5-2. “Lo primero es ganar”, dijo anoche antes de empezar el partido. Ganar -dice Valdano- “es curativo” y tiene razón: permite sanar heridas, restablecerse, encarar el día siguiente con otro brillo. Eso que necesita este Perú último de la Eliminatoria. El tratamiento continuará en junio -dos amistosos, posiblemente- y debería tener el alta en Copa América. Porque en las Eliminatorias es eso o morir.