
Tras la primera visión de negocio y la definición del producto, estos son los pasos a seguir para llevar
el boceto hasta la realidad empresarial.
Jobs y Wozniak en un garaje, Mark Zuckerberg en la universidad… Las grandes historias del éxito
empresarial empezaron con un simple concepto que sus ideadores supieron llevar a la
realidad.
La
creación de un negocio puede ser un proceso apasionante, aunque temido. Lograrlo
implica una
planificación cuidadosa, desde la concepción de esa brillante idea que resuelva alguna
necesidad del
mercado o aproveche una oportunidad no descubierta, hasta la consolidación de la misma en una
empresa en
pleno funcionamiento.
A partir de entonces, llegan los desafíos. Se requiere de una planificación sólida,
asumir
riesgos y
perseverancia para afrontar los inevitables obstáculos en el camino. Los pasos cruciales en la creación
de una empresa empiezan con la investigación del mercado y la elaboración de un plan de negocios, para
pasar a la obtención de financiación y, finalmente, al deseado lanzamiento del
producto.
Todo ello sin olvidar la importancia del entorno y las personas que te rodean durante el proceso, ya que
es esencial la ayuda y el asesoramiento de expertos, así como tener en cuenta el
feedback de
los
clientes. En definitiva, un aprendizaje continuo a medida que las ideas van tomando
forma y
transformándose para convertirse en un negocio en crecimiento.


¿Qué es un MVP?
El MVP (Minimum Viable Product) o producto mínimo viable es una versión
preliminar del
producto o
servicio, con las funcionalidades más básicas, que se desarrolla para obtener las primeras
valoraciones
de los clientes y probar su viabilidad en el mercado, antes de invertir mayores recursos en su
desarrollo.
¿Qué es un early adopter?
Los early adopter o usuarios pioneros son muy importantes durante las
primeras etapas de
una
empresa. Son personas que se encuentran en la búsqueda constante de productos innovadores
(representan en torno al 13% del mercado), por lo que son los primeros en
convertirse en
consumidores.
Empresa vs. start-up
En la actualidad, cuando se habla de emprendimiento la conversación se dirige, inevitablemente, hacia
las start-ups. Pero, ¿cuál es la diferencia entre una empresa y una start-up? La principal es que las
empresas, aunque puedan partir de una idea original, se estructuran para ejecutar un modelo de
negocio
ya existente, mientras que las start-up se diseñan precisamente para explorar nuevos
modelos.
Además,
las empresas emergentes suelen ser más jóvenes y están enfocadas en la innovación.
En ambas, el proceso de creación del negocio es similar, sin embargo, el crecimiento de las start-ups
tiene algunas peculiaridades derivadas de su naturaleza innovadora y tecnológica. Esto
es
notable sobre
todo en las primeras fases, ya que se trata de productos que inicialmente tienen grandes costes
de
desarrollo, aunque su escalabilidad posterior es mucho más rápida y amplia que en los modelos
tradicionales.
Apoyo de las entidades financieras al emprendimiento
Las grandes entidades financieras son uno de los principales apoyos al emprendimiento,
ya que su
financiación permite a las empresas escalar y avanzar más allá de una simple idea. Banco Santander es
uno de los bancos más destacados en este ámbito en nuestro país, ya que dispone de multitud de líneas de
financiación y otros programas especializados en emprendimiento y start-ups.
La entidad financiera, de hecho, cuenta con Santander X, una de sus iniciativas más
conocidas y sin
ánimo de lucro creada para apoyar a emprendedores, start-ups y estudiantes en su viaje empresarial.
¿Cómo? La plataforma ofrece
cursos, eventos, programas de
aceleración y financiación, mentorías y
multitud de recursos para fomentar el espíritu emprendedor. Adaptándose a todo tipo de
proyectos, ofrece
continuamente convocatorias que se adaptan a empresas emergentes en cualquiera de sus etapas.