La obesidad y la diabetes, dos enfermedades crónicas no transmisibles con alto impacto en la salud pública, fueron el eje de una mesa de diálogo organizada por El Comercio y la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos en Latinoamérica (ALAFAL), con la colaboración de los laboratorios Bagó y Adium. Especialistas en endocrinología, pediatría, industria farmacéutica y representación de pacientes coincidieron en la necesidad urgente de replantear el enfoque del sistema de salud peruano frente a estas condiciones.
La presidenta de la Asociación Peruana para el Estudio de la Obesidad y Aterosclerosis (APOA), Dra. Flor Vento Calero, subrayó que “la obesidad es una enfermedad sistémica e inflamatoria. Afecta diferentes órganos del cuerpo, entre ellos el hígado, donde puede provocar hígado graso, y también genera resistencia a la insulina, lo que nos lleva a la prediabetes. Se trata de una condición que causa una alta mortalidad en el mundo”, afirmó, remarcando que aún no se le brinda el estatus clínico que merece en el país.
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Desde la perspectiva del paciente, el Dr. Jorge Tupayachi, vicepresidente de APOA, alertó sobre la invisibilización y el estigma.
“Mientras no se reconozca la obesidad como una enfermedad, el paciente no sentirá que debe recibir tratamiento, ni que enfrenta una complicación seria. En los servicios de salud se habla muy poco de obesidad y prevención, a diferencia de otras enfermedades crónicas. El paciente se siente solo, sin acceso a tratamiento, y además es estigmatizado. Se le llama, por ejemplo, ‘gordito’. Hay poca valoración por parte del sistema de salud e incluso de su propia familia, que lo tilda de tener ‘baja autoestima’, ser ‘indisciplinado’ o ‘poco confiable’. Esta situación revela una ausencia de abordaje a muchos niveles, y a ello se suma la falta de personal capacitado”, señaló.
En representación del sector farmacéutico, Dra. Samira García, vocera de ALAFAL, destacó el rol activo de la industria en el desarrollo de soluciones terapéuticas innovadoras, seguras y eficaces.
“Desde la industria, tenemos una responsabilidad muy clara. El primer paso es dejar de ver la obesidad como un tema estético o de fuerza de voluntad, y posicionarla como lo que realmente es: una enfermedad crónica. Esto implica un abordaje integral y seguimiento continuo. Significa también que la industria debe actuar en varios niveles, entre ellos, el desarrollo de soluciones terapéuticas innovadoras, seguras y eficaces, que no se limiten a reducir peso, sino que mejoren la calidad de vida del paciente”.
Agregó que “no basta con tener el fármaco; debe haber un seguimiento adecuado y un acceso real al tratamiento. Nosotros, como industria, tenemos un rol claro. Además, es fundamental que todos los médicos involucrados incorporen criterios de riesgo para un manejo más completo”.
Al referirse a la prevención en edades tempranas, la Dra. García alertó que “si no protegemos a la niñez, esto comenzará a extenderse de generación en generación, convirtiéndose en un círculo vicioso difícil de romper. Desde la industria, identificamos varios puntos de acción, como el impulso a programas escolares integrales, con participación del Estado, la industria y la sociedad civil. Desde actividades físicas hasta capacitación docente, y, por supuesto, educación para padres, siempre adaptada a la realidad socioeconómica de cada comunidad. En este aspecto, el rol del Estado y los gobiernos locales es fundamental”.
Desde la pediatría, Dr. Roberto Somocurcio, director médico del Instituto de Pediatría Funcional, advirtió que el país enfrenta una creciente epidemia de obesidad infantil. “Es fundamental discutir si estamos dispuestos a reconocer o no la obesidad como una enfermedad crónica. En este punto, el Perú está muy por detrás de otros países. Si seguimos entendiendo la desnutrición infantil solo como anemia, no estamos viendo el panorama completo. Un niño ‘gordito’ también puede tener anemia”.
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“En el Perú aún no identificamos la obesidad como una enfermedad. Uno de cada tres niños tiene exceso de peso, y en ciudades como Lima esta cifra puede llegar al 40%. La OMS señaló recientemente que, por primera vez, el sobrepeso y la obesidad superan a la desnutrición a nivel mundial. Es una cifra alarmante”, indicó.
“El problema nos está sobrepasando, y no estamos reaccionando. Desde el enfoque pediátrico, es urgente implementar una prevención estructurada. Actualmente, los fondos de salud pública en el Perú se destinan más al tratamiento de enfermedades que a su prevención. Y la prevención no empieza cuando nace el niño, sino desde la gestación”, puntualizó.
Durante la mesa, los participantes también coincidieron en que el componente emocional y psicológico del paciente con obesidad ha sido históricamente desatendido. La Dra. Vento indicó que “muchos pacientes llegan con depresión, baja autoestima y trastornos alimentarios que deben ser identificados y tratados”. En la misma línea, el Dr. Tupayachi remarcó que la ecuación simplista de ‘come menos y haz más ejercicio’ ha fracasado. El abordaje debe ser más complejo y humano, incluyendo centros de estilo de vida y profesionales capacitados para prescribir actividad física sin dañar al paciente”.
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La mesa de diálogo completa está disponible en Facebook y el canal de YouTube del Diario El Comercio. Invitamos al público, profesionales de la salud y tomadores de decisiones a revisar este importante espacio de reflexión y propuestas para enfrentar uno de los mayores desafíos de salud pública en el país.




