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En un año le pasó todo lo que había soñado cuando se fue con su familia a Japón, a terminar su educación. De allí le viene la chapa ‘Samurái’ y de allí, de la cultura nipona, el temple. “Lo que más me sorprendió allá fue cómo tratan a la gente, su educación, la cultura. Eso lo aprendes”, le dijo a DT hace unos meses, tras su experiencia en la Sub 23 de Chemo, la primera buena noticia en su retorno al Perú.
La selección, se ha dicho siempre, gradúa. Es el primer gran filtro. Se había ido a los 15 años, era capitán de Alianza, jugaba Copa Federación. Pero las decisiones de los padres son así, también educan. El regreso a Matute a mediodía del 2023 fue polémico, tras romper su contrato con Comerciantes Unidos, pero sobre todo, ambicioso: si en el equipo en que eres hincha el dueño del vestuario te llama al teléfono personal para decirte que vengas, tienes que ir.
Ya en Alianza, sobre todo este verano copero, Gorosito encontró en él una piedra por pulir. En los primeros entrenamientos le vio pasta de mediocampista, una función que Pipo respiró en 20 años de carrera por el mundo y una zona del campo donde, prisas del fútbol amarrete que privilegia el cero, cada vez más se definen los partidos. Era ‘4’ y lo puso de ‘6’. El argentino detectó además que era bueno en el anticipo, jugaba siempre para adelante, sabía pegar. Eso le transparentó la estrategia al técnico aliancista, que ubicó a sus dos mejores backs donde lucían –Garcés y Zambrano–, secundó mejor la libertad de Ceppelini y ganó un mixto con proyección en selección y tesorería. Transferkmart, el Wall Street del fútbol, pasó de cotizar en 700 mil euros a doblarle el costo del pase, por si un Fluminense, un Cruz Azul, un River, preguntan: €1,4 millones.

Futuro promisorio
¿Qué es lo mejor que puede pasarle al hoy volante de Alianza? Irse pronto. No estoy seguro de si esperar la oferta millonaria, pero sí el proyecto de un mercado que lo obligue a crecer y reabrir esa puerta cerrada con cantol que parece tapiar los grandes traspasos desde el fútbol peruano. El compacto para ofrecerlo afuera ya está en las redes de Conmebol y tiene highlights notables. La segunda señal también se activó: Alianza se sentó a negociar con Guillermo Zariquiey y firmó una extensión hasta finales del 2028.
Erick Noriega prende la luz. Detrás vienen Juan Pablo Goicochea, Kenyi Cabrera, Paolo Reyna, Diego Romero. Y quizá otros más. Si hay una refundación posible de la selección, mirando el 2030, estos cinco muchachos podrían tener la primera chance. Ellos, seguir ganándosela. Los periodistas, vigilarlos. Los empresarios, colocarlos. Sus familias, protegerlos.