“¿Es justo que una mujer inteligente y culta, perfectamente consciente de sus deberes y de sus derechos, no pueda ejercer la ciudadanía, por el solo hecho de ser mujer, mientras que sus servidores, incapaces de hacer todo lo que ella hace por la fuerza de su inteligencia y las condiciones morales en la que vive, puedan acudir a las ánforas que a ella le están vetadas? Lo que se trata es que deje de considerársele, como a niña ingenua, y se le declare capacitada para todo lo que en iguales condiciones puede hacer el hombre”, escribió.
¡Gracias por suscribirte a Desde la Redacción!
Tu inscripción ha sido confirmada. Recibirás nuestro newsletter en tu correo electrónico. ¡Esperamos que disfrutes del contenido!
«,t.textContent=n,t.classList.replace(«cutter-nl__button–premium»,»cutter-nl__button–subscribed»)):(i.innerHTML=»
Lamentamos verte partir.
Tu suscripción ha sido cancelada y ya no recibirás más nuestro newsletter en tu correo electrónico. Si cambias de opinión, siempre serás bienvenido de nuevo.
¡Gracias por habernos acompañado!
«,t.textContent=s,t.classList.replace(«cutter-nl__button–subscribed»,»cutter-nl__button–premium»)),t.disabled=!1}),3e3):(window.tp.template.show({templateId:»OTFEJQDCHMFK»,displayMode:»modal»,showCloseButton:»true»}),setTimeout((()=>{t.disabled=!1,t.textContent=l}),3e3))}catch(e){console.log(«ERROR AL SUSCRIBIRSE O DESUSCRIBIRSE: «,e)}}))}else window.tp.pianoId.init({display:»modal»,loggedIn:function(e){const{firstName:t,lastName:s}=e.user||{}}}),t.addEventListener(«click»,(()=>{window.tp?.pianoId?.show({screen:»login»})}))}])}))}));const closeSubscribeModal=()=>{document.getElementById(«subscribe-modal»).innerHTML=»»};
Newsletter exclusivo para suscriptores
Casi cien años más tarde, ninguna mujer ha sido electa como presidenta del Perú. En toda la historia, solo dos se pusieron la banda presidencial, ninguna por elección popular. La primera fue Mercedes Araoz, por apenas unas horas y fallidamente, cuando juramentó como “presidenta en funciones” en medio de la disolución del Congreso anunciada por Martín Vizcarra. La segunda fue Dina Boluarte, quien asumió tras el frustrado golpe de Estado de Pedro Castillo y cuya gestión terminó con una demoledora desaprobación de 95% en medio de crisis de corrupción e inseguridad ciudadana.
Desde que las mujeres obtuvieron el derecho a votar y ser votadas en 1955, hasta que una postuló a la presidencia pasaron 35 años. En 1990, Dora Narrea, candidata por la Unión Nacional Odriista (UNO), fue la primera mujer en presentarse como aspirante al máximo cargo del Estado. En aquel entonces, su candidatura solo alcanzó el 0.3% de los votos. En las siguientes elecciones, en 1995, se presentaría como candidata a Palacio Mercedes Cabanillas, del Partido Aprista Peruano, alcanzando un poco más del 4% de los votos.
Desde entonces, todas las elecciones presidenciales menos la del año 2000 tuvieron a mujeres como candidatas. Estas, sin embargo, han representado, en promedio, solo el 12% del total de las candidaturas. En total, solo 11 mujeres han sido candidatas a la Presidencia, tres de ellas en más de una ocasión: Lourdes Flores y Verónika Mendoza, dos veces cada una, y Keiko Fujimori, quien lo intentará por cuarta vez en el 2026.
En las elecciones generales de 2026, cuatro mujeres tentarán el sillón presidencial: Keiko Fujimori (Fuerza Popular), Fiorella Molinelli (Alianza Fuerza y Libertad), Marisol Pérez Tello (Primero La Gente) y Rosario Fernández (Un Camino Diferente). Este es el mayor número de candidatas mujeres a la presidencia que se ha registrado en la historia del Perú. Sin embargo, representa solo el 11% del total de 36 candidatos, una proporción menor a la alcanzada en procesos electorales anteriores.
La brecha también se ve a nivel de candidaturas a la vicepresidencia. El pasado 23 de diciembre venció el plazo para que las organizaciones políticas inscriban sus fórmulas presidenciales. Aunque la alternancia fue eliminada, la ley exige que todas las fórmulas presidenciales tengan candidatos de ambos sexos: o dos hombres y una mujer, o dos mujeres y un hombre.
De las 36 planchas registradas, solo cinco –el 14%– tienen más mujeres que hombres en sus planchas. Estas pertenecen a Fuerza y Libertad, Juntos por el Perú, Fe en el Perú, Cooperación Popular y Un Camino Diferente.
Por otro lado, el único cargo de la fórmula presidencial en que se inscribieron más mujeres que hombres fue la segunda vicepresidencia (56% de mujeres).
Pocas, pero competitivas
Desde 1827, solo ha habido 16 candidatas mujeres a la presidencia, frente a 222 candidatos hombres. La cifra, sin embargo, debe leerse en contexto: la participación femenina en las elecciones recién se legalizó en 1995, a través de La Ley N° 12391, luego de casi 130 años de historia electoral en el país.
Además, debido a la inestabilidad política del siglo XIX y gran parte del XX, la frecuencia electoral era considerablemente mayor. Entre 1827 y 1990 hubo 34 elecciones presidenciales, sumando efectivas y anuladas. Por el contrario, desde que se permitió la participación electoral de las mujeres, se realizaron solo 14.
Además, en el Perú, este derecho llegó tarde: fue el penúltimo país de la región en conseguirlo, después de Paraguay, tras años de lucha y decretos ignorados. Las peruanas de la época lograron ejercerlo recién en las elecciones presidenciales de 1956. Aquella vez votaron, pero no se postularon.
Sin embargo, a pesar del bajo número de mujeres en las elecciones presidenciales, los datos muestran que son altamente competitivas, alcanzando igual o mejor rendimiento que los candidatos hombres durante la primera vuelta electoral. De hecho, desde 1995, todas las elecciones presidenciales con participación femenina tuvieron a una mujer entre los candidatos más votados en la primera vuelta. Solo Keiko Fujimori ha participado en la segunda vuelta electoral, en tres ocasiones distintas.
Lourdes Flores Nano, del Partido Popular Cristiano, postuló a la presidencia en dos oportunidades y en ambas se ubicó como la tercera candidata más votada. En el 2001 alcanzó el 24,3% de los votos válidos, menos de dos puntos menos que Alan García Pérez, quien pasó a segunda vuelta junto a Alejandro Toledo, la superó por más de 12 puntos. En el 2006 obtuvo un 23,8%, alcanzando nuevamente el tercer lugar.
En la siguiente elección presidencial, en 2011, Keiko Fujimori se postuló por primera vez. Fue la segunda candidata más votada, luego de Ollanta Humala, quien venció en el balotaje.
Las elecciones del 2016 trajeron consigo un caso excepcional en la política del Perú. Con cerca de 40% de votos válidos, Fujimori –en su segundo intento– superó al candidato hombre más votado, Pedro Pablo Kuczynski, por casi 14 puntos porcentuales. Por primera vez, una mujer lideraba la contienda en primera vuelta.
Por su parte, Verónika Mendoza (Frente Amplio) obtuvo cerca del 20% y se ubicó en tercer lugar de la contienda, apenas unos puntos por debajo de Kuczynski, quien resultó finalmente ganador en la segunda vuelta.
Barreras, miedos y retos pendientes
Las causas de esta brecha son múltiples. Para la representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el Perú, Alissar Chaker, aún existen barreras estructurales que dificultan la participación política de las mujeres. Según la experta, estas limitaciones se reflejan en patrones culturales, como estereotipos y los roles de género, desincentivos para la carrera política.
Pero no es un fenómeno aislado del Perú. Según un informe del PNUD que recoge datos de 80 países y territorios, cerca de la mitad de las personas en el mundo creen que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres. Por ello, Chaker considera que el incentivo de impulsar candidaturas femeninas debe venir, también, de los mismos partidos políticos.
“Sigue siendo responsabilidad de las agrupaciones políticas fomentar los liderazgos femeninos internos y colocarlos en los primeros puestos de sus listas; sin embargo, vemos que queda mucho por hacer en ese sentido”, señala.
Otro factor que condiciona la participación electoral de las mujeres, según Chaker, es la violencia política, que se traduce de manera particular en las mujeres, con agresiones no solo las afectan de manera individual, sino que generan impacto en su entorno familiar y comunitario.
“La violencia contra las mujeres en política se manifiesta en ataques personales, se cuestiona a las mujeres por su identidad, sus cuerpos, familias, sexualidad, de forma diferenciada que ocurre con los hombres”, señala el informe de PNUD.
En el estudio “Prevenir la violencia digital contra las mujeres en Iberoamérica”, publicado en el 2025 por el PNUD, se identificaron cinco patrones de acoso político digital contra las mujeres: la subestimación de sus capacidades, los ataques por afiliación política, los comentarios alusivos al cuerpo y la sexualidad, las agresiones basadas en la identidad y las amenazas directas contra su seguridad.
Según datos de ONU Mujeres, este contexto ha llevado a que el 80% de las mujeres con presencia pública en redes sociales limite su participación, mientras que el 40% prefiere no opinar por temor a sufrir violencia digital.
En el Perú, el Jurado Nacional de Elecciones reportó que el 68% de las candidatas que lideraron listas en las elecciones del 2021 fueron víctimas de acoso político durante la campaña. Además, el 50% de las postulantes al Congreso entre el 2020 y el 2021 declaró haberlo sufrido a lo largo de su trayectoria, según la Dirección Nacional de Educación y Formación Cívica Ciudadana de la entidad electoral.














