Lunes, Octubre 21

El espectador se enfrenta a un lienzo en blanco, un espacio vacío que espera ser transformado. Así inicia “Páramos y periplos”, la exposición de Ernesto Guevara Lillo en la Casa Cultural Tierra Baldía, donde las obras se convierten en el telón de fondo para una experiencia artística única. Esta muestra, que estará abierta hasta el 28 de octubre de 2024, reúne una serie de óleos sobre lienzo de mediano y gran formato que prometen transportar al visitante a un mundo de posibilidades creativas.

La obra de Guevara Lillo se caracteriza por una búsqueda constante de armonía y paz mental, conceptos que surgen en contraste con el caos de la vida urbana. “Pintar es mi oxigenación”, señala el artista, quien emplea colores vibrantes y formas abstractas para construir un refugio estético. Entre las piezas más destacadas se encuentran el tríptico que da nombre a la exposición, “Yo nací para pintar” y el díptico “La sinfonía del gato”, obras que invitan a la reflexión y al diálogo interno del espectador.

Con una trayectoria que incluye la formación en la Pontificia Universidad Católica del Perú y su labor como educador en el colegio San Ignacio de Recalde, Ernesto Guevara Lillo se ha consolidado como una figura relevante en las artes visuales peruanas. Su anterior exposición, “Paisajes mentales”, preparó el terreno para este nuevo periplo artístico, donde la invitación está clara: explorar un universo donde el arte ofrece un respiro ante el bullicio cotidiano, un espacio para la contemplación y la creatividad.

La curaduría de Chalo Guevara subraya la conexión entre el proceso creativo y la experiencia del observador. En cada cuadro, Guevara Lillo establece un diálogo íntimo que invita a desentrañar un subconsciente ordenado, donde los personajes abstractos y geométricos cobran vida. El espectador no solo observa, sino que se adentra en un “páramo” imaginado, donde cada trazo revela sorpresas visuales y una narrativa única.

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