Jueves, Noviembre 28

Dos de cada 100 personas sufren migraña crónica en todo el mundo.

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Es lógico que los afectados intenten buscar soluciones a sus sufrimientos modificando ciertos hábitos cotidianos.

Sin embargo, hay que ser cautos, porque circulan muchos mitos alrededor de supuestos remedios que a menudo no están avalados por la ciencia.

La migraña crónica se define como una cefalea primaria (dolor de cabeza no causado por otra enfermedad subyacente) con algunas peculiaridades.

Debe cursar durante más de tres meses con 15 días o más de dolor de cabeza cada mes.

De dichos episodios, al menos ocho tienen que presentar características migrañosas y cumplir con ciertos criterios:

Como cabe imaginar, estos síntomas hacen mella en la vida personal, la productividad laboral, el ocio y el bienestar psicológico. Entonces, ¿qué pueden hacer las personas afectadas?

A continuación veremos qué hay de cierto en las creencias populares más arraigadas.

Existe la idea de que hacer ejercicio puede desencadenar un ataque de migraña o empeorar la situación si padecemos uno.

Sin embargo, varios estudios han demostrado que la actividad física reduce el número, la intensidad y la duración de los episodios.

Lo mejor es combinar ejercicio aeróbico (como nadar, caminar o correr) con el ejercicio de fuerza y seguir las siguientes precauciones:

Algunas dietas han sido ampliamente publicitadas como antídotos eficaces contra la migraña sin justificación científica que lo sustente.

Es el caso de la dieta cetogénica (o keto) –alta en grasas y baja en carbohidratos– y los menús bajos en sodio.

Lo que sí se ha demostrado es que ciertos hábitos alimentarios pueden mejorar los síntomas e incluso reducir la frecuencia de los episodios. Entre ellos se encuentran:

Además, es aconsejable no saltarse las comidas, mantenerse hidratado y moderar el consumo de café a una taza al día, ya que esta dosis puede tener un efecto analgésico.

Sí existe evidencia científica de que el déficit de sueño puede incrementar el número e intensidad de los ataques de migraña.

A su vez, esto empeora la calidad del descanso nocturno, lo que acaba creando un círculo vicioso.

Algunas recomendaciones para mantener una adecuada higiene de sueño son:

Al margen de las pseudoterapias, algunas herramientas cuentan con estudios científicos que respaldan su utilidad.

Es el caso de la educación terapéutica y la educación en dolor crónico, que ayudan a entender lo que supone el dolor crónico y ofrecen diferentes estrategias para afrontarlo.

Además, técnicas de relajación como el mindfulness, el yoga y la respiración profunda son capaces de reducir estrés y, por tanto, mejorar la calidad de vida de personas con migraña.

De cualquier forma, consultar con un especialista y confiar en la información basada en la evidencia es siempre la mejor estrategia.

*Paula Cordova Alegre y Beatriz Carpallo Porcar son investigadoras y profesoras en los grados de Fisioterapia y Enfermería en la Universidad San Jorge, en España.

*Daniel Sanjuán Sánchez es fisioterapeuta y profesor investigador en la Facultad de Ciencias de la Salud también de la Universidad San Jorge.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.

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