Sábado, Octubre 12

En meses recientes recibimos en el Perú a dos de los más reconocidos economistas de la región. José Antonio Ocampo, ex ministro de Agricultura y de Hacienda de Colombia, ex director de Planeación Nacional, ex director de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, y profesor de la Universidad de Columbia, estuvo en Lima en el marco de los 60 años del Instituto de Estudios Peruanos, y en su presentación destacó que una de las acciones imprescindibles para retomar una senda de crecimiento y el desarrollo económico es que invirtamos en innovación, ciencia y tecnología, en el ecosistema de innovación. Enfatizó que no solo es deseable, sino que es posible de hacer. Ocampo dijo que apostar por la innovación, ciencia y tecnología seguro no resolverá nuestros problemas, pero que, sin ello, estamos condenados a quedarnos atrás.

Poco después en el marco de un evento regional de Credicorp, Ricardo Hausmann, venezolano, catedrático de la Universidad de Harvard, ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, y ex ministro de Planificación de Venezuela, concluyó su intervención destacando que si el Perú quiere retomar una senda de crecimiento sostenido tiene que remontar el rezago que lleva en materia de innovación e investigación en ciencia y tecnología.

Destacó la urgencia de dotar de mayores recursos a las entidades de investigación, a las universidades, y de apoyar a investigadores, inventores y científicos, y la necesidad de que el sector privado se comprometa con la investigación y los centros de innovación.

Ocampo es un economista progresista, de izquierdas, Hausmann es uno de derechas. Ambos, desde perspectivas distintas, concluyeron lo mismo: sin ciencia, tecnología e innovación la llevamos perdida.

La recomendación de estos dos economistas parte de la constatación del tremendo rezago que tenemos en este tema. De acuerdo con el Índice de Innovación Global[1] (GII, por sus siglas en inglés) del 2024 estamos en el puesto 75 (de 133 países); en el componente de productos de conocimiento y nuevas tecnologías estamos en el puesto 95. En nuestra región estamos detrás de Brasil (el que va mejor, puesto 50), Chile, México, Colombia, Uruguay y Costa Rica.

En el Perú destinamos a investigación y desarrollo apenas el 0,16% del PBI, muy por debajo del promedio de la región (0,56%) y demasiado lejos del 3,56% que destinan en Estados Unidos de América al tema.[2]

La propuesta de consenso de estos dos renombrados economistas es algo con lo que, sin duda, todos estamos de acuerdo, y es además algo posible de hacer. Es política, técnica y administrativamente posible, incluso en el adverso contexto actual, pues no requiere de grandes reformas y no es demasiado costoso.

La pregunta es: ¿por qué no lo estamos haciendo?

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