Así como en su momento saludé la existencia de ciertos programas de streaming con temática futbolera conducidos por ex jugadores (La Fe de Cuto, Enfocados, Los titulares de Puchungo), ahora me declaro consumidor habitual de Qué tal Cancha, el espacio que tiene Roberto Martínez desde hace tres meses en YouTube. ¿Qué lo diferencia de sus colegas? Pues, básicamente, el manejo de la conversación o, mejor dicho, la disposición a conversar. Mientras que Guadalupe, La Foquita, Guizasola y otros más discurren con facilidad hacia el chacoteo, poblando cada charla de carcajadas que casi siempre se agradecen, pero a veces no tanto, Martínez opta por lo contrario: dialoga. Hay risas y bromas, sí, pero no se busca el chongo por el chongo. Esa voluntad –hoy casi excéntrica– de dejar hablar al otro, de incitarlo a que cuente algo medianamente interesante, lejos de quitarle frescura al programa, le otorga fluidez.
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Es cierto que por momentos el tono y modulación del ex capitán de la U se acerca al del presentador de los anacrónicos talkshows de televisión (¿influencia de Gisela?), pero sin llegar al acartonamiento o la impostura. El ex capitán de la U posee una saludable mezcla de floro con calle que abona en favor del resultado. No es el gran pillo del barrio, pero está lejos de ser un palomilla de ventana. Además, se le siente igual de cómodo con invitados futbolistas como con los demás (artistas, periodistas, ex novias), como si estuviera no en el sofá de un set, sino en la volante crema de los ochenta y noventa, repartiendo pases largos. Otra diferencia notoria con el resto de ex cracks reinventados como Youtubers: Martínez no parece depender de un libreto, no cuenta con papeles a la mano, le alcanzan el bagaje y la memoria (aunque a veces recurre a la misma anécdota, pero… quién no lo hace).
De todas las conversaciones publicadas, recomiendo cuatro: la inaugural (con el Puma, Nunes y Paolo Maldonado hablando sin filtro); la que tuvo con Uribe; la que tuvo con Balán Gonzáles, y una muy reciente con el Negro Galván. También celebré la charla con Germán Leguía: fue la más divertida clase de historia del fútbol peruano del siglo veinte.
En estos días sin fútbol activo, a la espera de que comience la temporada 2025 para seguir a la U, ver (o más bien escuchar) Qué tal Cancha se ha convertido en un pasatiempo que todo hincha del actual bicampeón debería permitirse explorar.