
A partir de su décimo aniversario, los hits de Miranda! van de la mitad del show hacia el final. Lo que diferencia cada uno de sus conciertos es el orden en que aparecen, aunque “Don” y “Romix” siempre forman parte del cierre. Ni Arequipa ni Lima fueron la excepción. Luego de una hora y media de pop en su máxima expresión, el Anfiteatro del Parque de la Exposición se rindió ante el dúo argentino, que consiguió un inesperado sold out la noche del sábado.
Mucho antes de subirse al escenario, antes de sus crear éxitos musicales, Ale Sergi escoge con cuidado un disco de vinilo, lo monta en el tornamesa y lo decodifica paso a paso: la voz, la letra, el ritmo que impulsa el tema. Es un melómano autonombrado. Luego realiza los recortes, se captura el sonido y se incluye —o inspira— en ellos para crear los temas que, muchos años después, a las 9:00 p.m. en Lima, provocan los gritos de euforia de cuatro mil peruanos.
Las luces se encienden dejando ver dos percheros, dos espejos y dos figuras vestidas de dorado con lentes oscuros marcando el ritmo. La música empieza y sus pasos de baile contagian a un público que agita barras luminiscentes y globos que llenan de color el recinto.
Inspirados en los shows donde la música es parte de un todo, la propuesta de Miranda! es semiteatral, con una narrativa no lineal que mantiene una sola constante: que la fiesta no termine. Los pasos de baile improvisados aparecen, cada vez más frenéticos, mientras el público los sigue como puede, de pie.

Tras tres canciones que encienden a su público —de diversas edades— aparecen los temas de su último álbum, Hotel Miranda, y con ellos las voces de sus colaboradores, que acompañan digitalmente este concierto: Emilia Mernes, Conociendo Rusia, Tini y Nicki Nicole. Se apagan las luces, se quitan las gabardinas y regresan con unos ponchos negros con bordes blancos. La pantalla vuelve a iluminarse.
El dúo se hace muecas, se mira con indiferencia, presenta una pequeña performance de pelea e inicia el tema “Por ese hombre”, cover del clásico de Pimpinela, interpretado por Abraham Mateo en su versión salsa pop. Termina el tema y en la pantalla aparece la cara de un viejo conocido: Andrés Calamaro marca el tempo, dice las palabras precisas de “Tu misterioso alguien” y la fiesta no para.

Los carteles se alzan cada vez más alto, los gritos aumentan, y los pasos se hacen más erráticos. “¡Miranda está en la casa, bebé! ¡Baila, baila!”, grita Sergi, quien salta y se mueve por todo el escenario, señalando gente al azar, mandando besos, intentando descifrar a lo lejos algunos carteles.
Juliana Gattas suelta rápidamente un escueto: “Te amo, Lima”, y empiezan los primeros acordes de “Perfecta”, uno de los temas más esperados de la noche. Ellos bailan, el público replica. Ellos saltan, el público salta. Ellos corean, y el público canta por entero la letra. La fórmula pop pura de Miranda! encandila también a algunos vendedores, y no hay guardia que no mueva el pie marcando el ritmo.

Continúan otras cinco canciones movidas. Algunos globos desaparecieron para dar paso a latas de cerveza, las casacas ahora descansan sobre los asientos y la fiesta sigue, mostrando los últimos atisbos de ese calor de verano limeño que da paso al viento frío que recorre las zonas altas del anfiteatro. “¿Ya se cansaron, Lima?”, desafía Sergi, quien no se detiene: salta, se agacha y baila como si los más de veinte años de la agrupación —tema del que no les gusta hablar— no cobraran lo suyo después de tantas giras.
Micrófono en el cinturón, Sergi levanta su casaca girándola en el aire y todo vuelve a apagarse. Un planeta rojo aparece; no hay cambio de ropa, solo su traje negro que se cubre por los cambios de vestuario. “Plutón”, tema elaborado junto a Vicentico, empieza. Las luces de los celulares reemplazan las barras luminiscentes, el baile cede a los abrazos y a algunas lágrimas.

“…Lo que nos está pasando / El hechizo de Plutón / Nos controlan los planetas a los dos…”. Concluye el tema, y reaparecen con una casaca con moños celestes y rojos. Su público no se queda atrás, algunos visten trajes verdes, otros se visten de grandes pompones amarillos o llevan gabardinas con patrones distintivos.
La fiesta pop continúa con más temas animados de su repertorio. Viene otro cambio de vestuario: uno plateado brillante, al que le suman bufandas o lentes de corazones. Una cortina de humo se alza y se despiden, no sin antes soltar: “Ahora es cuando nos vamos de mentira y volvemos”.

La gran fiesta de Miranda! concluye con el tema “Don”, manteniendo el mismo tono de aquellos años en que el video original se encontraba en un YouTube de calidad cuestionable. Lo que cambió fue la nueva versión junto a Ca7riel —que no cantaron esta vez— y la imposibilidad de que canten “¡Es la guitarra de Lolo!”, dejando esa labor a la pista y al público, que corea ese himno como cereza sobre un pastel hecho de pop, baile y extravagancia.