El viaje llega en un momento marcado por tensiones globales: guerras abiertas, rearmes acelerados, desinformación y discursos de odio que escalan. En ese escenario, la primera salida internacional del pontífice sirve para perfilar la orientación de su mensaje y la impronta diplomática que busca proyectar.
Newsletter Vuelta al Mundo
MIRA: Rusia reivindica toma de Kupiansk, localidad clave del frente oriental de Ucrania
Mateo Bruni, portavoz del Vaticano, señaló que el viaje a Turquía incluirá una reunión con el Patriarca Bartolomé, líder espiritual de los 260 millones de cristianos ortodoxos del mundo, para las celebraciones del 1.700 aniversario del Concilio de Nicea, realizado en la actual İznik.
Estos meses han permitido identificar los primeros rasgos de su liderazgo: un estilo más sobrio, una apuesta por reducir la polarización dentro y fuera de la Iglesia y un énfasis social que continúa —y amplía— la línea marcada por el papa Francisco.
Un pontificado de perfil bajo y sin protagonismos
Para Juan Miguel Espinosa, docente de Teología de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), el tono del pontificado de León XIV destaca por su discreción. “Es un pontificado que intenta no poner los reflectores sobre el papa. No presentarse él como protagonista, sino mantener un perfil más sobrio y contenido”, explica.
Ese estilo ha estado acompañado de una fuerte preocupación por la polarización interna. “Busca construir un terreno común que ayude a bajar la polarización dentro de la Iglesia”, señala Espinosa, quien añade que el papa se ha propuesto recuperar la noción de comunión como eje central: “La comunión implica reconocer como hermano al que piensa radicalmente distinto, incluso a quienes las culturas políticas presentan como enemigos”.

Como parte de ese esfuerzo conciliador, León XIV ha mostrado mayor flexibilidad en temas que generaban tensiones internas. Uno de ellos es el uso del rito tradicional en latín, cuya celebración fue restringida por el papa Francisco en 2021. Francisco tomó esa decisión al considerar que el rito antiguo —promovido por sectores muy conservadores— estaba siendo utilizado como un símbolo de resistencia al Concilio Vaticano II y un factor de división.
Espinosa explica que el nuevo pontífice “está siendo un poco más permisivo —por ejemplo, con la Misa en latín— no porque renuncie al mensaje central, sino porque entiende que la comunión también exige ceder un poco”. Ese gesto, añade, busca reducir tensiones y abrir espacios de diálogo con quienes se sintieron marginados por las restricciones anteriores.
El docente considera que León XIV mantiene la misma línea de defensa de los descartados que caracterizó al pontificado anterior, pero con un énfasis particular. “En lo sustancial hay continuidad con el papa Francisco, pero él está ampliando esa visión integrando nuevas prioridades, como la necesidad de reconstruir la comunión en tiempos de polarización, tanto dentro como fuera de la Iglesia”, dice.
Una “paz desarmante” frente a un mundo en guerra
León XIV ha sido firme en su rechazo al rearme y a la escalada militar en distintos frentes. “Tiene una postura ética bien firme: no a la guerra”, sostiene Espinosa. Pero su mensaje va más allá: “No solo habla de una cultura de paz; habla de una paz desarmante, que implica desarmar palabras, gestos y actitudes de confrontación”.
La desinformación también ocupa un lugar relevante en su discurso. El papa ha advertido sobre el uso de noticias falsas como pretexto para ataques preventivos o para desencadenar nuevas guerras. “Le preocupa cómo las palabras están siendo usadas para fabricar narrativas falsas que alimentan conflictos”, afirma el teólogo.
Responsabilidad política y papel de las iglesias locales
En una entrevista reciente con la periodista Elise Ann Allen, León XIV afirmó que “no es tarea del papa resolver todos los conflictos del mundo”. Según Espinosa, esa frase es reveladora: “Está devolviendo responsabilidad a la política y a las iglesias locales”.
El caso de Estados Unidos ha sido su ejemplo más reciente. Tras su pronunciamiento contra el trato a los migrantes indocumentados, los obispos del país adoptaron una posición unitaria y firme. “Han tomado acción concreta, incluso acompañando a migrantes en sus audiencias. Es un gesto potente: no mirar al papa para que resuelva todo, sino asumir cada uno su responsabilidad”, señala.
León XIV ha continuado también la apertura que inició Francisco hacia los medios. “Ha seguido esa tendencia de confrontarse abiertamente con la prensa. No evade preguntas, mantiene una relación directa, y eso es saludable”, explica Espinosa.
Pero, a diferencia de su predecesor, administra con cautela cada declaración. “Francisco era más espontáneo, y eso a veces le jugaba en contra. León XIV cuida mucho lo que dice”, añade.
Una posible visita a Perú
León XIV ha expresado su deseo de visitar países de la región como Uruguay, Argentina y México, así como también Perú. Para Espinosa, su llegada tendría un impacto particular en el país. A diferencia de Francisco en Argentina —figura que en un inicio generaba fuertes tensiones internas—, el actual pontífice “en Perú era una figura poco conocida, de perfil bajo, lo que ahora ayuda a que genere identificación y cercanía”, explica.
Pero advierte que su presencia también implica riesgos. “Debe cuidarse de que su imagen no sea usada políticamente. Eso es algo que él mismo tendrá en cuenta si decide venir”.




