Es positivo para el país haber concretado la organización del APEC y ponernos en una vitrina de escala global. Los funcionarios públicos y líderes del sector privado que estuvieron involucrados en la organización merecen un reconocimiento, pues han podido sacar adelante la cumbre más allá de todas nuestras debilidades institucionales.
No tengo duda de que el Perú tiene que estar en la agenda global y me parece exagerado decir que APEC no sirve. El foro no está pensado para que resolvamos nuestros problemas estructurales, esa tarea nos toca a nosotros.
Es importante que uno de los principales objetivos haya sido conectar a las autoridades estatales con el sector privado. Los intereses de unos y otros pueden estar alineados en muchos temas. La mejor receta contra la pobreza es el crecimiento económico y para eso se necesita que las empresas generen valor y el Estado les dé las condiciones para que cumplan esa tarea. Por supuesto que el tema debe manejarse con transparencia y siempre poniendo el interés ciudadano por delante.
Pese a la incompetencia del Gobierno, seguimos teniendo la posibilidad de jugar el partido global y recibir inversiones. Es cierto que nuestra inestabilidad política e incertidumbre sobre el futuro nos vuelven cada vez menos atractivos, pero no por eso vamos a dejar de empujar el barco hacia adelante, como se pueda.
El Perú sigue teniendo chances por la fuerza de nuestros emprendedores (formales e informales) y empresarios. Estamos acostumbrados a avanzar a pesar del Estado y sus trabas. Es claro que debemos mejorar en todos los campos, pues las famosas “cuerdas separadas” entre la política y la economía se están empezando a acercar.
La presidenta Dina Boluarte tiene un mensaje pro inversión y pro empresa. Insisto, solo un “mensaje” porque, en la realidad, acciones como las tomadas con Petro-Perú evidencian que lo de la mandataria y compañía es más retórica que realidad.
Antes del inicio de la cumbre, el ministro de Relaciones Exteriores, Elmer Schialer, declaró en “Punto final” (Latina) que semanas atrás la mandataria pidió al Gabinete ponerse en “modo APEC”. Según Schialer, ese modo implicaba que “todo aquello que se haga, desde todos los sectores, es (sea) para ayudar a que el Perú muestre su mejor cara”.
La periodista Mónica Delta reaccionó de inmediato diciéndole que “ojalá mostráramos el modo Perú todo el año, no solamente APEC”. Evidentemente, el ministro estuvo de acuerdo con el atinado comentario (no le quedaba otra).
No veo problema con tratar de mostrar una mejor cara cuando se reciben visitas (aunque mandar a los estudiantes y funcionarios a casa es imperdonable), es parte de la dinámica de estas cumbres y también de la social.
El problema es que el Gobierno no se pone en modo de nada nunca. No hay “modo Perú”, “lucha contra la inseguridad”, “contra la pobreza” ni nada. Quizás el único claro es el “modo sobrevivir” hasta el 2026. Nuestras estructuras aguantan, pero la corrosión empieza a hacer lo suyo.