Este 2024 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Oxford Poverty and Human Development Initiative (OPHI) publicaron su índice de pobreza multidimensional (IPM), que tomó un período de información de 10 años (entre el 2012 y 2023) para crear una medición comparable de niveles y tendencias de pobreza a nivel global. Sabina Alkire, directoria del OPHI, y Diego Zavaleta, Asesor Senior de Estrategias y Alianzas para el PNUD en América Latina y el Caribe, explican en esta entrevista los datos más importantes de dicho estudio, referenciales para la realidad de cada país, así como la necesidad de que naciones como el Perú continúen avanzando para contar con mediciones de calibre multidimensional.
En el IPM elaborado se menciona, por ejemplo, que 1.100 millones de personas viven en situación de pobreza multidimensional y, de estas, casi 500 millones se encuentran en contextos de conflicto. Hablamos de zonas como la Franja de Gaza, donde la situación se ha vuelto insostenible. ¿En qué otras zonas se concentra la incidencia más grave de la pobreza y cómo se encuentra Latinoamérica?
Sabina Alkire (SA): En este último informe que hemos desarrollado desde la universidad junto al PNUD hemos analizado indicadores de pobreza multidimensional que abarcan 112 países y 6.300 millones de personas. Decir que 1.100 millones de personas viven en situación de pobreza extrema multidimensional implica referir que estas poblaciones tienen serios impedimentos para acceder a los servicios más básicos y necesarios para tener una buena calidad de vida, como salud y educación. Los niveles de pobreza son bastante variados: en Serbia, por ejemplo, el IPM registrado es menos de 1%, y puede llegar hasta 91% de la población en países como Nigeria.
En África es donde se ven los peores niveles de pobreza multidimensional.
SA: Sí. De la gente pobre, casi la mitad viven en África subsahariana, y hay grupos bastante grandes que viven en el Sudeste Asiático. Más del 83% de las personas que se encuentran en pobreza multidimensional a nivel global se concentra en estas dos regiones. Este informe también ha identificado que un 40% de las personas que viven en pobreza extrema, que equivale a 455 millones, están en zonas de guerra, fragilidad o bajo niveles de paz muy bajos.
En cuanto a América Latina, también existen cifras que varían bastante: en Argentina encontramos, por ejemplo, que la incidencia de pobreza extrema multidimensional que medimos es menor a 1%, pero en Haití la cifra llega a 41%. En Guatemala también vemos cifras bastante elevadas. En Perú, la cifra de pobreza multidimensional que encontramos en nuestra medición llega a 6,6%. Aunque es importante resaltar que no es una medición adecuada para captar el total de pobreza en el Perú, a nivel global podemos decir que este país tiene un nivel bastante bajo.
Diego Zavaleta (DZ): La medida global busca comparar países en todo el mundo, y por lo tanto tiene una serie de indicadores que han sido escogidos respetando mediciones que engloban una realidad general, pero que también resultan, de pronto, muy exigentes para los estándares y data de ciertos países, y es lo que pasa con América Latina. Por eso surgen cifras en el IPM 2024 que pueden ser desconcertantes o bajas, pero es por la limitación de datos que tenemos en este estudio. Con este análisis, enfatizamos la necesidad de que se creen índices a nivel nacional que reflejen bien la realidad de pobreza multidimensional de cada país, y que permitan tener mayor disponibilidad de esta data en adelante.
Según su estudio, y considerando estas limitantes, ¿cómo se encuentra el Perú en general? ¿Hay una situación de vulnerabilidad dentro de este porcentaje bajo registrado?
SA: En América Latina hay grupos en diversos países que son bastante vulnerables a caer en la pobreza. En Perú, por ejemplo, hay problemas de acceso a vivienda, bajo acceso de recursos para cocinar, brechas de saneamiento y también desnutrición entre los niños menores que 5 años y las mujeres de 12 a 49 años. Si vemos el paquete de indicadores en los que el Perú registra carencias, un 19% de los hogares y familias en pobreza multidimensional carece a la vez de estos cuatro problemas que he mencionado. Son cuatro carencias bastante importantes.
DZ: El IPM nos permite entrar a la realidad de cada país; desagregar los datos. Pero una cosa es ver los resultados de un país y otra es comparar las realidades de sus áreas rurales con sus áreas urbanas, o entre diferentes poblaciones y grupos étnicos. Cuando uno comienza a analizar esa radiografía, encuentra ciudades urbanas que pueden compararse con zonas de renta media y en mayor desarrollo del mundo, y a la vez lugares en zonas rurales que son comparados a zonas de mucha pobreza a nivel global. Existen datos para hacer este tipo de ejercicio, pero hay una carencia de datos en temas que son centrales para la región, como la criminalidad, que no nos permiten ver la total dimensión. ¿Cómo analizamos, por ejemplo, la situación de la pobreza conectándola con la seguridad física a las personas? Al no haber ciertos datos, entonces, no podemos hacer un análisis más exquisito como el que quisiéramos (en la región).
Un grave problema que sí se refleja en el IPM global es cómo, incluso en un contexto de pobreza multidimensional baja, la pobreza infantil se agudiza. Lo vemos en Argentina, donde un 50% del total de personas en situación de pobreza multidimensional son niños. ¿Qué otras cifras de la región son preocupantes y qué pasa en el caso particular de Perú?
SA: De las 1.100 millones de personas que ubicamos en situación de pobreza multidimensional, 584 millones son niños o menores de 18 años de edad. Prácticamente la mitad. Podemos pensar que esto es más grande en los países más pobres. En Afganistán, 58% de las personas en pobreza extrema son niños. En Perú, la cifra sería más o menos 40% del total. Es mejor que otros países, pero si vemos aún que el porcentaje de niños en situación de pobreza multidimensional en el Perú es elevado.
En Perú medimos la pobreza monetaria, pero nos hace falta una medición oficial de pobreza multidimensional para que la política pública sea más integral. ¿Cómo ven esta situación? ¿Es vital el complemento entre ambas mediciones de pobreza, o la multidimensional debe reemplazar a la monetaria?
DZ: Es muy importante precisar que la política de pobreza multidimensional no es una que busque reemplazar la medición monetaria. Por el contrario, este indicador reconoce la importancia de la medición monetaria y busca complementarla. Entre más información tengan los tomadores de decisiones, la definición de qué hacer (para erradicar la pobreza) será mejor. Otro aspecto importante son las críticas a las medidas de pobreza multidimensional; algunas son meramente académicas y otras no tienen una respuesta única. Sobre este aspecto, considero que hay críticas menos válidas que otras, y que muchas muchas frenan un proceso. Por ejemplo: una medida de pobreza multidimensional podrá tener algunas limitaciones, pero no son necesariamente diferentes a las limitaciones que tiene una medida de pobreza monetaria. Si nos ponemos muy exquisitos con los datos que faltan y que pueden faltar de manera habitual, no mediríamos la pobreza, porque ciertamente medir la pobreza monetaria también es un reto tremendo y tiene muchos problemas. Pero eso no quiere decir que no se debe hacer. Si no lo haces, estás ciego. Es útil hacerlo.
¿Desde PNUD han trabajado con el Estado para las metodologías que se alistan de cara al análisis de pobreza multidimensional en el país?
DZ: Apoyamos al Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) en las consultas que están haciendo, con las discusiones técnicas, y los apoyamos junto con el OPHI en las discusiones metodológicas. Hemos apoyado trayendo experiencias internacionales para que el Midis pueda evaluar cómo se hizo la medición en Colombia, Chile, entre otros países pares. El objetivo es que se tenga un proceso de consulta amplio, para obtener las mejores prácticas.