El decano de la Facultad de medicina de La Plata (UNLP) consiguió este viernes la reelección por un nuevo período luego de ofrecer una extraña “concesión”: se comprometió con los alumnos –y por escrito- a retomar la presencialidad en el dictado de clases que sigue suspendido en más del 80% de las cátedras, desde que comenzó la cuarentena por Covid.
De esta manera, el médico Juan Angel Basualdo Farjat podrá seguir a cargo de la unidad académica por el período 2022-2026. La sesión del Consejo Directivo se realizó en pleno feriado de Viernes Santo porque habían fracasado dos intentos anteriores, el lunes y el miércoles pasado.
Medicina mantiene las aulas y pasillos del edificio construido en uno de los laterales del Bosque platense, desde el 20 de marzo de 2020, cuando un DNU del Gobierno dispuso el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO) como medida de prevención ante la pandemia que amenazaba al mundo.
Dos años y un mes después, aunque las restricciones en todas las actividades se levantaron en todos los niveles educativos y hasta es optativo el uso de barbijo o tapabocas en escuelas primarias y secundarias de la provincia, Medicina mantiene aforo del 50% en los salones. Sólo habilitó prácticas en las cátedras “clínicas”. Y únicamente para los trabajos prácticos.
La situación provocó reclamos y planteos de estudiantes y docentes. Y se reflejó en las urnas: el decanato perdió con su lista en graduados y tuvo 40% de votos en blanco en docentes. La agrupación estudiantil que acompaña a la conducción perdió más de 1.500 votos con relación a la última compulsa y casi se queda sin el Centro de Estudiantes.
Juan Basualdo Farjat, decano de Medicina de La Plata. Foto: Mauricio Nievas
Por eso impusieron un “Pliego de Condiciones” para apoyar a Basualdo en su reelección. El miércoles después de la segunda sesión fallida, el decano –ahora reelegido- firmó un acta en el que se comprometió a cumplir ese listado de demandas.
Según el documento al que accedió Clarín, incluye exigencias de todos los sectores de la facultad: los alumnos piden clases cara a cara con los profesores; se quejan por la “falta de personal docente y de aulas” asignadas para las comisiones.
En un tramo del documento, los representantes del claustro estudiantil le dicen a los directivos de la facultad: “Estamos preocupados por cómo afectará en nuestra formación como futuros profesionales de la salud “, el régimen de virtualidad que se mantuvo en 2020 y 2021.
La Facultad de Medicina de la UNLP, sin clases presenciales.
Y que hasta ahora se mantiene para 2022: virtualidad en todas las materias de las carreras de Nutrición, Obstetricia y Enfermería. Al menos el primer cuatrimestre. También en la mayoría de las materias de Medicina, con excepción de las “clínicas”.
“Tenemos la obligación, responsabilidad y vocación de recuperar los saberes perdidos, generar habilidades y destrezas, saber cómo realizar una anamnesis, maniobras semiológicas y generar vínculos profesional-paciente”, le piden los estudiantes al decano.
Con el acuerdo firmado, los representantes del alumnado se sentaron en el consejo y votaron por Basualdo. Ese aval, más los 7 docentes y un no docente, le permitieron acceder al segundo mandato. El estatuto obliga a contar con dos tercios del total (son 16 consejeros) para ser reelegido. Y mayoría simple (9 votos) para quien se postula por primera vez.
Pasillos casi desiertos en la Facultad de Medicina de la UNLP.
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) tiene 17 facultades, 110 mil matriculados y más de 100 carreras de grado. Todas están funcionando –como mínimo- con formato “bimodal”. “La tendencia en toda la universidad es regularizar todas las actividades”, sostienen en el Rectorado. Más de 80 mil jóvenes hacen bulla y asisten a las aulas de las sedes universitarias. Excepto aspirantes a médicos, enfermeros, nutricionistas y obstetras. Ellos siguen –todavía- con la virtualidad.
El volantazo
La facultad configuró un brusco volantazo en su régimen de admisión. Hasta 2015, accedían a primer año entre 350 y 500 estudiantes por año, porque había un severo curso de ingreso restrictivo. Con un severo examen general después de un curso de dos meses, quedaban excluidos por lo menos el 70% de los aspirantes.
Eran los reconocidos “bochazos masivos de Medicina”. Ese sistema quedó suspendido en diciembre de 2015 y dos años después las autoridades que manejaron la unidad académica por más de 20 años fueron desplazadas por un armado político con apoyo de sectores peronistas encabezado por Basualdo.
Entonces, se pasó a un acceso de 5.700 alumnos en 2018; 6.800 en 2019; 8.100 en 2020 y 8.300 en 2021. La Facultad se tuvo que adaptar con un notable incremento de docentes (para los primeros años) y nuevos acuerdos con autoridades asistenciales para la formación hospitalaria sobre el final de la carrera.
“La infraestructura estaba preparada para 400-600 por año y ahora se anotaron más de 8.000”, es uno de los argumentos oficiales. Los problemas de capacidad edilicia están incluidos en el “pliego” que firmó el nuevo decano por exigencia de los alumnos.
“Necesitamos el uso del 100% de las sedes, de los espacios áulicos, sin aforo, y en todas las bandas horarias. Necesitamos ampliación del equipamiento de las cátedras y con mismo acceso para todas las carreras”, escribieron en el listado.
El cumplimiento sería inminente. En el centro estudiantil creen que el 26 de abril, cuando está previsto reanudar el ciclo lectivo de segundo año en adelante, ya se cumpliría con las exigencias.
En el decanato no explicaron cómo lo harían. Tampoco por qué mantuvieron la institución educativa cerrada casi como en la etapa más severa de la cuarentena por coronavirus.
La Plata (Corresponsalía)
PS